No en un recorrido como turista ni plan vacacional, observar nuestro país es ver una tierra en llamas, período de tiempo inmediatamente posterior a una guerra y durante el cual se sufren sus consecuencias.
Ya es historia ver a la gente adormecida en largas colas para surtir gasolina, esperar hasta 4 horas con el nuevo racionamiento de la energía eléctrica, sin agua, calles deterioradas y todas las plagas que el enemigo nos ha mandado, a las cuales el gobierno dictatorial de Nicolás Maduro nos obligó aceptar por desgaste, por cansancio. Hasta la muerte la ha decretado porque los servicios de salud también pasaron a la historia.
De lo malo ya no hay nada que hablar. Todo está escrito. Y como una de las reflexiones finales resta imaginarse que lo que le falta a los comunistas que mandan en Venezuela es decretar en Gaceta Oficial las muertes previas que a diario se producen en quienes han adquirido alguna enfermedad grave, como el cáncer.
La Gaceta Oficial del Estado es donde se publican las leyes y otros actos que deben hacerse del conocimiento público. Es el periódico oficial del Gobierno de Venezuela. Su función es la publicación de leyes, reglamentos, acuerdos, circulares, órdenes y demás actos expedidos por los poderes a fin de que sean observados y aplicados debidamente en sus respectivos ámbitos de competencia en el territorio nacional.
Porque ya no es la enfermedad la que está matando al paciente. Es la falta de servicios de salud que no funcionan, y el deterioro económico de quienes sufren y deben irse a sus casas a esperar el último suspiro.
Es cierto: ¿Cómo un paciente con cáncer cubre los gastos de tres mil dólares por un programa de radioterapia? En Barquisimeto hay tres centros de diagnósticos privados donde se aplica este tratamiento oncológico que utiliza energía ionizante para eliminar las células tumorales en el área donde se encuentre la patología a tratar.
No existe ninguno reservado o exigido a las administraciones públicas por la legislación en cada Estado con la finalidad de responder a diferentes imperativos del funcionamiento de la sociedad y, en última instancia, favorecer la realización efectiva del desarrollo personal, económico, la igualdad y el bienestar social.
Además, ¿cómo un paciente pobre o clase media, cubre semanalmente un servicio de quimioterapia, donde en centros humanitarios como Higea, o fundaciones, aun así deben pagar una consulta de 30 dólares, 25 por la colocación, más el costo de los insumos, como inyectadoras, solución fisiológica, macro goteros, catéter, inyectadoras, y otros, previo a una hematología?
¿Cómo un paciente posterior a los tratamientos paga una tomografía por el orden de los 240 dólares? No se contabilizan aquí los gastos originados para una alimentación dictada por un nutricionista. Estamos hablando sólo de pacientes con cáncer, sin incluir otras patologías.
Sólo eso lo puede cubrir un enchufado que vive en lujosas quintas y vehículos adquiridos con dineros producto de la corrupción, porque Venezuela es un país rico de gente pobre.
La Venezuela sin gasolina es más desigual y también más pobre. Es pobre y más del 76 por ciento está por debajo de la línea de indigencia extrema.
La crisis sanitaria en Venezuela se agudiza. En la mayoría de los centros de salud falta el agua y no hay comida, medicinas e instrumentos básicos como catéteres para atender a los pacientes.
En este sentido, el pasado 7 de abril de 2018, la prestigiosa revista médica británica The Lancet publicó un artículo editorial titulado: “El colapso del sistema de salud venezolano”, donde describe la destrucción del sistema y la falta de información oficial de los indicadores.
Los resultados en la atención médica han seguido deteriorándose rápidamente. El gobierno venezolano ha estado constantemente reduciendo la proporción del gasto público anual dedicado a la salud.
Además, se ha reportado que los suministros médicos desaparecen o se embargan y se quedan en los puertos, con algunos medios de comunicación que alegan corrupción que obstaculiza la distribución.
Algunos de estos medicamentos son para tratar las enfermedades del cáncer, corazón y diabetes, principales causas de muerte en Venezuela.
Como resultado, los pacientes tienen que llevar sus propios materiales quirúrgicos, drogas y comida a los hospitales. En la práctica privada, los profesionales médicos cobran en dólares estadounidenses, lo que hace que la salud sea inaccesible para la mayoría de la población.
Por eso nuestra ocurrencia de que el gobierno, a cambio de asistir a miles de resignados, por lo que dejaron de hacer, debe emitir en Gaceta Oficial diariamente las muertes anunciadas porque los menesterosos no tienen cómo cubrir sus gastos, mientras recientemente se anunció la instalación de una fábrica de fusiles, con los rusos, para no se sabe muy bien qué actividad militar.
La crisis de salud en Venezuela es peor de lo anticipado. Mientras, cómo ¿se cura esa enfermedad llamada chavismo o madurismo? Creemos que no se remedia sino con la eutanasia. Es la hora de hacer juicios de alto perfil, porque aunque en Venezuela no aplica este concepto en el ordenamiento jurídico, por el contrario es considerada como un suicidio asistido.
En todo caso, ante esta situación, muchos enfermos en Venezuela quisieran en estos momentos morir de manera digna porque no hay un gobierno que los asista.
No hay ninguna Patria socialista. Este es un tiempo de mengua, y en la mengua deciden los pueblos. Los pueblos esperanzados por vivir en libertad, en progreso, en crecimiento económico encontrarán soluciones ya sea porque quienes gobiernan rectifiquen, ya sea porque se produzcan procesos de cambio civilizatorios, pacíficos y democráticos.
Mientras tanto el gobierno de Nicolás Maduro y sus secuaces reinciden en caminos equivocados con amenazas, pero esto no es un problema policial, ni militar, ni siquiera administrativo o jurídico. Es un problema de política económica.
Se ha instalado en el país una tristeza inmensa. Ese componente emocional no se ha medido, pero está presente de manera dramática, mientras ya se está acabando ese pote de humo lanzado por el propio gobierno sobre la corrupción en PDVSA. Ya el silencio vuelve a cubrir el Cielo.
Hace varias semanas, la presidenta de la comunidad de Madrid, España, inauguró un hospital oncológico de 8 pisos únicamente para la atención pública sin pagar nada, con tecnología de punta.
Más de 90 hospitales como el inaugurado en Madrid podrían construirse en nuestro país con el dinero que desapareció de las arcas de PDVSA, revela un informe a través de Internet desde la madre patria.
Eso quiere decir, que cada uno de los 24 Estados de Venezuela, podría tener 4 hospitales oncológicos similares.
Entreguemos las enfermedades, dolencias y padecimientos al Señor Jesucristo. Clamemos por consuelo y alivio en medio de nuestro sufrimiento.
En época de incertidumbre y agobio, siempre hay una certeza: Somos hijos amados de Dios, él es nuestra fortaleza. ¡Nada nos vencerá!
Orlando Peñaloza
