Es Patrimonio Cultural de la Nación.
Es larense más allá de la acemita y del cocuy…
Es una tradición folclórica que une a tres culturas…
la indígena, la española y la africana…
Es rico tanto en expresiones musicales como en coreográficas. UNE A LAS FAMILIAS Y A LOS AMIGOS…
¡ES UN CLAMOR DE FE Y DE LIBERTAD!
¡ES UN HOMENAJE A SAN ANTONIO DE PADUA!
Esta tradición folclórica cultural, fiesta ritual, popular y religiosa que, especialmente, se celebra el 13 de junio en honor a San Antonio de Padua; mezcla tres culturas: la indígena larense, la blanca española y la negra africana.
De muchas regiones del África eran secuestrados sus pobladores para luego venderlos como esclavos y traerlos a nuestras tierras. Por ello en la memoria colectiva de nuestro pueblo vive el deseo de libertad y en algunos de sus descendientes, el de retornar a la patria perdida expresando esta idea llena de rebeldía desenfrenada para estos seres humanos también llamados hijos de Can quienes, según la Biblia, al igual que aquel esclavo negro que ofrendó su vida por la libertad de su raza, Benkos Biohó, fueron condenados a la esclavitud…
Tal vez por eso en el son de Batalla los cantores dicen…
San Antonio Bendito
Virgen de Chiquinquirá,
me sacaste de mi tierra
volveré a llegar allá.
Todavía no se sabe cuáles fueron las regiones de África de donde procedían aquellos seres humanos convertidos en esclavos en haciendas y casas de familias de la región tocuyana, ellos nos trajeron el hermoso ritual, sin embargo, en el registro Subalterno de la Ciudad de El Tocuyo se han encontrado varios documentos que revelan el maltrato que éstos reciban y la prohibición que existía, al igual que para los aborígenes, de practicar su propia religión.
De Luongo, región al norte del río Congo, donde viven las comunidades llamadas Ba-vivli, proceden algunos esclavos de esta región larense, pero esta es la primera información de archivo de la cual se dispone. Seguramente que en la medida que continúen las investigaciones se encontrará más información sobre la procedencia y la vida de aquellos hombres y mujeres.
Es igualmente posible que en alguna oportunidad se pueda lograr una experiencia como la vivida por el investigador Jeeue García en el África, quien comprobó que los Macamba del Congo celebraban el Nkisi Malembe. En un pueblo llamado Nsatou Mella, donde habitan los BAKAMBA, existe un nkisi llamado MALEMBE, quien es protector de las tierras y vigilante contras las malas energías que amenazan a la comunidad.
Familias enteras pedían protección a aquel nkisi MALEMBE. El nombre MALEMBE, también traduce “dulcemente, lentamente, suavemente”, el cual es representado por el San Juan Guaricongo de Barlovento. Allá debe andar por algún lado una danza semejante a la nuestra.
Una característica esencialmente africana es la forma a ahorcajada de ejecutar el tambor entre los devotos de San Antonio, tocando igualmente con unos palitos el cuerpo de dicho tambor cilíndrico tipo Cumaco. Así 1o hacen las comunidades de Ba-Vili, en la costa occidental del Congo con un tambor llamado Ndungo, al igual que sus vecinos los Babembe con el tambor Ngoma Pal.
A pesar de la insistencia de las autoridades de la iglesia aquellos hombres procedentes de África no abandonaron sus dioses. Por el contrario, continuaron practicando sus rituales y danzas al son del tambor y cantos en su propio idioma, como el Yiyivamos, la Juruminga, la Perrendenga, los que luego eran respondidos por los coros entonando el grito rebelde de Oé Bangüé y otras frases.
En el transcurso del tiempo y ante la persecución, aquellos esclavos debieron representar, por imposición oficial, la imagen de sus antiguos dioses en la figura de un santo cristiano como San Antonio, sin que por ello se dejara de invocar la palabra Mangulé, refiriéndose quizás a los dioses ocultos ante el oprobio soportado.
De este fenómeno de sutil imposición, llamado sincretismo, surgieron los velorios a San Antonio, parecidos aparentemente a los celebrados a San Rafael y a la Virgen del Carmen, en cuanto a los cantos ejecutados en la noche con instrumentos musicales de cuerda, sobre todo la llamada Salve, la cual según Eduardo Arrollo Álvarez son las mismas Saetas andaluzas, e igualmente cantan Décima, Tonos, Ronde amantes y otros cantos “a lo divino”. Hasta que después de la media noche e1 ambiente fervorosamente cristiano cambia totalmente por una parranda al son del tambor, entonces, como un centelleo en la tempestad surgen los garrotes en una Batalla de ritual, que da comienzo al este baile que consta de siete sones distintos: “La bella”, “la juruminga”, “el Yiyivamos”, “el poco a poco”, “la Perrendenga”, “el galerón” y “el seis figureao”.
- La bella: Es una danza alegre y vivaz; la pareja baila libremente, sin hacer caso a las coplas de los músicos.
- La juruminga: En la interpretación de esta pieza se atienden de nuevos las instrucciones que improvisan los cantores, relacionándose con las actividades de trabajo propias de cada uno, correspondiéndole a un solista cantar las expresiones de la Juruminga, contestando el coro “¡Tumberá!”.
- El Yiyivamos: En este son, los bailadores realizan con pantomimas las órdenes que le imparten los cantores. Dichas órdenes orientan al hombre sobre el galanteo con la mujer.
- El poco a poco: Es el de mayor riqueza teatral por la mímica que desarrollan los participantes al representar los dos temas: los Calambres y el Caballito, en los calambres se inicia la danza bailando “poco a poco”, paseando en permanente juego de miradas y movimientos.
- La Perrendenga: Lo distintivo en esta danza es el juego de varas entre hombre y mujer. Las coplas son dirigidas por uno de los cantores siendo coreado el estribillo.
- El galerón: Este son tiene mayor parecido coreográfico con nuestro baile nacional el Joropo, ya que se baila alternando parejas simultanéame en contrapunteo las parejas bailan “valseando”, sueltos, corrío, agachados, dando vueltas, zapateando y encapillado.
- El seis figureao: Con este baile se cierra la serie del Tamunangue y según algunos Folcloristas, es la más rica de las piezas desde el punto de vista musical y coreográfico.
“Al final del Tamunangue se canta la “Salve” se reza y se da gracias a San Antonio”.
Fuente: Pedro Pablo Linares.
San Antonio Bendito, apiádate de nosotros, intercede ante Dios y… ¡Salva a Venezuela!
CONTINUARÁ…
Maximiliano Pérez Apóstol