Un accidente fortuito en mi PC dejó inconclusa la pasada gaveta azul. Por fortuna el corte solo dejó en el aire parte del desarrollo temático, sin mutilar alguna idea o concepto.
Continuemos recordando el énfasis dado a ideas y estrategias para dinamizar el proceso y presentar la clase elevando la motivación y el interés participativo de la audiencia. Desde luego no hay fórmulas mágicas ni recetas universales. No toda materia es abordable de la misma forma, lo que agrega complicaciones adicionales al docente. Solo aceptar y comprender que debes ser flexible en metodologías y estrategias, es tan cuesta arriba que da vértigo. Es muy raro que alguien salga a gusto, o al menos sin soltar sapos y culebras, de su zona de confort.
En cuanto a materia artesanal es básico la praxis operativa y seguir literalmente las instrucciones. Pero sin importar cual sea el objeto enseñanza-aprendizaje en el que se esté involucrado es privativo la atención activa, mejor aún dinámica, que reafirme de manera constante una concentración atenta. Es un dogma que sin atención no existe la memoria y sin ésta no habrá aprendizaje.
Otro elemento poco estudiado es la impermanencia del conocimiento. Debe ser renovado en forma constante y si se hace rutina los resultados serán sorprendentes. Existen muchas formas de mantener vigente la renovación de un conocimiento o de un sistema de saberes destinados a un fin de cualquier orden: Crear, construir, monitorear, supervisar, operar, mantener, etc. Más la palma se la lleva la praxis diaria del hacer y rehacer; nada le supera y menos cuando se llega a la máxima cima, el momento cuando el conocimiento o saber de un arte, un oficio, un trabajo equis, se integra a tu cuerpo en totalidad, pasando de la conciencia cognitiva a tu propia sangre, circulando indetenible a la par de tus latidos cardíacos.
Un ejemplo clásico es la memoria digital obtenida por los grandes concertistas. Una vez que las manos adquieren la memorización de la obra en estudio, solo se dedicarán al detalle de los matices expresivos y desentrañar a fondo el discurso musical del autor; pues la mecánica de la ejecución pasa a propiedad de sus dedos. El cerebro puede olvidar y de hecho sucede, el cuerpo no olvida y con un breve repaso recupera el máximo de efectividad.
Pasemos a considerar otra de las aristas de formación intelectual a construir desde las primeras etapas. Debemos incentivar al niño, ayudarle a enamorarse del intento de aprender, de estudiar en forma constante, que no es atarlo a un texto, recitando caletres o haciendo números y cálculos matemáticos. Explicarle que estudiar es también contemplar, observar, pensar, comparar asuntos y situaciones, además de aplicar cuanto le sea posible lo que logró aprender atendiendo su programa de escolaridad, mostrándole ejemplos con problemas elaborados de asuntos cotidianos.
—Qué distancia hay de la casa de mi padrino en Biscucuy hasta el negocio de mi tío en San Cristóbal. Cuánto tiempo tardaré viajando a 80 kilómetros por hora.
—Cuál es el área de mi habitación. Qué volumen tendrá la olla en la que mamá cocina las hallacas.
—Porqué el mecánico calentó el sello que iba a montar en el eje de la bomba que estaba reparando.
—Papá quiere pintar la casa. Las etiquetas de los potes de pintura dicen cuantos metros cuadrados cubren por galón. Habrá que calcular el área de los diversos espacios.
La vida diaria es una maestra de postín. Se debe aconsejar que escuche y compare; vea y piense, observe y analice. Estimularlos a leer, un hábito muy descuidado pero que vale la pena recobrar. Pocos se imaginan lo que se aprende leyendo las etiquetas de productos comerciales. Calculen el cúmulo de información que proporcionan los libros.
Supongo que conocen o por lo menos han escuchado decir que la información es poder. Hay quienes creen que se trata de un descubrimiento moderno. Es un conocimiento tan antiguo como el hombre mismo. No has observado que siempre se trató de esconder la información. Lo hizo la iglesia, lo intentaron las universidades y las corporaciones. La información ha sido siempre una fuente de poder.
Ahora estamos en una encrucijada particular y en países como el nuestro a la cola del progreso, debemos ir más allá de la escolaridad y la motivación a sembrar en el educando. Es imperativo un sólido esfuerzo mancomunado de educación formativa, dirigido a la forja de ciudadanía integral. Puede y debe ser el intento de grupos profesionales de las ciencias sociales, sensibilizados ante los marcados resabios de incivilidad reinantes en la población. Periodistas y comunicadores de diversas ramas de su actividad, sociólogos, antropólogos, líderes comunales, escritores; en fin, a cuantos intelectuales puedan sumarse a la dura tarea de reeducar al gran conglomerado nacional en civilidad y ciudadanía de elevados niveles.
De aceptar el reto y emprender iniciativas en el marco del propósito señalado, el riesgo por desviaciones lava cerebro, sean confesionales, políticas, o discriminatorias, será mitigado por la variedad de programas puestos en juego.
Es factible realizar lo propuesto o algo parecido. Creo no equivocarme al pensar que más de un ancla de los buenos programas de la televisión y de los muchos programas radiales se plegarían gustosos a trabajar en favor de concretar la propuesta.
Pedro J. Lozada