“… La evolución trajo como consecuencia el abandono de valores o ideologías como un factor aglutinante y una complicada red de favores, dádivas, intereses, corrupción, fue tejiéndose para complacer a los miembros que siempre aspiraron a recibir la cuota de poder que les “correspondía” y esa deriva constante y profunda atrapó en sus hilos, tanto a líderes como a sus llamados ahora clientes…”
Jorge Puigbó
Sentado frente al teclado después de leer innumerables mensajes y artículos sobre el oscuro y enredado camino que transita nuestra política, recordé una frase de André Gidé, escritor francés y premio nobel de 1947, que utiliza un avezado y reconocido periodista en su columna: “Todas las cosas ya fueron dichas, pero como nadie escucha es preciso comenzar de nuevo” y decidí entonces lo que iba a escribir, mejor dicho, a recopilar con la venia de ustedes. Son algunos conceptos y apreciaciones que a lo largo de estos años hemos escrito en diferentes artículos y que pienso pudieran aportar algo al panorama. Con algunos comentarios los expongo:
– “…El venezolano no quiere asumir gravedades, porque le cuesta, porque es mejor y más fácil el chiste constante con el cual se le pone fin a cualquier intento de discusión, o la altanería bufa con la cual se descalifica y se pretende ofender al que disiente. Nos hemos reído de todo, aun de nuestras propias miserias, hemos desacreditado a muchos de nuestros semejantes por sentirnos dueños de la verdad…”. Es una política continuada la de dejar de un lado las ideas, o programas, para centrarse únicamente en la descalificación, el insulto y la llamada “cancelación”. Esta última de vieja data, guardando las distancias la llamábamos la “Ley del Hielo”, ni lo destapes decían por ese entonces, cuando marginaban a alguna persona, la mayoría de las veces por cobardía.
-El partido político moderno es una concepción no muy antigua en la historia de la Humanidad, ha sido una institución en constante evolución: “…Lo hemos señalado en artículos anteriores, organizaciones de carácter político siempre existieron, en Grecia, en Roma, pero los partidos políticos modernos no son estructuras, comparativamente hablando, que se crearon hace mucho tiempo, se estima que comenzaron a finales del siglo XIX en la Gran Bretaña con el fin de agrupar personas con los mismos valores, ideas e iguales objetivos político-sociales, teniendo en cuenta, indudablemente, que la conquista del poder era la prioritaria y su razón de ser…”, “…Es importante saber que solo es en la segunda mitad del siglo XX cuando se incluyen estas organizaciones en los textos de las Constituciones nacionales, tanto en Europa como en América…”.
– “…. La evolución trajo como consecuencia el abandono de valores o ideologías como un factor aglutinante y una complicada red de favores, dádivas, intereses, corrupción, fue tejiéndose para complacer a los miembros que siempre aspiraron a recibir la cuota de poder que les “correspondía” y esa deriva constante y profunda atrapó en sus hilos, tanto a los líderes como a sus llamados ahora clientes…”, “…debemos referirnos a la actuación de aquellos que, debiéndose a sus partidos, fueron creando desde adentro las condiciones perfectas para destruirlos. La soberbia, la deslealtad, la corrupción, la pérdida de valores, las luchas intestinas sin razón, o con ella, la anulación de las generaciones de dirigentes jóvenes, las graves equivocaciones al juzgar las situaciones políticas, la asunción de la mentira como arma, sumado todo ello a los puntos antes señalados se puede concluir: El daño está hecho…”. Clientelismo, populismo y corrupción es una trilogía que destruye cualquier organización política. Hoy el partido político se ha reafirmado como una especie de agencia de empleo y de negocios.
-La aplicación de descubrimientos científicos relacionados con la conducta humana fueron cambiando la forma de elaborar la propaganda y el discurso, de manipular a las masas. Por ejemplo: “…Maslow hablaba de cinco niveles: 1: Necesidades fisiológicas. Comer, dormir, respirar, etc.; 2: Necesidades de seguridad física, trabajo, propiedad privada, salud, familia; 3: Necesidades sociales, amistad, afecto, intimidad sexual; 4: Necesidades de aprecio, confianza, respeto, éxito; 5: Necesidades de autorrealización, motivación de crecimiento, necesidad de ser, las cuales son las más elevadas y las que tratarían de encontrar un sentido a la vida. El resultado de la aplicación de estos y otros hallazgos, y métodos, a la política la han transformado en un mercado electoral. La antigua plaza, la misma televisión, han perdido relevancia frente a las nuevas y más eficientes Tecnologías de Comunicación que tienen un grado de penetración superior en la sociedad humana”.
-La acentuación del clientelismo-populismo generó en el mundo graves situaciones: “… funcionarios designados para dirigir a un determinado país son responsables de las medidas que se apliquen y éstas a su vez deben responder en cierto grado al sentir de la población, lo cual no quiere decir que la autoridad se debe guiar única y exclusivamente por las necesidades superfluas o caprichos que se observen en los pueblos. Es en esta realidad en la cual conseguimos un factor quizá determinante para comprender lo que estamos viviendo, el relajamiento de la autoridad en el ejercicio de la conducción política provocado por el miedo a perder seguidores si se tomaran medidas que, aun siendo lógicas, beneficiosas y éticas, no serían del agrado de la mayoría. Por este camino se transitó al llamado populismo y habrá que dar marcha atrás porque la construcción del futuro de la humanidad no responde a la complacencia de caprichos, visiones utópicas o erróneas. Construir un estadio de béisbol o una cancha de bolas da mayores beneficios políticos inmediatos que, una clínica o una planta de tratamiento de aguas negras…”
– “…Valores e ideología, y principalmente la ética, se olvidaron en los programas de formación de la militancia, todo se canceló y se comenzó un proceso de degradación imparable. De aquello que estudiamos alguna vez en Derecho Romano, las tres formas de clasificar, o interpretar el poder: “Imperium”, “Potestas” y “Auctoritas”, es esta última, la que atiende a la moral, a la sabiduría y a la integridad del líder, del maestro, lo que nos podría dar alguna esperanza…”
-Y termino citando: “…Y cada vez importa menos cómo. Poco a poco la democracia, que fue, tras años de dictaduras, un fin en sí misma, se volvió un medio que no siempre sirve para obtener aquellos fines. Y muchos no lo lamentan porque ven a sus líderes —“los políticos”— como una casta autónoma con sus propios intereses y sus propios delitos, otra amenaza a la seguridad. El fenómeno es global: ahora gana quien consigue ocupar el espacio de la “antipolítica”, quien consigue difundir la idea —generalmente falsa— de que no viene de la política ni quiere hacer política; que solo pretende hacer cumplir la ley, poner orden, acabar con delitos y desaguisados. En un mundo radicalmente insatisfecho, todo consiste en apropiarse de esa insatisfacción, presentarse como alternativa a un sistema que no funciona…” (Contra la antipolítica, Martín Caparrós, 24 de octubre de 2018, The New York Times). Todos los análisis del porqué están realizados y los hechos son bien conocidos, solo falta concretar las acciones.
Jorge Puigbó