Esta majestuosa ave es nativa de Surámerica y se encuentra presente en diversos hábitats, desde selvas tropicales hasta áreas rurales y pastizales abiertos.
Pertenece a la familia Falconidae, que incluye a las aves rapaces diurnas. Su nombre científico, Milvago chimachima, hace referencia a su parentesco con los halcones, pero se diferencia de ellos por su tamaño y características específicas y recoge el término «chimachima» utilizado para nombrar a esta ave en algunas culturas indígenas.
Se desplaza con destreza por los cielos gracias a sus alas largas y anchas, permitiéndole planear y girar en el aire con gran facilidad. Su vuelo tranquilo y silencioso, la aventaja al cazar presas y desplazarse entre los árboles sin ser detectado.
Es un ave carnívora y oportunista. Su dieta se compone principalmente de pequeños vertebrados, como roedores, lagartijas, serpientes y ranas. Además, también se alimenta de carroña y no desaprovecha la oportunidad de capturar insectos y otros invertebrados. Esta adaptabilidad alimentaria es una de las razones por las que esta especie ha logrado expandirse y adaptarse a diversos entornos.
Suele ser solitario o formar pequeños grupos familiares. Sin embargo, durante la época de reproducción, se pueden observar parejas trabajando juntas para construir nidos en árboles o en estructuras elevadas. Estos nidos están hechos de ramas y palos entrelazados, y son utilizados año tras año por la misma pareja, que los reacondiciona para recibir a sus polluelos.
Habita en zonas donde la vegetación no es muy alta; como pastizales dedicados a la ganadería y campos dedicados a la agricultura. En los potreros está cerca del ganado y habitualmente se posa sobre ellos o anda en la tierra.
Su plumaje amarillento de la cabeza y el cuerpo contrasta con el marrón oscuro de su lomo y alas, las cuales al ser extendidas muestran una amplia marca blanca en las plumas más externas.
Tiene una cola larga con franjas claras y oscuras de principio a fin. Los juveniles se caracterizan por el patrón rayado de las plumas que los hace verse más oscuros que los adultos.
Su distintivo canto puede variar entre una larga sílaba repetitiva, el áspero y corto llamado a la pareja o a la cría similar a caracaracara.
