Nicolás Maduro generó indignación entre organizaciones no gubernamentales y dirigentes opositores al ofrecer ayuda a Uruguay para enfrentar la sequía que afecta a ese país, sin atender la grave crisis de agua que vive Venezuela desde hace años.
El pasado sábado, Maduro dijo que enviaba su «saludo solidario, nuestra oferta de ayuda humilde, modesta, y todo el apoyo al pueblo uruguayo que está pasando por una situación extrema de sequía nunca antes vista».
Sin embargo, según el informe anual de Provea, una reconocida ONG de derechos humanos, en 2022 unos 19,1 millones de venezolanos no contaron con servicio constante y potable de agua. Además, 21,2 millones recibieron agua contaminada y 4,4 no pudieron purificarla.
Por su parte, el activista Eduardo Battistini denunció que el 87% de los venezolanos tienen que almacenar agua porque no les llega con regularidad, según datos del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos.
«Seguro saldrán los defensores de los corruptos del PSUV a decir que las cifras son mentiras, pero si usted busca en internet protestas por el agua en Venezuela conseguirá millones de testimonios», afirmó, en un video publicado en su perfil en Twitter.
La crisis de agua en Venezuela se ha agravado por la falta de inversión y mantenimiento en la infraestructura hidráulica, así como por los constantes cortes eléctricos que afectan el bombeo del líquido. Muchos ciudadanos tienen que recurrir a fuentes alternativas como camiones cisterna, pozos o ríos para abastecerse.
