Para el exvicepresidente del órgano comicial, el gobierno conoce su grado de descrédito y, por tanto, sabe que unas elecciones “medianamente transparentes” garantiza su fin en el poder, Asegura que usarán todos los abusos y triquiñuelas, verbigracia diseñar un ente electoral que genere la desconfianza en el voto y la abstención.
–¿Qué vislumbra tras la designación en el Parlamento del Comité de Postulaciones para elegir los rectores del CNE?
–La renuncia de los rectores principales y suplentes del CNE afectos al gobierno obedece a una estrategia oficialista que, de cara a las elecciones en 2024, estimule los dos factores que desde el 2013 han venido facilitando sus victorias, a pesar de ser cada vez más una menguante minoría: la abstención y la división de sus adversario, única manera de poder alcanzar victorias, tal como pasó en las elecciones presidenciales del 2018 o en las siguientes elecciones parlamentarias, regionales y municipales. El efecto inmediato estaba dirigido a trastornar el proceso de elecciones primarias internas convocadas para octubre próximo por un sector de la oposición que había solicitado el apoyo técnico del ente electoral, y a más largo plazo a elegir un nuevo Consejo Nacional Electoral, cuya parcialización con los intereses gubernamentales y lo grotesco de sus integrantes busque desestimular la voluntad de los electores de concurrir a procesos futuros.
–¿Qué le dice el hecho de que estos nuevos miembros, en su totalidad oficialistas, han ejercido anteriormente las mismas funciones electorales?
–Se trata en casi su totalidad de los mismos diputados que integraron el comité de postulaciones que eligió al CNE renunciante y que refleja la correlación de fuerzas en una Asamblea Nacional dominada ampliamente por el PSUV. Eso sería lo de menos; lo importante es que el nuevo órgano rector electoral, si quisiera cumplir a cabalidad sus funciones y atribuciones constitucionales, deberá cumplir con los requisitos de independencia, imparcialidad, transparencia y confiabilidad, lo que está puesto en duda luego de la maniobra implementada para producir el colapso del CNE.
–¿Es procedente que la esposa del presidente de la República, Cilia Flores, sea uno de estos miembros?
–Cilia Flores es parlamentaria de la Asamblea Nacional y puede ser parte de la comisión especial designada. Ya lo había sido al momento de designar el CNE anterior; lo cual en el fondo es accesorio. Lo importante es la maniobra que el gobierno ha puesto en ejecución y que seguramente estará destinada a materializar la conformación de un CNE cuya integración desestimule la confianza en ese organismo y consecuencialmente en el voto.
–¿Garantizan estos nombramientos la posibilidad de un CNE confiable?
–Cualquier modificación del CNE anterior tiene, desde la perspectiva del gobierno, el propósito de designar un nuevo organismo lo menos potable y lo más parcializado posible, que cumpla el objetivo de estimular la abstención, de modo que poco puede esperarse de unos nombramientos que tienen el deber de ser imparciales y el equilibrados.
–¿Por qué “renunciaron” los rectores del CNE?
–La renuncia de los rectores principales y suplentes identificados con el gobierno obedece sin duda a una instrucción girada desde el poder Ejecutivo. No había otra razón de ser porque aún faltaba mucho tiempo para vencerse sus respectivos mandatos
–Ante las elecciones presidenciales, ¿teme que ocurra la inhabilitación de los candidatos de oposición con más posibilidades, tal como hizo el dictador Ortega en Nicaragua?
–El gobierno conoce más que nadie su grado de agotamiento, impopularidad y descredito, y por tanto sabe que en unas elecciones medianamente transparentes no tendría ni la más remota posibilidad de continuar en el poder; de manera que va a utilizar todos los recursos, triquiñuelas, abusos y atropellos para tratar de evitar lo inevitable. Si todas sus maniobras para fraccionar a la oposición y estimular la abstención no le rindieran resultado, seguramente pensarían en algo más grotesco, inspirado en la experiencia de Daniel Ortega, el sátrapa nicaragüense.
Primarias secundarias
–¿Qué proyecta ante las primarias sin CNE?
