Lo que está ocurriendo actualmente con el Consejo Nacional Electoral, cuyos rectores han renunciado, antes de que se cumpla el lapso del ejercicio de sus cargos contemplado en la ley, para que se nombre un nuevo directorio, se debe a que se ha perdido la institucionalidad en Venezuela.
Así lo afirma tajantemente Wilfredo Páez Ávila, politólogo y docente universitario, al ser entrevistado por El Impulso.
Los poderes Legislativo, Judicial, Moral y Electoral convergen en el Ejecutivo por la hegemonía del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), que es el partido del régimen cívico militar encabezado por Nicolás Maduro, dice el especialista. No existe institucionalidad.
Este CNE fue escogido sin cumplir el mandato constitucional, acota. Lo constituyó la Asamblea Nacional oficialista del 6 de diciembre de 2.020, de dudosa legitimidad. Y lo que está ocurriendo ahora es la mas clara demostración de que el país sigue atravesando por una situación de limbo de crisis política.
Esta maniobra que está haciendo el gobierno para mantenerse en el poder tiene dos lecturas, explica. La primera es que el gobierno está tratando de intimidar el proceso interno de la Primaria, porque de lograrse la candidatura única del factor democrático porque de producirse la participación masiva opositora en las elecciones de 2.024, desarticula cualquier injerencia del gobierno en el desarrollo de estos comicios. Sea quien gane en el proceso interno de la oposición con la votación de cuatro o un poco más de millones de personas, va a ir con un gran respaldo a las presidenciales.
La otra lectura es que el régimen de Maduro se radicalice totalmente y tome el ejemplo de la dictadura de Daniel Ortega, de Nicaragua. Dentro de ese propósito, mande todo el proceso de negociaciones al infinito y piense que puede aislarse del mundo contando sólo con el apoyo de unos cuantos países que le puedan comprar el petróleo. Nada le importará que una oleada de millones de venezolanos salgan por las fronteras para buscar una forma de sobrevivir.
El país está envuelto en una crisis muy difícil en estos momentos, resalta. Cuando empresas petroleras están tratando de invertir en Venezuela, con la venia del gobierno de los Estados Unidos; cuando el empresariado venezolano hace un esfuerzo para diversificarse; cuando los partidos políticos tratan de superar dificultades con el fin de tener participación en el proceso electoral, el gobierno maniobra para agravar mucho más la crisis, como es la de presionar a la junta directiva del CNE para que renuncie y hacer ver que mantiene enérgicamente control sobre las instituciones.
Ha sido el gobierno el que ha creado la desconfianza en el árbitro electoral porque ha cambiado su directiva cuando lo ha querido y por eso el Poder Electoral es el más desgastado de todos los poderes públicos.
Todos los procesos electorales que se han hecho en los últimos veinte años en el país han estado cuestionados, porque la escogencia de las directivas no se ha hecho como lo establece la Constitución, apunta Páez Ávila. Y ahora mismo se ha presionado a la directiva del CNE a renunciar, pero más allá de eso, el régimen coloca como figura clave para la escogencia de los nuevos rectores a la esposa de Nicolás Maduro, la señora Cilia Flores de Maduro.
Esa decisión nos lleva a preguntar: ¿Dónde está la autonomía del Poder Legislativo para designar al comité que va a escoger a los nuevos directivos del CNE?
El régimen en forma permanente ha venido golpeando, como ha querido, a los partidos de oposición, prosigue. Considero que si hay que enfrentar a Maduro, no debe temer a esta nueva maniobra y prepararse para tener una candidatura única, así como que haya condiciones mínimas para las elecciones presidenciales. No es fácil, pero si tiene un respaldo importante en la Primaria, el régimen no se sentirá seguro como lo piensa.
Las elecciones presidenciales son importantes en toda América Latina porque el Poder Ejecutivo es el que ejerce mayor influencia en la población.
Es por ello que los partidos democráticos tienen que insistir en llevar a cabo el proceso de Primaria, que produzca una candidatura sólida para enfrentarla a la del régimen.
Y tiene que hacerlo porque todos los sondeos de opinión han venido demostrando, hasta ahora, que más del 70 por ciento de la población está descontenta con este régimen.
Si se logra que la participación masiva del electorado escoja al candidato de la oposición, sea quien sea, éste tendrá la responsabilidad de representar ese capital político con el cual se puede barrer en las elecciones presidenciales, sostiene Páez Ávila. La sociedad civil debe hacer presión para que el régimen se vea obligado a hacer unas elecciones con condiciones mínimas de transparencia.
En este sentido, la nueva directiva del CNE debe permitir, primero, una auditoría completa del Registro Electoral, y, segundo, que vengan observadores internacionales que sean garantes de la transparencia del proceso electoral.