Este antiquísimo complejo arquitectónico ubicado al sur de Turkiye, Asia Menor, antigua Mesopotamia, revela cuestiones verdaderamente pasmosas y sorprendentes, las que nos han hecho reconsiderar muchas ideas hasta entonces establecidas, y tomadas como verdaderas acerca de los inicios de la civilización humana. Los textos de Historia Universal de nuestro paisano tocuyano Áureo Yépez Castillo deberán ser, en consecuencia, reconsiderados.
Una primera será su antigüedad, pues fue construido en los albores del neolítico, 6.000 años antes que las enormes piedras megalíticas de Stonehenge ubicadas en el Reino Unido, orgullo de la cultura anglosajona y que seguramente ésta vio con ojeriza el descubrimiento reciente de Turkiye, que le quita a la “Pérfida Albión” la primacía civilizatoria. Y para que nos demos una idea más cercana de la antigüedad de Göbekli Tepe, el complejo se remonta a 7.000 años antes que las pirámides de Egipto.
Lo segundo es lo más sorprendente, y es que se considera el templo o santuario más antiguo del mundo, donde pudo nacer «la conciencia de lo sagrado» que dio paso a «la chispa de la civilización». Marca la aparición de los asentamientos humanos más antiguos del planeta, pero de una manera inusual y compleja. La revolución neolítica que tuvo por escenario Göbekli Tepe se realizó sin la agricultura, en una montaña lejana a las corrientes fluviales. Será, en consecuencia, el primer templo sagrado del mundo construido por grupos nómadas recolectores y cazadores que aún no conocen la domesticación de los cereales. El sitio neolítico de Göbekli Tepe es un templo donde las sociedades de cazadores y recolectores se reunían y adoraban divinidades, lo que refuta la tesis ampliamente aceptada, de que la agricultura impulsa a las personas a establecer asentamientos, desarrollando el arte y la religión.
Göbekli Tepe es el lugar de culto religioso más antiguo del mundo descubierto hasta ahora. Hasta que las excavaciones comenzaron en 1995 no se consideraba posible un complejo de este tamaño para una comunidad tan antigua. La sólida secuencia estratigráfica sugiere varios milenios de actividad, retrotrayéndose, cosa casi increíble, posiblemente hasta el Mesolítico, es decir 9.000 años antes de Cristo.
Aunque las estructuras son, sobre todo, templos, recientemente han sido descubiertos pequeños edificios domésticos. A pesar de esto, queda claro que el uso primario del yacimiento fue ritual y no doméstico. El arqueólogo alemán Klaus Schmidt considera esta «catedral en la colina» como un lugar de peregrinación que atraía devotos desde más de ciento cincuenta kilómetros de distancia. El gran número de huesos con cortes y desgarramientos encontrados, de especies locales como ciervos, gacelas, jabalíes y gansos han sido identificados como desperdicios derivados de su caza y preparación, más que procedentes de banquetes rituales.
Schmidt, siempre polémico y arriesgado, considera Göbekli Tepe como un lugar central del culto a los muertos, sugiriendo que los animales esculpidos en las características columnas en forma de T estarían allí para proteger a los difuntos. Aunque no se han encontrado tumbas ni enterramientos, Schmidt cree que están todavía por descubrir debajo de los suelos de los círculos sagrados. Asimismo, interpreta esto en el contexto de las etapas iniciales de un incipiente neolítico. Göbekli Tepe es solo uno de los muchos sitios neolíticos en las cercanías del volcán Karacadag, una de las áreas nucleares donde los investigadores creen que comenzó a gestarse la denominada revolución neolítica (los inicios del cultivo de cereales). Allí se han encontrado variedades primitivas de trigo salvaje con ADN semejante al moderno.
Tanto el Dr. Klaus Schmidt como otros arqueólogos creen que grupos móviles de esta área se vieron forzados a cooperar entre ellos para proteger las primitivas concentraciones de cereales silvestres de los rebaños de animales como las gacelas y los onagros (asnos salvajes). Este esfuerzo pudo conducir a la creación de una incipiente organización social de varios grupos en la región de Göbekli Tepe. Así, de acuerdo con Schmidt, el neolítico no comenzaría a pequeña escala, en la forma de casos particulares de cultivo de huertos, sino que arrancó inmediatamente como una organización social de grandes proporciones (“una revolución a escala total”).
Conocido como el “punto cero de la historia”, el descubrimiento de Göbekli Tepe revolucionó la concepción de la historia humana que se tenía hasta el momento. La idea de lo sagrado no es el resultado de la agricultura como sostiene el materialismo histórico, sino que es anterior a la domesticación de los cereales y al uso de herramientas de metal. La sederentización humana no deviene de la agricultura sino de lo sagrado.
El sitio arqueológico de Göbekli Tepe en la ciudad turca de Şanliurfa, al sudeste de Turquía, cambió todos los hitos conocidos sobre la historia de la humanidad. Antes de Göbekli Tepe, se pensaba que la humanidad no se volvió sedentaria ni sabía usar el hierro ni siquiera comenzó a hacer cerámica. Sin embargo, Göbekli Tepe revela que los seres humanos se volvieron casi sedentarios al construir estructuras incluso en las épocas de cazadores-recolectores. Por eso, se considera como el “punto cero de la historia”. Sin embargo, hay quienes consideran que hubo una explosión simbólica muy antigua que da lugar a la religión que ocurrió hace aproximadamente 100. 000 a 50.000 años, como sostiene Pascal Boyer en ¿Por qué tenemos religión? Origen y evolución del pensamiento religioso, Taurus, p.515.
Desde que comenzaron las excavaciones hace ya casi 30 años, al yacimiento de Göbekli Tepe le ha costado darse a conocer. La falta de apoyos internacionales que facilitasen su investigación ha hecho que pasara desapercibido en el tiempo, que las excavaciones fueran lentas y que su popularidad fuera escasa. Mientras que todo el mundo sabe de la existencia de Stonehenge, en Inglaterra, pocos saben que un yacimiento mucho más antiguo descansa en Turkiye. Pero Göbekli Tepe poco a poco va cobrando la fama que se merece, su declaración de Patrimonio de la Humanidad en 2018 le dio alas y en 2021 batió su propio récord con más de 500.000 visitantes a pesar de los efectos de la pandemia.
Lo que estos trabajos de investigación sacaron a la luz hizo que Göbekli Tepe fuera declarado muy tardíamente Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2018, un reconocimiento que podrá desplazar a Stonehenge como lugar preferido de los seguidores de la New Age.
Luis Eduardo Cortés Riera