Cuando las relaciones internacionales son entre los gobiernos pesan mucho más que si se desarrollan entre los países y sus pueblos.
Tal es la opinión del doctor Nelson Valera, exembajador de Venezuela en Suecia y Hungría, además de haber sido funcionario diplomático en Francia, Austria, China, Bulgaria y la hoy desaparecida Unión Soviética.
Al ser entrevistado por El Impulso, manifiesta que el mundo se ha convertido, como dicen los especialistas, en una aldea global. Esto significa que cada vez los países son más dependientes en las relaciones políticas, económicas y en las comunicaciones. Esa es la realidad que se aprecia entre los gobiernos, pero no es la misma realidad entre un pueblo y otro. Lamentablemente, lo que está pasando en Asia Central o Euroasia, o lo que pudiera pasar podría afectar a Latinoamérica o en general a la América.
Relaciones peligrosas
¿Qué nos puede decir en el caso de Venezuela, que ha intensificado relaciones sobre todo con países que tienen conflictos con otros?
En el caso nuestro, posiblemente, nos puede afectar porque nos acerca en lo que concierne a política militar, de guerra o de confrontación porque el gobierno defiende aunque sea de palabras o por los acuerdos que se han hecho para planes de desarrollo, pero de los cuales nada se conoce la verdad verdadera en lo que respecta al contenido de los artículos que se han convenido en lo económico, financiero o comercial, pues existe un velo de secreto.
Nosotros no tenemos por qué jugar en los conflictos que se puedan presentar entre unos países y otros. No tenemos por qué enlodarnos en una relación de amistad o cooperación más allá de lo que pueda beneficiar a la nación.
Pero, más allá de eso hay unos casos que son bastantes peligrosos porque no conviene aplicar lo que el enemigo de mi amigo es mi enemigo. No digo que se dejen de mantener las relaciones, pero no dar un paso más allá.
Traslado de problemas
¿Obligan la inmensa deuda que tiene Venezuela con China, el suministro de equipos y armas adquiridos a Rusia y la vinculación por el petróleo con Irán, a que el gobierno estreche cada vez más sus relaciones de solidaridad y fidelidad con esos países?
-Es una relación muy preocupante. Y muy especialmente en los acuerdos, porque llama la atención de que se dice que son necesarios, estratégicos y beneficiosos para Venezuela, pero detrás de las letras hay otros tipos de acuerdos que deslizan una relación que, a mi modo de ver, no es conveniente para nuestro país, ni Latinoamérica, ni en general para América, porque simplemente, a la hora de la chiquita, acercamos los conflictos de esas regiones a esta parte del mundo, que no tiene nada que ver con esos asuntos, en los que hay mucha violencia, destrucción y terror. Uno de ellos es la lucha milenaria judeo cristiana y musulmana. Se están trasladando esos problemas a un país que está agotado por crisis de todo tipo y el Estado debiera asumir la responsabilidad de proteger a todos los venezolanos. ¿Cómo se va a estar involucrando a Venezuela en asuntos extraños y peligrosos cuando no tenemos ningún conflicto de guerra con otro país? Por tradición hemos tenido una política de ayudar a la libertad de otros países. Eso es lo que debe prevalecer y no hacernos solidarios con aquellos que andan inmersos en conflictos diversos, guerras y terrorismo.
Acerca de esos puntos hay un señalamiento muy grave, que ha desmentido el gobierno, de apoyar a organizaciones terroristas, como Hezbolá. Y la figura sobre la cual ha recaído más sospechas ha sido el hoy ex ministro Tareck El Aissami, defendido de las acusaciones del Congreso y gobierno de los Estados Unidos tanto por el desaparecido Hugo Chávez como por Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez. Incluso, en el avión de carga que aterrizó en Argentina y no fue devuelto a Venezuela iban 5 iraníes, uno de los cuales fue identificado como terrorista.
Relación incondicional
¿No afecta todo esto la imagen de Venezuela?
