No se les puede exigir a los caficultores venezolanos un incremento en la producción nacional, un aumento en los rendimientos, cuando no disponen de servicios como la electricidad y el combustible para poder ser más eficientes, asegura el economista y presidente de la Asociación Venezolana de la Industria del Café (Asicaf), Nelson Moreno.
El dirigente gremial se muestra optimista, al señalar que la producción general de café este año, registró un crecimiento del 17%; sin embargo, como se ha desacelerado en forma significativa el consumo de este rubro, debido fundamentalmente al deterioro del poder adquisitivo de los consumidores que ahora en lugar de comprar un kilo de café solo adquieren un paquete de 200 gramos, lo cual ha tenido un impacto en la actividad y esto ha llevado a los caficultores y a las paccas, a tener stock estimados en un 25% de la producción, esperando a ver cómo se moverán los precios en el futuro.
Nelson Moreno, uno de los economistas que más conoce de la actividad cafetalera del país, por cuanto no solo ha sido productor, sino que tiene una larga experiencia en las relaciones con productores y con la agroindustria, expresa su preocupación por el ingreso desmedido de café de países vecinos, como es el caso del colombiano Sello Rojo, que se comercializa en el territorio nacional en los comercios informales, a precios muy por debajo de los que se vende el producto nacional, en una competencia desleal.
Admite que a pesar de todas estas dificultades, los caficultores siguen haciendo sus esfuerzos para obtener los fertilizantes, continúan creando sus viveros, admite que hay zonas cafetaleras que carecen de luz en un 80% , mientras que en el 57% registran fallas de combustible.
“Para poder sobrellevar esta situación, están comprando el combustible, especialmente gasoil y lo almacenan en tanques, para mantener unos inventarios que les permitan atender sus necesidades, al momento de la cosecha, para el traslado del producto a los centros de consumo o a las torrefactoras para su procesamiento”, señala Moreno.
Recuerda que de las 400 industrias que existían en el país, apenas están operativas unas 80, las cuales solamente procesan entre 3 y 5 sacos, para atender a un número de clientes seleccionados; mientras tanto en el mercado hay más 400 marcas.
Admite que los costos de producción de la caficultura nacional, se han distorsionado como consecuencia del alza de los fertilizantes, indicando que en estos momentos con este rubro prácticamente lo que se está produciendo es un trueque.
El economista señala que en este momento el precio del café a nivel de productor se cotiza en 195 $/quintal y el precio al consumidor estaría entre $10 y $11 el kilo; sin embargo, además de la desaceleración en el consumo, porque la gente no tiene $11 para pagar un kilo de café, no hay crédito bancario, tampoco crédito al consumo.
Moreno asegura que con todas estas dificultades, los caficultores nacionales mantienen sus esfuerzos, y confían en que vendrán tiempos mejores, donde se pueda reducir el contrabando de café, tanto de Colombia como de Brasil, que tanto daño le han hecho a la caficultura nacional.
