«Lo único que necesita el mal para triunfar en el mundo,
es que los buenos no hagan nada.»
Edmund Burke
Edmund Burke fue un escritor, filósofo y político, considerado el padre del liberalismo conservador británico.
Parece inexplicable la horrorosa situación en la cual sobrevivimos algunos venezolanos, se puede presumir que la anarquía, la corrupción y la impunidad sobrepasan la ciencia ficción utilizada como guión en espeluznantes películas de Hollywood, o de cualquier otro estudio cinematográfico del mundo.
El inmenso amor que en la Red de Instituciones Larenses sentimos por nuestra región y por nuestra única patria, Venezuela, nos hace ver con objetividad el sufrimiento que padecemos muchos venezolanos y, ese mismo amor, nos hace presentar propuestas ante los gravísimos problemas que existen.
Supongo que es injustificable el desastre que ocurre en el proceso productivo, único medio conocido económicamente para sacar al país de la estanflación (Estancamiento con Inflación) en que se encuentra, menos aún cuando se presume que quienes aceptaron la autoridad necesaria y suficiente para solucionar los problemas que enfrenta el medio más expedito para lograr el bienestar social del país, no han sabido cumplir con su responsabilidad, a pesar de haber tenido a su alcance los medios para solventar la situación.
La realidad demuestra que se podría aseverar que, nunca se ha tenido la intención de rescatar la calidad de vida que otrora vivimos los venezolanos, la corta memoria de muchas personas le hacen olvidar que el presidente Hugo Rafael Chávez Frías dispuso de los mayores ingresos monetarios que ha tenido la República desde su fundación, pero el derroche, la corrupción y la impunidad denunciada por sectores del mismo gobierno, así lo ratifica.
Las cúpulas gremiales del sector económico, prácticamente han hecho silencio sobre las desesperadas denuncias realizadas por productores agropecuarios, cuando en sacrificadas protestas han tenido que botar el producto de su riesgo, ilusión, tesón, esfuerzo, trabajo e inversión, después de hacer los estudios de suelos pertinentes, las respectivas curvas de nivel; de haber birromeado, arado, rastreado y surcado la tierra, a veces con maquinarias a gasolina, a gasoil o tracción a sangre (con caballos, mulas o bueyes), después de haber conseguido y sembrado la semilla, de haber vencido las dificultades para conseguir los insumos necesarios para un buen cultivo: abonos, fertilizantes, agro-químicos para el control de malezas y fitosanitario que les ayuda a vencer plagas, insectos, hongos, etc., y de poder suministrarlos a las plantas, regándolos a mano, con asperjadoras de espalda o mecánicas; después de vencer temporales aguaceros o sequías adversas; después de sobreponerse a secuestros, intentos de asesinato, saqueos, hurtos, robos y sabotajes; después de sustituir maquinarias y equipos dañados intencionalmente; después de trabajar día y noche, a veces sin electricidad, gasolina o gasoil; de vencer depredadores de dos y de cuatro patas y dejar sola a la familia para irse a las unidades de producción; de buscar la forma de sobreponerse al matraqueo en las alcabalas de las carreteras para llevar los insumos o tratar de llegar a los centros de consumo y competir sobre el precio con los demás productores…
¡AÑORANDO CUBRIR LOS COSTOS Y GASTOS DE PRODUCCIÓN!
Pero, sus productos son perecederos y no consigue combustible para trasladarlos a las ciudades. Hay quien opina que lo trasladen en mulas o carretillas sin calcular cuántas mulas o carretillas se necesitan y en cuanto tiempo llegaría a los centros de consumo, a sabiendas que no cuentan con equipos de refrigeración en el transporte con tracción a sangre.
Pero, por ahora, tienen un premio especial… ¡La cárcel!
Y… ¿Sus Derechos Humanos fundamentales?
Artículo 23
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social…
Mi sentimiento herido, mi amor y solidaridad con los productores agropecuarios venezolanos me hicieron recordar aquella vieja canción escrita por Rafael Hernández Marín en 1929, que describe las condiciones de pobreza de los campesinos en Puerto Rico, para aquella época.…
LAMENTO BORINCANO.
Pasa loco de contento con su cargamento
Para la ciudad, para la ciudad.
Lleva en su pensamiento todo un mundo
Lleno de felicidad, de felicidad
Piensa remediar la situación
DEL HOGAR QUE ES TODA SU ILUSIÓN SÍ
Y alegre, el jibarito va pensando así
Diciendo así, cantando así por el camino:
“SI YO VENDO LA CARGA, MI DIOS QUERIDO
UN TRAJE A MI VIEJITA VOY A COMPRAR.”
Y alegre, también su yegua va
Al presentir que su cantar
Es todo un himno de alegría
En eso lo sorprende la luz del día
Al llegar al mercado de la ciudad
Pasa la mañana entera sin que nadie quiera
Su carga comprar ¡Ay!, su carga comprar
Todo, todo está desierto, y el pueblo está lleno
De necesidad ¡Ay!, de necesidad
Se oyen los lamentos por doquier
De su desdichada Borinquen sí
Y triste, el jibarito va pensando así
Diciendo así, llorando así por el camino
¿Qué será de Borinquen mi dios querido?
“¿QUÉ SERÁ DE MIS HIJOS Y DE MI HOGAR?”
Y pregunto:
¿QUÉ SERÁ DE MI VENEZUELA MI DIOS QUERIDO?
Maximiliano Pérez Apóstol
