China reportó este jueves que 239 personas fallecieron a causa del COVID-19 en junio, un repunte significativo meses después de la suspensión de sus medidas más restrictivas.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades del país había informado de 164 decesos en mayo, y de ninguno en abril y marzo.
China empezó a aplicar su protocolo de contención “cero COVID” a principios de 2020 y sostiene que los estrictos confinamientos, las cuarentenas, el cierre de fronteras y las pruebas masivas obligatorias de detención del virus han salvado muchas vidas.
Pero las medidas se levantaron de forma repentina en diciembre, sin apenas preparación, lo que derivó en una oleada final que dejó unos 60.000 fallecidos, según las cifras oficiales. Este año, las muertes repuntaron en enero y febrero, y alcanzaron su apogeo, con 4.273, el 4 de enero, pero luego se redujeron gradualmente hasta llegar a cero el 23 de febrero, según el Centro.
Las autoridades sanitarias chinas no dijeron si esperan que la tendencia continúe o si recomendarán la vuelta de las restricciones.
Dos de los decesos de junio estuvieron provocados por insuficiencias respiratorias provocadas por infecciones, mientras que las demás víctimas tenían afecciones previas, dijeron los CDC. Esas condiciones previas pueden incluir diabetes, cardiopatías, hipertensión u otras enfermedades crónicas.
Entre el 3 de enero de 2020 y el 5 de julio de 2023, China reportó 99.292.081 de casos confirmados de COVID-19 y 121.490 muertos a la Organización Mundial de la Salud.
Los expertos estiman que la pandemia pudo cobrarse varios cientos de miles de vidas, o quizás más, en China, una cifra mucho mayor que la oficial, pero baja en comparación con la tasa de mortalidad en Estados Unidos y Europa.