El conservador Partido Popular ganó el domingo las elecciones generales de España pero no logró el margen necesario para noquear al gobierno de coalición encabezado por el socialista Pedro Sánchez, lo que abre un periodo de incertidumbre y negociaciones que podría derivar en un bloqueo político y la convocatoria de nuevos comicios.
Con el 99,99% de las boletas contabilizadas, los dos principales partidos afianzaban su posición dominante en el parlamento, aunque no alcanzaban los 176 escaños que otorgan la mayoría. Tanto el popular Alberto Núñez Feijóo como Sánchez presentaron de inmediato sus credenciales para liderar el nuevo gobierno, al que deberán llegar por medio de complicadas coaliciones.
Feijóo hizo valer los 136 escaños del PP — 47 más que en las últimas generales de 2019 — para reclamar el derecho a iniciar las negociaciones.
«Hemos ganado las elecciones. Nos corresponde intentar formar gobierno, como siempre ha ocurrido en la democracia española”, manifestó el candidato conservador desde el balcón de la sede del PP en el centro de Madrid, donde celebró el resultado con los militantes y otras figuras destacadas de la formación entre un mar de banderas de España.
“Creo que mi deber es abrir el diálogo para liderar desde el primer minuto ese diálogo (…) creo que es una petición legítima, democrática e imprescindible”, añadió Feijóo. “Le pido al Partido Socialista expresamente y al resto de fuerzas políticas que no bloqueen el gobierno una vez más”.
El PSOE fue el segundo partido más votado con 122 representantes, dos más que hace cuatro años, a pesar del desgaste de una legislatura que arrancó con la pandemia del COVID-19 y estuvo marcada por una desaceleración económica impulsada por la inflación y agravada por la invasión rusa de Ucrania.
“España ha sido bien clara. España y todos sus ciudadanos que han votado han sido meridiana y rotundamente claros. El bloque evolucionista de retroceso, que planteaba una derogación total de todos los avances que hemos logrado durante estos últimos cuatro años, ha fracasado”, dijo un pletórico Sánchez ante sus seguidores en Madrid.
La formación de ultraderecha Vox repetía como la tercera fuerza en el parlamento con 33 escaños tras sufrir un importante revés con respecto a los 52 que tenía. Su líder, Santiago Abascal, dijo que el resultado de los socialistas era una “muy mala noticia para muchos españoles”.
“Pedro Sánchez, aún perdiendo las elecciones, puede bloquear una investidura (de Feijóo) y peor aún, Pedro Sánchez podría incluso ser investido con el apoyo del comunismo, del separatismo golpista y del terrorismo, ahora con mucha más capacidad de chantaje que en la anterior legislatura”, apuntó.
El nuevo movimiento de izquierdas Sumar, que aglutina a 15 formaciones más pequeñas —entre ellas Unidas Podemos, el socio minoritario de la coalición con la que ha gobernado Sánchez— obtuvo 31 diputados.
“Había gente que estaba muy preocupada en nuestro país y hoy creo que la gente va a dormir más tranquila”, afirmó Yolanda Díaz, ministra de Trabajo en funciones, que lideraba las listas de Sumar. “La democracia hoy ha ganado y la democracia sale fortalecida”.
En este escenario, Sánchez tendría más aliados a los que recurrir para forjar una coalición de amplio espectro, en la que entrarían en juego partidos nacionalistas e independentistas vascos y catalanes. El bloque que respaldaría a la izquierda sumaría 172 escaños, frente a los 170 con los que contaría la derecha.
“Ha sido una victoria pírrica del PP, que no puede gobernar y sufre por los pactos con Vox. Feijóo sabe que Vox invalida cualquier apoyo necesario (para gobernar), como el del PNV”, dijo Verónica Fumanal, politóloga y presidenta de la Asociación de Comunicación Política. «Se ha producido un empate técnico, no sólo entre los principales partidos a izquierda y derecha, sino entre los dos partidos minoritarios”.
La fragmentación del voto podría dar al partido independentista catalán Junts, con siete diputados, la llave de un posible gobierno de Sánchez.
“No haremos presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada”, dijo Miriam Nogueras, líder de la formación, en la noche electoral. Junts es el partido de Carles Puigdemont, el expresidente regional catalán y legislador europeo considerado un prófugo en España tras el fallido intento secesionista de 2017.
Si las negociaciones fracasan, el bloqueo político podría derivar en la convocatoria de nuevas elecciones a final de año.
“Lo más probable es una situación de bloqueo y eso es un desastre para el país» justo después de asumir la presidencia rotatoria de la Unión Europea, indicó Manuel Mostaza, director de políticas públicas de la consultora española Atrevia.
Sánchez, con un historial de victorias electorales contra pronóstico a sus espaldas, podría sumar una más a su cuenta. Tras la contundente derrota de los socialistas en los comicios municipales y regionales de mayo, Sánchez adelantó las elecciones previstas para diciembre en una decisión que sorprendió a sus rivales políticos.
“Sánchez ha aguantado mejor de lo que parecía. El PP ha sido víctima de sus expectativas y los socialistas han sabido capitalizar el miedo a la llegada de Vox. Adelantar las elecciones ha resultado ser una decisión acertada para Pedro Sánchez”, agregó Mostaza.
Si la coalición conservadora prospera, abriría la puerta del gobierno a la ultraderecha por primera vez desde el final de la dictadura de Francisco Franco en 1975.
Esta opción supondría el giro a la derecha de otro socio de la Unión Europea, tras los vistos recientemente en Suecia, Finlandia e Italia. Países como Alemania y Francia están preocupados por lo que podría suponer ese giro en la política migratoria y ambiental de la UE. Los dos principales partidos de izquierda de España están a favor de la cooperación europea, y lo mismo ocurre con el PP, mientras que Vox está en contra.
El nuevo Congreso de los Diputados se reunirá en un mes. El rey Felipe VI nombrará entonces a uno de los líderes para que se someta a una votación parlamentaria para formar gobierno. Los legisladores tienen un plazo máximo de tres meses para llegar a un acuerdo, o de lo contrario se convocarían nuevas elecciones.
En la cámara alta, donde se elegían 208 senadores, el Partido Popular obtuvo una contundente mayoría con 120 representantes, seguido del PSOE, con 72, y de una coalición independentista de izquierdas, que tendrá siete.