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Alejandro Álvarez, coordinador del Observatorio Venezolano de Derechos Humanos Ambientales Clima 21, advirtió que los derrames petroleros tienen una triste historia en Venezuela que data de 100 años y que éstos afectan a largo plazo desde el punto de vista económico, social, cultural, así como de derechos humanos.
En una entrevista ofrecida al programa Háblame Bajito de Radio Fe y Alegría Noticias, indicó que el Lago de Maracaibo hace 400 años era el más importante de Sudamérica, con agua dulce y rodeado de territorios de enorme riqueza agrícola, diversidad biológica y cultural. Sin embargo, en la actualidad pasó a ser un desierto biológico, contaminado con mercurio, hidrocarburos y otros metales pesados.
“Perder la cultura de la pesca que existe hace mucho más de 400 años en toda la costa del Lago de Maracaibo no tiene valor económico, pero tiene un valor importantísimo en nuestra identidad como venezolanos, significa perder cultura (…) Los derrames petroleros van a afectar a largo plazo desde el punto de vista económico, social, cultural y por supuesto de nuestros derechos humanos”, afirmó.
Señaló que los derrames no son atendidos por la caída de las capacidades, financiamiento interno y profesionalización de las personas que están dentro de la industria petrolera. Mencionó que en el pasado se produjeron grandes avances en cuanto a planes de contingencia nacionales, locales y regionales que disminuyeron y controlaron la situación.
Responsabilidad y concientización frente a los derrames petroleros
Subrayó que Clima 21 constantemente solicita a Pdvsa y al Estado venezolano responsabilizarse de esta realidad y les hacen recomendaciones, pero que para ellos lo más importante es llevar su mensaje para que la ciudadanía comprenda que es un daño que incide sobre todos, porque es un derecho contar con un ambiente sano, seguro y ecológicamente equilibrado como lo dicta la Constitución.
“En la medida en que nos hagamos conscientes de que es un daño a nosotros, exigiremos a aquellos que tienen la capacidad de actuar, que lo hagan”. Álvarez recordó que las organizaciones internacionales tienen obligaciones legales de asesorar y si es necesario, conseguir financiamiento para apoyar planes de contingencia o situaciones de daño.
Recomendó continuar divulgando lo que sucede, sensibilizar a la población para que defiendan sus derechos ambientales, trabajar en escuelas y comunidades, al igual que presionar para que las empresas asuman la responsabilidad de lo que ocurre a nivel global. “Lo importante ya no es pensar en lo que se perdió, sino en lo que todavía existe y todavía podemos mantener y conservar”, enfatizó.
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