Tony Bennett, el eminente y atemporal intérprete cuya consagración al cancionero clásico estadounidense y capacidad para crear nuevos éxitos como “I Left My Heart In San Francisco” floreció en una carrera de décadas que le valió la admiración de artistas desde Frank Sinatra hasta Lady Gaga, murió este viernes. Tenía 96 años y estaba a dos semanas de su cumpleaños.
Su publicista Sylvia Weiner confirmó el deceso a The Associated Press y dijo que Bennett murió en su ciudad natal de Nueva York. No hubo una causa específica, pero le habían diagnosticado Alzhéimer en 2016.
El último de los grandes cantantes de salón de mediados del siglo XX, Bennett solía decir que la ambición de su vida era crear “un catálogo de éxitos más que discos de éxitos”. Publicó más de 70 álbumes que le valieron 19 premios Grammy, todos, a excepción de dos, después de cumplir los 60 años. Además, gozaba del afecto profundo y duradero de fans y colegas.
Bennett no contaba su propia historia cuando actuaba; en cambio, dejaba que la música hablara con ayuda de los Gershwin y Cole Porter, Irving Berlin y Jerome Kern. A diferencia de su amigo y mentor Sinatra, interpretaba una canción en lugar de encarnarla. Si su canto y su vida pública carecían del gran dramatismo de Sinatra, Bennett apeló con una manera fácil y cortés y una voz inusualmente rica y duradera: “Un tenor que canta como un barítono”, se describía a sí mismo, lo que lo convirtió en un maestro al acariciar una balada o alegrar un número más acelerado.
“Disfruto entreteniendo a la audiencia, haciéndoles olvidar sus problemas”, dijo a The Associated Press en 2006. “Creo que la gente… se conmueve si escuchan algo que es sincero y honesto y tal vez tiene un poco de sentido del humor. … Simplemente me gusta hacer que la gente se sienta bien cuando actúo”.
Bennett fue elogiado a menudo por sus colegas, pero nunca de manera más significativa que por lo que dijo Sinatra en una entrevista con la revista Life de 1965: “Para mí, Tony Bennett es el mejor cantante en el negocio. Me emociona cuando lo miro. Él me conmueve. Es el cantante que transmite lo que el compositor tiene en mente, y probablemente un poco más”.
No sólo sobrevivió al auge del rock, sino que aguantó tanto tiempo y tan bien que ganó nuevos seguidores y colaboradores, algunos lo suficientemente jóvenes como para ser sus nietos. En 2014, a los 88 años, Bennett rompió su propio récord como el artista vivo de mayor edad con un álbum en el puesto número 1 de la lista Billboard 200 por “Cheek to Cheek”, su proyecto de duetos con Lady Gaga. Tres años antes, encabezó las listas con “Duets II”, con estrellas contemporáneas como Gaga, Carrie Underwood y Amy Winehouse, en su última grabación de estudio. Su relación con Winehouse quedó plasmada en el documental nominado al Oscar “Amy”, que mostraba a Bennett alentando pacientemente a la joven cantante insegura a través de una interpretación de “Body and Soul”.
Su último álbum, “Love for Sale” de 2021, incluía un dueto con Lady Gaga en la canción principal, “Night and Day” y otras canciones de Porter.