Llegó el primer automóvil a la población larense de Duaca en 1904, pero el carro vino sin gasolina ni reserva de combustible y nadie lo vio funcionar, porque el mismo fue embargado y llevado fuera del estado por la misma vía que llegó, el Ferrocarril Bolívar.
Pasaron 9 años para que volvieran los automóviles a Lara y a Barquisimeto. Al principio, la gasolina se expendía en las bodegas y boticas de la ciudad y se vendía en latones que eran importados para su venta.
La presencia de automóviles en la capital larense se hace cada vez mayor y por supuesto, el consumo de gasolina se incrementa y ya las bodegas no se dan abasto. Es así como a finales de la década de 1920 aparecen las primeras estaciones de servicio, entre ellas la bomba de la alcabala Bella Vista en el año 1927, último recurso de quienes viajaban fuera de Barquisimeto por el sur – oeste.
Hacia el noroeste se abre otra bomba y allí se surtían quienes iban a Carora. El Impulso anunciaba en 1927 la construcción de una nueva gasolinera, que se pondría en funcionamiento frente al Mercado de las 100 Puertas, lugar en el que hoy se ubica el Edificio Nacional en la esquina de la calle 25 con carrera 17.
Esta estación de servicio fue acaparada por el gobernador Eustoquio Gómez para llenar el tanque de su infame automóvil, el temido Lincoln faetón negro. A principios de la década de 1930 ya habían varias gasolineras en Barquisimeto, entre ellas la que se ubicaba en El Carabalí, cerca del pueblo de Santa Rosa y otra en las cercanías de Bobare, última oportunidad de quienes iban a Carora. Eran los tiempos en los que no se sufría por la falta de combustible.
