“…Vladimir Putin ha calificado innumerables veces el colapso de la URSS como la desaparición de la “Rusia histórica” esa idea fija ha guiado su política exterior…”
Jorge Puigbó
Imposible pensar que el mundo pueda aceptar nuevamente que, a los conflictos, las desavenencias, las apetencias de territorio o de energía, se les dé como solución la invasión armada ejecutada por cualquier país sobre un territorio perteneciente a otro estado soberano. Cuál es la razón por la cual Rusia rompe una relativa estabilidad que acompañaba a las relaciones internacionales y desde el 20 de febrero del 2014 inicia una serie de acciones bélicas sobre el territorio ucraniano anexándose en primer lugar la península de Crimea, seguidamente apoya de hecho, a las fuerzas separatistas de las regiones del Donetsk y Lugansk, conocidas como Donbass y luego el 24 de febrero del 2021 invade con sus ejércitos a Ucrania. Detrás de todas estas acciones que Rusia lleva a cabo por el mundo se desprende que, nunca abandonó la idea de aumentar nuevamente su territorio y su poderío, tratando de restablecer la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y con ansias de dominar a Europa, lo cual conseguiría ahorcándola energéticamente. Esto no es en lo absoluto nada nuevo, tienen décadas tratándolo de ejecutar, solo recordemos lo que se llamó la OPEP del Gas, lo inédito es la renovación de los intentos para conseguirlo. Largo y complejo, trataremos de esquematizar señalando algunos hechos que nos darían una idea del devenir de la situación:
-El desarrollo histórico de Ucrania pasa por la conformación de su territorio ocupado muchas veces por fuerzas extranjeras, entre ellas Rusia, ésto torna compleja la comprensión y peor si se pretende usar los hechos históricos distorsionándolos para darle una base legal a lo que ocurre hoy.
–Rusia ha reconocido, mediante innumerables documentos y tratados internacionales la independencia de Ucrania como estado, por lo tanto, su existencia como nación, el solo hecho de haber pertenecido a la URSS como República Socialista Soviética aliada, lo establece sin lugar a dudas. En 1954 el líder soviético Nikita Khrushchev, en fecha 19 de febrero de 1954, cuando era Primer Secretario del PCUS transfirió el óblast de Crimea a Ucrania con la aprobación del Presidium del Sóviet Supremo de la Unión Soviética. Posteriormente, Rusia, Ucrania y Belarús el 8 de diciembre de 1991, firman el Tratado de Belavezha por el cual se disuelve la URSS y los tres firmantes pasan a formar una comunidad de estados independientes. En ese mismo año Ucrania se declara independiente y mantiene el control de la península de Crimea salvo un área que contiene la ciudad de Sebastopol sede de la flota rusa del Mar Negro. En 1994 Rusia firma el Memorando de Budapest con el Reino Unido y EE.UU. en el cual se compromete a respetar a Ucrania y no utilizar la fuerza contra ella, a cambio ésta transferiría de vuelta sus armas nucleares a Moscú. En 1997, se firman varios tratados que tienen que ver con la partición y el estatuto de la flota del Mar Negro, el arrendamiento de la base naval, las relaciones bilaterales y sobre todo respeto a las fronteras, en ese momento Rusia cede la ciudad de Sebastopol a Ucrania y solo exige que se le permita mantener el uso de la base naval hasta el 2042. En el 2014 se firma el llamado protocolo de Minsk mediante el cual se pone fin al conflicto con los prorrusos separatistas (apoyados por Rusia) y los combatientes ucranianos.
–Todos los acuerdos y tratados internacionales mencionados fueron violados por Rusia en el 2014 y luego el año pasado el 24 de febrero cuando invadió todo el territorio de Ucrania. “…Es inaceptable cuando la soberanía de un estado independiente es violada por uno de los miembros permanentes de la ONU, del Consejo de Seguridad. Esto finalmente prueba que los mecanismos del modelo de 1945 no están completamente operativos hoy…” (Volodimir Zelenski).
-Generalmente en Geopolítica los conflictos territoriales permanecen latentes y cuando las circunstancias cambian se las invoca para justificar la reavivación de los mismos. Hay países que conservan tendencias muy arraigadas en la población las cuales los impulsan a apoyar cualquier iniciativa que pueda significar un regreso a las viejas glorias. En una reciente entrevista, realizada el 24 de mayo pasado, por el Dr. Jeffrey Gedmin al presidente fundador del Instituto de Asia Central y el Cáucaso, S. Frederick Starr, miembro distinguido de Eurasia en el American Foreign Policy Council se habló principalmente sobre el resurgimiento del sueño de la Rusia imperial y algunos extractos de sus respuestas a las preguntas de Gedmin, nos ayudarán a entender la política rusa, aquí algunos : “…La diferencia es que esta vez el líder de Rusia, Putin, y su séquito han adoptado una ideología extraña y peligrosa, el “eurasianismo”, que les permite expandir el poder ruso a voluntad sobre todo el antiguo territorio de la URSS e incluso más allá. Es una visión grandiosa y terrible que envanece a gobernantes y gobernados por igual…”, “… Los ganadores atraen a los seguidores y desde la toma de Crimea por parte de Putin en 2014, la industria de propaganda masiva de Rusia ha declarado en voz alta que la invasión de Ucrania es un triunfo y ha suprimido sistemáticamente toda información que indique lo contrario…”,“… los millones de rusos que habían prosperado manejando el control de Moscú en los países bálticos, Ucrania, el Cáucaso y Asia Central, inmediatamente comenzaron a soñar con algún tipo de restauración imperial. Peor aún, la KGB y las fuerzas armadas sobrevivieron y alimentaron un profundo resentimiento contra Occidente…”, “…Occidente debe evitar centrarse únicamente en los dos extremos, es decir, un escenario “catastrófico” que incluye una ruptura total de la Federación Rusa o un futuro color de rosa que es simplemente una repetición del optimismo ingenuo que prevaleció en 1991 después de que los líderes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania terminaron oficialmente con la URSS…”
-Rusia ha mantenido, sin casi oposición, su política de expansión, recordemos sus conquistas: Transnistria en Moldavia, la península de Crimea con su gran base naval de Sebastopol y parte del Donbass en Ucrania, además de Osetia y Abjasia en Georgia. Vladimir Putin ha calificado innumerables veces el colapso de la URSS como la desaparición de la “Rusia histórica” esa idea fija ha guiado su política exterior.
-Veamos sucintamente sus últimas actuaciones: Acercamiento y tratados con Irán para suministro de armas, sobre todo drones; el Grupo Wagner, interviene en Mali y en República Centroafricana, en Burkina Faso, Libia, Sudáfrica, Mozambique y Madagascar; alianza armada con Argelia e Irán en el Sahel para apoyar al Frente Polisario y desestabilizar Marruecos (objetivo el gas destinado a la UE); regreso a América Latina, ofrece nuevamente a Cuba abrir bancos y le solicita el arrendamiento de tierras a empresas rusas y preferencias fiscales, igual para Nicaragua. A Venezuela, además de inversiones, le proporciona armas e inteligencia militar; una de las acciones más graves es el traslado de armas nucleares tácticas a Bielorrusia, frontera con Ucrania.
Solo queda una pregunta para hacerse: ¿Adónde vas Rusia?, “¿Quo vadis Rusia?”.
Jorge Puigbó