En agosto de 1944, el general nazi Dietrich Von Choltitz era el gobernador y comandante militar de París. Los nazis habían tomado la decisión de bombardear la ciudad si no podían mantenerse al mando. De hecho, todos los monumentos importantes de la ciudad ya estaban cundidos de explosivos cuando Von Choltitz se negó a ejecutar la orden de Hitler de quemar París. “Sería un acto malvado y vergonzoso contra una ciudad que es una cuna de cultura. La Historia no me lo perdonaría”, dijo. Acto seguido, se rindió a las fuerzas aliadas. Se cree que la intervención del cónsul general de Suecia, Raoul Nordling y los líderes de la Resistencia francesa, también influyeron en su decisión. Y si eso fue cierto, no le resta méritos: su decisión requirió de una gran valentía moral. Tal fue así que Von Choltitz no fue juzgado por los aliados al final de la guerra, a pesar de que había sido un oficial de alto rango en el ejército nazi y había participado en la ocupación de París. Su negativa a destruir la ciudad le valió el respeto y la admiración de muchos, incluyendo a los ciudadanos de París y algunos de los líderes aliados. Este acto de valentía moral se convirtió en una leyenda y en un ejemplo de la resistencia al régimen nazi. Von Choltitz no fue acusado de crímenes de guerra y vivió el resto de su vida en paz, hasta que murió en 1966.
Traigo esta historia a colación porque los precandidatos opositores tienen frente a ellos una situación similar a la que enfrentó Von Choltitz. Los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han destruido prácticamente todo lo que han tocado. Y no les temblará la mano para terminar de arrasar lo que queda, y no es que lo diga yo, lo advirtió la inefable Iris Varela hace un tiempo. A los opositores no les queda otra que actuar con valentía moral.
Cuando hablo de valentía moral me refiero a la capacidad de actuar de manera justa y ética, incluso en situaciones difíciles, desafiantes y peligrosas. Esta forma de valentía es indispensable para hacer lo correcto, incluso cuando sea complicado o impopular. También supone defender los derechos de los demás, incluso si implica un riesgo personal.
Los candidatos opositores a un régimen autoritario como el que tenemos hoy en Venezuela deben mostrar una actitud de valentía moral en su lucha por la democracia y la justicia. Deben estar dispuestos a enfrentar amenazas, intimidación y violencia por parte del régimen y de sus partidarios. También deben ser capaces de vivir de acuerdo con valores y principios éticos universales, para inspirar a la población a unirse y apoyar la causa democrática a través de acciones que muestren su compromiso con la justicia y la libertad. Y sobre todo, preservar la unidad por encima de sus agendas e intereses personales.
Esto les permitirá generar confianza y credibilidad entre sus seguidores y la población en general. Lo digo porque ya hay señales de que el régimen tratará, como los nazis, de bombardear las primarias y todo lo que esté alrededor de las elecciones. Cuentan con el poder, el apoyo militar y los alacranes. Si quienes se les oponen no demuestran coherencia, cohesión, garra y no están dispuestos a hacer sacrificios, no solo sucederá que la Historia no se los perdonará: los venezolanos del presente tampoco.
Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb