En el cine nos encontramos con excelentes películas que corren el riesgo de la arbitraria descalificación de cierta crítica malsana que contagia al despistado espectador.
Es lo ocurrido con la película norteamericana Lágrimas del Sol en el género bélico estrenada en 2003.
Su argumento gira en torno al rescate de una médico estadounidense en misión de servicio humanitario en un país africano por un comando de la marina de EE.UU.
El escenario es Biafra en el marco de una guerra civil en que es asesinado el presidente de la República, Arthur Azuka para desatarse una brutal ola de violencia por parte de rebeldes que pretenden hacerse del poder. La típica guerra entre etnias en que ha discurrido la historia de África.
El teniente al frente de un comando desobedece la orden superior, decidiendo que los rescatados serán también los pobladores desplazados. Entre estos se encuentra el sucesor del asesinado Jefe de Estado. A éste lo buscan los rebeldes para asesinarlo, lo cual constituye el nudo del guión.
En las guerras, la desconfianza y dudas se apropian de todos. Son, de hecho, las reglas que rigen el demoledor juego. Es lo que ocurre a la médico, quien mantiene en secreto la presencia del heredero de la presidencia de ese país por estar en peligro de muerte. Ese es el punto de diferencia con el teniente quien explota en furia cuando se entera. Pero ambos son pasto de la desconfianza generada por la guerra como medida de seguridad.
El asesinato del infiltrado que pasa información a los rebeldes hace pensar en los dramas de la guerra cuando para sobrevivir algunos traicionan la causa de la mayoría. Cuando éste pregunta qué será de su familia es total la indiferencia del teniente y los otros integrantes del comando. Algo así como que ese no es nuestro problema.
El film cumple cabalmente con el requisito del entretenimiento conjugado con la belleza cultural de un oprimido pueblo en lucha por la libertad, más la rudeza de sentimientos, dolor y violencia humanos. Se le añade su permanente agilidad en la variedad de partes de una película que evita el aburrimiento del espectador. Elementos que lo hacen una obra de calidad pero blanco de la falta de justeza de cierta crítica que ignora los méritos de algunas obras artísticas. En todo momento es palpable el clima de tensión inherente a un film de guerra. El director lo logra mediante el uso de los recursos sonoros de la música y los efectos.
Presenta una serie de méritos que la convierten en una excelente obra cinematográfica. Exhibe una calidad del guión, actuación, dirección de cámaras y una excelente banda sonora que conmueve.
Las actuaciones de Bruce Willis y Mónica Bellucci son impecables. Sobre todo Willis en el papel del duro teniente, que en una de las secuencias se sincera con la médico al admitir con cierto humor que se ha portado mal por su dura conducta, captado por la cámara al enfocar en un íntimo su rostro. Por cierto que Bruce ha sido noticia últimamente por su enfermedad mental. Un hombre endurecido por la guerra que lo ha vuelto incrédulo hasta dudar de Dios.
La fotografía es excelente explorando al máximo el paisaje con sus elementos de la flora y fauna al igual que la cultura nativa. Una prueba de la buena dirección del film.
Ello más un certero guión de la cruda realidad de la guerra cuando en labios del soldado norteamericano expresa fríamente: «Esta no es nuestra guerra”. También el diálogo entre el teniente y el joven sucesor de la presidencia cuando llora la muerte del coronel que lo custodiaba. Es cuando éste le increpa que no llore y sea un hombre.
La filosofía se desliza en su desarrollo cuando también uno de los soldados manifiesta en tono hilarante que “Dios ha abandonado África” en alusión al sacerdote con su discurso de fe en la salvación por las fuerzas divinas.
El reparto lo encabezan Bruce Willis y Mónica Bellucci; director Antoine Fuquie y guión Alex Lasker y Patriker Cirio.
Recomendamos ampliamente esta película, pero la original en inglés, pues advertimos que la versión en español es un verdadero desastre, no es ni la sombra de la primaria al perder su dramatismo. Ello a consecuencia, en gran parte, de otra banda sonora muy floja y sin fuerza que desnaturaliza la obra virginal al tiempo que anula lo dicho en este contenido.
Freddy Torrealba Z.
Twitter:@freddytorreal11