Esa preocupación que ha exteriorizado Estados Unidos es compartida por otros países, porque llama la atención casos como los indicados por cuanto no se puede traer al territorio venezolano problemas de otros países involucrados en el terrorismo. La historia de Venezuela ha sido bastante buena y no se puede enlodar con ese tipo de actividades nefastas. Porque más allá de la amistad y la cooperación con los pueblos no se puede adoptar una relación incondicional con países y grupos, que no sólo están lejos sino que tienen una cultura diametralmente opuesta a la nuestra. No se puede decir: “yo tengo relaciones de ese tipo, porque desde el punto de vista político e ideológico, eso es lo que debe ser.” Esa es una equivocación muy grande porque estamos apartándonos de un mundo natural, de una verdadera relación de amistad de pueblos, para solidarizarnos con otro que es de violencia, de terror, de muerte.
Formación distinta
Ha criticado usted que esas relaciones se establecen desde el punto de vista político e ideológico. Pero, ¿qué aportan?
No veo nada positivo en esas relaciones con países y grupos que utilizan el terrorismo como arma política e ideológica. Ha llamado la atención lo que ha venido ocurriendo en Francia, donde se ha propagado el asombro, el estupor y la condena contra los individuos musulmanes que han decapitado a un profesor porque no les gustaba la forma como educaba y, además, han atacado una iglesia, entre los casos más recientes. Estos sucesos tienen implicaciones muy graves porque fundamentalmente está en la formación de los niños y jóvenes, que han sido adoctrinados en la violencia, la cual tiene su mayor expresión en quitarle la vida a quienes no piensan igual que ellos. Apoyar regímenes y grupos de ese tipo no es razonable porque nosotros tenemos una formación distinta y, por tanto, propugnamos la defensa de la vida y condenamos la violación a los Derechos Humanos.
Solidaridad negativa
¿Qué piensa del apoyo que le brindó el gobierno de Venezuela a Rusia por haber invadido Ucrania y la condena a las sanciones que recibió el gobierno ruso por esa guerra?
Si el país está agotado por crisis, no puede tener preocupaciones de fuera. Lo que ha venido ocurriendo en Ucrania son resabios de Rusia. Se trata de la idea de un gobierno llegó a ser un imperio, pero al desmoronarse la :Unión Soviética, nuevamente, quiere volver a ser lo que fue antes. La solidaridad, aunque sea en palabras, va a redundar en la fase ideológica política, pero va a ser negativa en el inmediato, mediano y largo plazo.
Resolver nuestros problemas
¿Recuerda usted cuando durante el gobierno de Chávez, al profundizarse las relaciones con Irán, se habló de la cooperación que éste país le daría a Venezuela en la utilización de la energía nuclear con fines pacíficos?
Si, se estaba hablando en ese entonces de cosas poco conocidas aquí, pero lo que se pretendía era tener un liderazgo de otra coloratura política para ser como el centro de una región. Se quería hacer ver que Venezuela era líder de toda la América Lara, pero todos sabemos donde estamos parados. Nuestro país tenía un gran potencial humano, pero en gran parte se ha ido y tenemos la esperanza de que puedan volver para la reconstrucción cuando llegue el momento de hacerlo porque tenemos posibilidades. Nosotros tenemos que resolver nuestros problemas, tenemos que hacerlo nosotros mismos.
Y volvemos al punto de relaciones entre gobiernos, pero con resultados negativos para nuestro país porque ha primado lo ideológico y político.
Indigesta de ismos
¿Qué esperar, además de las preocupaciones ya mencionadas?
Dentro de las relaciones con esos países, el gobierno de Venezuela va a apoyar cualquier cosa, aunque sea de palabras o mentirijillas. Seguirá pregonando su tipo de hacer lo que ha hecho. Hay muchos países en América Latina donde se mantienen activos que se identifican como de izquierda, que promueven un socialismo como también ocurre en Europa. Está el socialismo chileno, por ejemplo. Y vemos que el Partido Socialista Obrero español no tiene nada que ver con el Partido Socialista Unido de Venezuela. Son posturas que se le dan a una idea, a un foco de tipo político ideológico, para luego expresarlo como una especie de paraguas a nivel nacional. Los venezolanos sabemos lo que queremos.
¿Crisis y malos servicios es lo que ha dejado el socialismo?
Nos han indigestado con tantos ismos, como socialismo, populismo, comunitarismo, totalitarismo, que ya hay un reclamo de cambio.