–Cada vez estoy más convencido que en las actuales circunstancias que vive Venezuela las primarias como método de escogencia del candidato presidencial opositor son un craso error. El tiempo nos está concediendo la razón, cuando vemos que la renuncia de los rectores del CNE complica en grado sumo su realización, y es muy probable que el gobierno a través de su tinglado institucional dirija nuevas maniobras para dificultarlas o hacerlas imposibles. Siempre dijimos que lo lógico, razonable y pertinente era la escogencia por consenso de un hombre o una mujer que tuviera los atributos y condiciones para garantizar una transición democrática y que fuera lo menos vulnerable a cualquier maniobra del régimen. Hoy, algunos dirigentes opositores comienzan a convencerse de lo razonable de esa posición, que busca compactar un amplio frente opositor, creando las condiciones para un cambio político que permita la restitución plena de la democracia en Venezuela.
–Ante el avance de la candidatura de María Corina Machado, ¿qué espera del G3?
–Para el G3 es una tragedia organizar un proceso de elecciones primarias. Sus dirigentes están pagando tantos y tantos errores cometidos y ahora se exponen a que María Corina Machado los liquide y releve en el liderazgo lo que la candidata ha dicho y ratificado tantas veces.
–¿Terminará inhabilitada María Corina Machado?
–De este gobierno se puede esperar cualquier cosa. De hecho, muchos dirigentes han sido destinatarios de inhabilitaciones ilegales; por eso lo pertinente era la designación de un candidato lo menos vulnerable posible, que hiciera al menos mucho más difícil cualquier maniobra del oficialismo. Yo no quiero ser ave agorera, pero conociendo las posiciones radicales de María Corina dudo en grado sumo que el gobierno la deje pasar sin ser destinataria de alguna maniobra para sacarla del camino.
–Y frente a las presidenciales, ¿qué vislumbra ante una hipotética pero casi segura derrota del candidato-presidente?
–En Venezuela, de cara al 2024, todo el mundo habla de la trilogía que habría que desafiar, que es la de ganar, garantizar la transición pacífica del poder y luego gobernar en una Venezuela que quedara materialmente destruida material y moralmente. Ello requiere un proceso de mucha negociación, de muchas garantías al oficialismo. De allí que lo pertinente sea la postulación de un candidato que aparezca con la madurez y la moderación como para convertirse en sí mismo en un elemento de credibilidad para el chavismo desplazado del poder.
–¿Y de ser Diosdado Cabello, quien ha dicho que la Oposición no ganará “ni por las buenas ni por las malas”?
–Diosdado ha devenido en un provocador de oficio, cuyo programa semanal de muy baja factura es un ejercicio de insultos y descalificaciones. Él pretende desestimular el voto y la participación del país. Él sabe que la mayoría de la población repudia las ejecutorias del gobierno. La gente está tan cansada de la tragedia económica y social que sus palabras, lejos de inhibir a la gente, van más bien a generar una votación masiva en contra del gobierno.
–En fin, ¿qué pasaría si el régimen no reconoce su derrota?
–Frente a una derrota amplia y contundente, como la que ya se produjo en las parlamentarias del 2015, solo le quedaría al gobierno el sagrado derecho de pataleo; lo demás son bravuconadas. Las Fuerzas Armadas, que son en definitivas las garantes del orden y la estabilidad, van a estar a favor del respeto al resultado inobjetable de la voluntad popular. Bien le caería al chavismo una pasantía regeneradora por la oposición para tallar su talante democrático y acostumbrarse a la pluralidad, el respeto por el adversario y la alternabilidad.
De perfil
Político, abogado y profesor universitario, Rafael Simón Jiménez Meleán (1953) ingresó en el Movimiento al Socialismo (MAS) y fue elegido diputado al Parlamento en 1998 por Barinas, apoyando las políticas del presidente Hugo Chávez. En el 2002 es elegido primer vicepresidente de la Asamblea Nacional. Al dividirse el MAS funda junto con Ismael García y Didalco Bolívar la organización Por la Democracia Social (Podemos).. En junio de 2003 deja Podemos debido a desacuerdos con García y funda el movimiento Vamos, con el cual inicia su progresiva desvinculación de la administración chavista. Ya en la oposición, fusiona su organización con el partido Grupo Socialdemócrata (GSD) que terminaría conformándose en el Polo Democrático (PD). Cesó como diputado en 2006 y en 2007 se integró al partido Un Nuevo Tiempo (UNT) de Manuel Rosales. En 2020 promueve, junto con Eduardo Fernández, el Movi
