En medio de la agitación política y la crisis humanitaria compleja que vive Venezuela, es preocupante observar cómo el régimen se ha dado a la tarea de desviar la atención pública de los temas cruciales que realmente afectan a los ciudadanos. Esta situación solo beneficia a quienes se aferran al poder a costa del sufrimiento de los venezolanos.
Durante más de 20 años han demostrado su gran habilidad en la manipulación de las masas. Una estrategia peligrosa que solo sirve para mantener el status quo, controlar a la población y promover la división en la sociedad. Ellos nos quieren divididos porque saben el gran descontento que atraviesa nuestra nación y además, lo que hemos conquistado años atrás cuando trabajamos en unidad y por un objetivo común.
Los candidatos al proceso de Primaria tienen la responsabilidad ineludible de dirigir su atención hacia los problemas que padece todo nuestro país y ofrecer soluciones tangibles. Es imperativo que se realicen debates genuinos sobre la reconstrucción de Venezuela en todos los ámbitos. Se debe profundizar en aquello que las malas políticas del régimen han destruido. El discurso político que se aleje de los problemas reales de la gente solo incrementará la apatía de los ciudadanos, quienes anhelan respuestas concretas y acciones efectivas. Tenemos que acercarnos a los venezolanos, escucharlos y así conocer sus necesidades.
La crisis de servicios, la precaria situación de la salud pública, la falta de empleos dignos y la crisis educativa son cuestiones urgentes que merecen una atención prioritaria. Este proceso debe servir como base de un movimiento amplio para que los venezolanos sepan que ellos son la prioridad. Estos temas no pueden ser ignorados porque son la base para la reconstrucción de nuestro país.
Hay que evitar caer en la demagogia y el populismo, males que solo generan más descontento. Los extremismos sólo perpetúan la desconfianza en el sistema político y alejan aún más a los ciudadanos de una solución real. La coherencia y la responsabilidad son valores fundamentales que tenemos que recuperar en nuestra política. Debemos recordar que, como políticos, tenemos una deuda con el pueblo venezolano, y es nuestra obligación responder a sus necesidades y aspiraciones de manera efectiva y justa.
La vía electoral siempre ha sido y sigue siendo fundamental. Nuestra tarea es hablar de manera honesta y transparente, asumiendo los errores del pasado para así enmendar el rumbo. Debemos conectar con los ciudadanos y ofrecerles propuestas coherentes y realistas. La sociedad merece un discurso político que promueva la unidad y la reconstrucción de nuestra sociedad, de la nación.
Estamos en un momento crucial que demanda el mayor esfuerzo posible, por eso la madurez política es clave para lograr nuestro objetivo. La reconstrucción de Venezuela requiere debates reales, soluciones verdaderas, palpables y progresivas, que brinden mejoras en la calidad de los venezolanos. Esta es una oportunidad única y debemos aprovecharla. Aquí nadie puede quedarse de brazos cruzados.
Stalin González