La posición adoptada por el Congreso de la República de Brasil al rechazar y repudiar la presencia de Nicolás Maduro, a la sede parlamentaria de ese país, es la mejor demostración de honorabilidad que tienen senadores y diputados brasileños, defensores de la democracia, frente a un dictador que ha ordenado masacrar a indefensas personas en las manifestaciones de calle, perseguir y encarcelar a disidentes, y llevado a la miseria a la mayoría de la población venezolana, además de haber permitido el saqueo de la industria petrolera y dejar postrada la economía nacional.
La declaración fue hecha por el abogado Filiberto (Fili) Peña Canelón, exdiputado regional, exsecretario general seccional de Acción Democrática y exsecretario general de gobierno en Lara.
No pensó el presidente brasileño, prosiguió el dirigente socialdemócrata, que iba a quedar muy mal parado al recibir a su colega de Venezuela, pero los parlamentarios brasileños le han dado una lección contundente de rechazo a las ideas fracasadas y absurdas del comunismo y del socialismo, las cuales al ser impuestas traen miseria, atraso económico y crímenes de lesa humanidad, como está comprobado.
La situación que vive Venezuela, como la que también sufren los habitantes de Nicaragua y Cuba, para citar los ejemplos más llamativos, nos hacen pensar a los demócratas que hoy nuevamente se necesita aplicar la Doctrina Betancourt.
El entonces presidente de la República de Venezuela, don Rómulo Betancourt, planteó ante el mundo que no se podían aceptar dictaduras militares y de tipo comunista o socialista porque atentan contra los pueblos porque les cercenan la democracia, la libertad y las posibilidades del progreso de sus países.
Los latinoamericanos quisieron separarse de España, Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra porque tenían el derecho de trazar su propio destino, ser independientes y darse sus gobiernos legítimos.
Pero, lamentablemente, militares sin conciencia implantaron dictaduras crueles, sanguinarias y terroríficas, añadió Peña Canelón. Sin embargo, con el paso de los años se ha logrado que en Latinoamérica haya un extenso proceso democrático; pero, lamentablemente, éste ha sido aprovechado por organizaciones antipolítica, el Foro de Sao Paulo, e individuos seudoizquierdistas, quienes utilizando las elecciones, no sólo han engañado y confundido a los votantes esperanzados en que le sean resueltos sus problemas, sino que al alcanzar el poder, inmediatamente, han establecido dictaduras cívico-militares, crueles, criminales y muy corruptas, que violentan todos los derechos de los ciudadanos, tienen vinculaciones con el narcotráfico y son destructoras de las riquezas de los países.
la reciente visita hecha por Nicolás Maduro a Brasil, para reunirse con su colega Ignazio Lula da Silva, ha puesto de manifiesto que existe plena conciencia democrática entre los parlamentarios del vecino país, quienes rechazaron al mandatario venezolano y profirieron contra él, a cara descubierta y en alta voz su enérgica protesta por crímenes de lesa humanidad perpetrados en nuestra nación.
Cómo demócrata, dirigente político y experiencia en la administración pública, no puedo menos que conmoverme cuando se producen reacciones de esa naturaleza porque ha llegado la hora de que la democracia vuelva a restablecerse donde ha sido pisoteada y destruida.
Hemos visto cómo los partidos políticos han sido intervenidos, muchos de sus líderes perseguidos, enjuiciados y encarcelados; otros han tenido que irse al exilio, y se ha acabado con los medios informativos, imponiéndose la autocensura en los que aún se mantienen.
Lo peor es que el pueblo vilmente ha tenido que vivir en la extrema pobreza y tener que padecer calamidades.
Por todo lo expuesto muy brevemente, considero que a los demócratas les ha llegado la hora de reflexionar y presionar para que nuevamente se ponga en vigencia la Doctrina Betancourt.
Esta es la forma de enfrentar e impedir que sigan las dictaduras imponiéndose en nuestro continente, las cuales han venido utilizando la democracia para llegar al poder y después la destruyen, ocurriendo lo que ya todos sabemos y padecemos, enfatizó Fili Peña Canelón. Los parlamentarios brasileños han demostrado que rechazan a los dictadores y esa demostración debe quedar grabada en la conciencia de todos los demócratas latinoamericanos.