Trabajo de www.talcualdigital.com
“Expropiar es robar”. La frase dicha por María Corina Machado en 2012 al entonces presidente Hugo Chávez se convirtió en uno de sus hitos políticos. Eran tiempos de sacar 3,7% en las primarias opositoras y de estar “fuera de ranking” según aquel adversario, quien intentó reducirla en la infame metáfora: “águila no caza mosca”.
Una década más tarde la situación es otra. Machado tiene “la primaria en el bolsillo” y la frase es recordada por la gente “de a pie”.
La encuesta Delphos publicada por la Universidad Católica Andrés Bello la ubica hasta 50% por encima de los demás candidatos entre quienes dicen estar “muy seguros” de participar en la primaria. Y la validez de la frase la brinda gente como Arturo, el bombero de una estación de gasolina que atendió a la candidata mientras surtía combustible durante su viaje hacia Barinas la última semana de junio. “A mí me gustó cuando se lo dijo (a Chávez). Yo lo recuerdo”.
Donde puede, María Corina se baja del vehículo. Saluda, pregunta el nombre de las personas, les consulta su situación de vida, a qué se dedican, si tienen hijos, dónde están ellos. Machado, una mujer que lleva más de una década mostrando que porta pantalones largos, ha ido incorporando en esta campaña una noción más femenina a su discurso: la de la madre que tiene a su familia lejos y que, como tantas otras, quiere reunirse en casa con sus hijos.
Y no le falta razón. Venezuela ha visto partir a casi un quinto de su población. “Yo quiero que mis hijos y nietos regresen a su país. Tú eres nuestra esperanza. Me llamo Silvia Santiago y tengo más de la mitad de mi familia fuera del país”, lloró una mujer en Sabaneta de Barinas, que se apiñó frente a la tarima aquella tarde del 29 de junio.
La candidata no puede viajar en avión por Venezuela. Lo tiene impedido por orden gubernamental. Por eso sus giras son recorriendo carreteras. Lo hace en vehículos sencillos, sin caravana. En Cojedes fue ella quien tomó el volante. “A ella le gusta darle duro”, reían sus acompañantes. No es una campaña millonaria, al menos no todavía.
De hecho, en Barinas pasó las noches en hoteles modestos, sin agua caliente, en las mismas condiciones de su equipo de trabajo. Eso contribuye a hacer de su entorno unos aliados férreos. Hay admiración, claro. Pero también compromiso. Los más jóvenes, además, están impulsados por esa inocencia política que los hace sentirse en una misión épica y honesta: muchos nunca han tenido la oportunidad de votar, y no pocos pertenecen a una generación que solo ha conocido al chavismo en el poder.
En sus recorridos por tierra hay tiempo para parar en cada pueblo, en cada alcabala, donde haya personas que se agrupen para saludarla y darle la bienvenida con pancartas caseras, recortes de prensa y la siempre petición de una foto, como pasó en La Acequia.
En Boconoíto la casa de un artesano fue escenario de aplausos y hasta de rezos. “Tu destino es Miraflores, así lo determina Dios”, le dijo el guía espiritual. En algún rincón de Barinas acompañará la oración de un sacerdote católico. Porque a Machado la bendicen y la encomiendan desde distintas religiones y con diferentes amuletos. Ella agradece, recibe, abraza. Da igual si está convencida de lo que le hacen, es parte del realismo mágico rezandero.
Mientras tanto, el equipo regional de Vente Venezuela va haciendo su trabajo, por eso en las carreteras de Barinas han quedado grafitis que anunciaban la visita. Solo tres letras bastan para dejar la marca: MCM.
Durante tres días María Corina Machado recorrió varios municipios de Barinas. En Libertad fue recibida por un centenar de motorizados, como en Sabaneta. En Santa Bárbara y Socopó hubo una cabalgata, con la abanderada guiando un potro hasta la tarima ante los aplausos y sorpresa de quienes la vieron transitar por más de 10 esquinas. Y en la capital del estado subió a la tarima de dos niveles ubicada en la amplia calle Camejo.
Siempre la última cuadra antes del escenario la completó caminando. Es el momento en que la abrazan, la tocan, le cuelgan rosarios, le pasan niños para que los cargue. Muchedumbre que se agolpa para una selfie, y más de un amapuche. “Le han arrancado zarcillos, o le aprietan la cara para ponerle los collares. La gente se vuelve como loca por la emoción”, cuenta Magalli Meda, su jefa de campaña (y la única mujer con tal rol en las primarias).
En todos los casos las multitudes frente a la tarima abarcaban entre media y dos cuadras, dependiendo del ancho de la vía. “Me gustó verla y tomarle su foto”, exclamó a TalCual Vilma Nagri, vecina de Pedraza. “Aquí pocos nos visitan”, dijo Marta Torres en Libertad.
La cabalgata de Socopó parecía ser la actividad más llamativa de la gira, hasta que tocó el turno de Pedraza, donde una caravana de motorizados acompañó a la candidata desde la alcabala que da entrada al poblado hasta la tarima ubicada en el centro, bajo un fuerte aguacero. María Corina casi subida al techo de su camioneta, siempre con capucha, los vecinos empapados tocando cornetas sobre dos ruedas. En las ventanas y locales comerciales los saludos al pasar. Todo un suceso para ese pueblo.
En todos los eventos sus palabras incluyen la esperanza del reencuentro familiar, la denuncia por las condiciones de vida (ante el precario suministro de gas doméstico promete gas directo para todo el país, por ejemplo) y los señalamientos de que el gobierno está tomado por criminales. “Esta es una lucha existencial, del bien contra el mal”, dice a los lugareños allí donde puede. Lo repetirá en cada intervención del resto de la gira.
Porque Machado tiene claro su discurso, bien aprendido, y asesorado. Dura, en promedio entre 10 y 20 minutos. No da vueltas. Claro que hay espacio para la improvisación, y la emoción a veces le domina el verbo. Después su equipo de estrategia le frunce el ceño, si toca.
“El discurso fue bonito y me dejó emocionada. Tenemos esperanza en ella”, reaccionó Amada García en Santa Bárbara. Cuando terminan las palabras suena «Remamos», de Kany García y Natalia Lafourcade. Una pieza optimista pero sin fiesta, muy melancólica:
Por primera vez María Corina encabeza movilizaciones y encuentros populares como los vividos en Sabaneta, Santa Bárbara, Socopó, Pedraza o la capital Barinas; que se han venido repitiendo en distintos poblados del interior del país, alejados de burbujas. Y es primera vez que le toca la difícil tarea de equilibrar sus gestos de indignación con la sonrisa de candidata que busca votos. Se le ve más cómoda con lo primero.
Menos estudiado, eso sí, parece el gesto emocionado, los ojos vidriosos y la voz trémula de conectar con las madres que lloran las ausencias. Cuando son ancianos quienes se quiebran en llanto, el impacto en la dirigente es aún mayor. El temple llanero no aguanta tantas distancias.
Como candidata, María Corina Machado combina dos objetivos: impulsar la lucha “hasta el final” en opositores y despertar una noción de esperanza en quienes sienten que el chavismo ya ganó. Más de 66% del país cree que, dada la situación, lo mejor es luchar –con buena parte de ese porcentaje- que prefiere hacerlo “sin correr muchos riesgos”, dice el estudio de Delphos.
Una vía electoral puede brindar esperanza a un país donde otro 25% cree que lo más idóneo es “quedarse tranquilo y adaptarse” y 8% “irse del país”. ¿Puede Machado convencer a ese tercio de la población de sacudirse la resignación?
Más allá de las multitudes, en las conversaciones casi que individuales con quien la saluda, Machado recibe apoyos y hasta ofrecimientos: algún comerciante le pone su local a la orden para reuniones, por ejemplo. En un parador de carretera otro le aseguraba que cada vez que pasara, allí podía comer. Ese día lo hizo: arepa con pollo para desayunar, con poca masa. Hay que mantenerse en forma pues el camino es largo.
María Corina, como la conoce la gente; Corina le dicen sus más cercanos, siempre lleva algún cambio de ropa a mano. La agenda diaria está llena de actividades, públicas o privadas, y hay que refrescarse. En todas recibe obsequios: obras de arte, poemas, escritos, alguna prenda. “A mí me encantan los sombreros”, le dijo a alguien que le regaló uno tejido. También han comenzado a llegar papelitos y cartas de quienes piden ayudas, desean buenaventura, y se comprometen con su causa.
En Barinas aprovechó de tener un acto en la Casa del Educador, donde se vio la típica diatriba de organización sobre quién debe estar sentado al lado de la candidata, y que según los barineses le confiaron a TalCual tuvo buena asistencia. “Pero no tanto como cuando vino Guaidó con Superlano hace mucho tiempo, que esto se desbordó y tuvieron que poner una pantalla afuera para ver el acto”. En Barinas, en 2023, solo dos candidatos a primarias han visitado: Machado y Carlos Prosperi.
“El mal entró por Barinas y el mal saldrá por Barinas” se repitió varias veces en un estado donde alguna radio comunitaria llegó a calificar a la mujer como “la próxima presidenta de Venezuela”. Sin empacho y en horario matutino. Conatel no había despertado, ¿o sí?
Fue por aquellas tierras que supo que estaba de nuevo inhabilitada. Ni se inmutó. Quizá porque lo veía venir, quizá porque su objetivo está más allá de lo electoral. Lo cierto es que la noticia la supo casi en tiempo real. «El documento de la Contraloría te acusa de un montón de cosas, y hasta de pedir sanciones que causaron la migración», le dijo uno.
«Fíjate que hasta mejor así. Es tan burdo que ni hace falta ponerse a explicar nada», respondió ella. Luego habló en público y calificó la medida gubernamental como «basura», como algo inútil: «el pueblo será quien habilite al próximo presidente del país».
Luego de tres días María Corina cerró su gira con la voz cansada, pero contenta de lo logrado. Un desafío desde el asfalto a la inhabilitación extendida que le acababan de imponer, y la tranquilidad de que –esta vez– no hubo pleito en ninguna alcabala. Un aplauso y un abrazo entre Machado y su equipo cercano en celebración quedó registrado en las fotos que tomaron los agentes del Sebin que nunca dejaron de “escoltarla” supuestamente tratando de pasar desapercibidos en el vehículo Orinoco blanco pintado de taxi, el Corolla rojo y el Toyota gris sin placas que le siguieron la pista hasta pasar Maracay, en su regreso a Caracas.