Referirnos a la guerra de Ucrania desde Venezuela puede parecer astronomía política, por la gran distancia geográfica que nos separa de dicho territorio, pero la globalización y el eje de poder donde el socialismo trasnochado nos coloca en la actualidad, deja los intereses nacionales inmiscuidos en un conflicto cuyas implicaciones serán sinónimo de hambruna; ello porque el grano ucraniano fue bombardeado en los puertos marítimos de Odesa, junto con la posibilidad de prorrogar el acuerdo que daba oxígeno ante una inminente crisis alimentaria global.
De igual forma, existe un trasfondo con implicaciones más acentuadas en la manera como vislumbramos los modelos de gobierno con basamento en valores occidentales, hoy en vilo ante bombardeos atroces que Rusia bajo las ordenes de un dictador ejecuta en detrimento del ideario democrático. No existe justificación válida ante dicho escenario porque la guerra hoy librada en suelo ucraniano es un crimen que amenaza los avances políticos de los últimos siglos donde nuestro país ya ha sido rezagado, porque el autoritarismo de Putin se fortalece cuando aquí retrocede la democracia.
Por otra parte, la cumbre CELAC-UE celebrada en Bruselas deja como buen resultado una condena casi unánime a la invasión rusa de Ucrania, donde solo Nicaragua de Ortega se excluyó de dicha condena, porque Cuba y Venezuela si se plegaron a la declaración final hecho notorio que sella de buena medida una victoria diplomática a favor del eje que hoy representa la libertad democrática. Porque en la guerra de las narrativas padecida por todos quienes poseemos redes sociales, un buen argumento conspira en contra de los intereses que hoy hacen la guerra total en contra de poblaciones que no se doblegan ante sus aspiraciones políticas.
En resumen, pensar que desde Venezuela es inútil y sin sentido marcar una posición con respecto a la guerra de Ucrania resulta en una equivocación porque el soft power europeo ha demostrado con la cumbre CELAC-UE que incluso quienes guardan una cercanía directa con el eje totalitario de Putin y Xi Jinping; pueden ser posicionados en dirección opuesta a los mismos. Por tal motivo, los representantes de las ideas democráticas en Venezuela deben expresarse a favor de los valores occidentales y rechazar la invasión rusa de territorio ucraniano; la cual allá se padece en terreno físico entre trincheras enemigas, pero aquí aún se libra sobre terreno digital donde la cadena Sputnik pelea bajo seudónimos diferentes en contra de nuestro futuro democrático.
Finalmente, en la línea de las elecciones primarias pautadas por factores democráticos del país, sería interesante presenciar algunos pronunciamientos de los aspirantes con relación a este conflicto, donde quedaría expuesto el tacto y el olfato político de quienes aspiran a representar lo que hoy está secuestrado para los venezolanos, porque el problema del país necesita un individuo con capacidades prospectivas que además entienda a la globalización como un fenómeno capaz de posicionarlo mañana; en la mira de los ejes con poder que hoy se disputan el futuro del planeta.
Politólogo Eduin Adjunta
@adjunta90