#OPINIÓN El psicópata coronel Séptimo, el galafate extranjero #17May

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«Es fácil esquivar la lanza, más no el puñal oculto».

 Proverbio Chino

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Una nota histórica. El general José María Córdoba, nació en Colombia,  La Concepción, Antioquia, el 8 de septiembre de 1799, en el hogar formado por el alcalde del lugar, Crisanto de Córdova y Mesa, y por Pascuala Muñoz Castrillón. Fue uno de los pupilos de El Libertador. Lamentablemente el coronel cordobés de quien hablaremos en esta epístola, es un antihéroe, un  “vulgar galafate”, que deshonra la memoria y el gentilicio del ilustre hijo de Colombia, el héroe de Ayacucho. La  sangre de este coronel Séptimo, de este psicópata está contaminada, no corre por sus venas la nobleza y la casta de aquel insigne antioqueño, del gran militar colombiano que por sus proezas forjó junto a Bolívar la independencia de su  patria y de Latinoamérica.  

Dejen de lamerle las suelas a Séptimo y entréguenlo a la justicia antes que él los traicione a ustedes. Es imperativo precisar que el psicópata coronel Séptimo de quien se ha comprobado su nacionalidad colombiana, es un hombre sin honor, que corrompe las costumbres, el orden y el estado habitual de las cosas, es sumamente malo y causa daño intencionadamente. Es un ser peculiarmente perverso. Y que la institución está deformada por la postración de los serviles a la corrupción que ha instaurado este militar nunca más ascendido. Aquí veremos como el coronel traicionó a su compinche Melina, para salvarse él. Evidentemente Melina debió ser sustituido o hecho preso desde hace rato, y lo propio se espera para el coronel psicópata. No hay honor entre delincuentes. Así como Juanita entregó a Ananás por orden del psicópata, no han querido advertir los funcionarios jalabolas que en cualquier momento ellos también serán entregados y traicionados por el coronel mañoso, quien seguirá sacrificando a otros para salvarse él.  En esta ocasión entregó a Melina.

Es necesario puntualizar que el coronel psicópata es un megalómano, un enfermito de Hubris y que a toda costa y bajo cualquier circunstancia defenderá su negocio de corrupción y la diversidad de otros delitos que lo mantienen atornillado en la institución. Circunstancia por la cual no la suelta sino que más bien la parásita endémicamente, con la asistencia de sus esclavos voluntarios o sus monos voladores.   

Datos biográficos. Este psicópata coronel Séptimo hijo de primos hermanos, natural del departamento de Córdoba Colombia de donde son endémicos sus patronímicos, y no es un asunto de xenofobia sino de fobia al psicópata que usufructuando criminalmente la hospitalidad que inmerecidamente se le ha dado, por habérsele  acogido no obstante haber hecho trampas para infiltrarse como nacional de esta patria, ha corrompido las instituciones y se ha apropiado de ingentes sumas de dólares, así como de un inusitado y desproporcionado patrimonio en relación a los ingresos que como miembro de un cuerpo castrense podrían estimarse gigantescos, grotescos y burlones a la decencia que no lo ha caracterizado a lo largo de su vida militar. El negro como se le conoce familiarmente a este cordobés, que usando el uniforme castrense de una patria que le es ajena, un uniforme al que ha pisoteado y a quien no se le divisa el honor, es la peor maldición que le ha podido caer a la institución que hoy parasita, depreda y corrompe.  

Nadie, absolutamente nadie me gana en natación, perdón en corrupción.  Dice el coronel psicópata. Tramposo desde la cuna, psicópata desde niño, amparado en un engaño militar, ha protagonizado carrera delictiva en esta tierra y no solo se ha hecho pasar como uno de nuestros nacionales, sino que como todo psicópata se mezcla como si fuera empático, para pasar inadvertido, pero sus actos lo delatan, así crea que camufla sus perversiones. Tiene una extraña naturaleza que impone u ordena que lo quieran por tratarse él de un Dios, así se auto magnifica. Es la peculiar característica del narcisista creerse una deidad y el coronel psicópata jura que es un príncipe. Se refiere a sí mismo con fanfarronería, como el delfín que venció en las piletas a Michael Phelps – sólo ponderen su jactancia y prepotencia-. Que los súbditos como considera él a los empleados y a los usuarios de la institución, le deben tomar cariño a juro, y que sin importar sus coños de madradas, o sus conductas desadaptativas, como el marido que golpea a su mujer y luego ésta se acuesta y tiene sexo con él;  así quiere el coronel psicópata que los clientes internos y los clientes externos de la institución sugestionados bajo la experiencia psicológica paradójica conocida como el síndrome de Helsinki, lo idolatren y le rindan hurras como a un héroe al revés, como a un anti líder. “Te jodo, no te respeto, te golpeo, te insulto, te saboteo, te manipulo y controlo tu libertad, te desprecio y te desprecio, te infundo terror, te humillo y despotrico de ti; pero estás en la obligación de  amarme” Esto dice el coronel psicópata. Toma nota Chabela, que sufres de hibristofilia como Sussana, aunado al efecto del gaslighting. Aunque claro, entre psicópatas se entienden hasta que se hastíe el uno del otro y Chabela es un claro ejemplo de una mujer psicópata.

Además de la astucia para delinquir, al rey depuesto y al doctor fraude o el psicópata  coronel Séptimo los une la nacionalidad colombiana. Y ambos han hecho una fortuna vendiendo títulos valores ilícita y fraudulentamente. En su criminal psicopatía, el coronel cordobés, este miserable maldito está convencido que la institución es una presa que le pertenece, que ha capturado y tal cual depredador él mismo es un ave de presa. O un Licaón cuando experimenta su problema psiquiátrico de creerse transformado en un perro. Recordemos que la licantropía es un síndrome delirante especial caracterizado por la creencia del paciente de ser un animal salvaje o peligroso. De modo que el coronel psicópata, se siente justificado en su rapacidad. Cree enfermizamente este colombiano, que le embona o le calza el dicho de que  “no se le niega el muslo a quien te da la gallina”.

Hagamos uso de un símil comparativo. Pero es el caso que el coronel no le da la gallina a nadie, no suelta la gallina, sino que la presta para que le den sus huevos. Y entonces la institución es un corral lleno de gallinas y todas son de él; representadas por cada uno de los departamentos u oficinas susceptibles de generar ganancias ilícitas. Pero no se crean los jefes o titulares de esos departamentos o gerencias que todos los “huevos” son para ellos. ¡No señor! Los huevos son para el coronel psicópata exclusivamente. Excepcionalmente entre el  coronel Séptimo conocido como el doctor fraude y el encarcelado rey también colombiano, se compartían los huevos, pero los nidos también. Porque es que el rey adiestró a la pareja de psicópatas – a Séptimo y a Chabela – a forjar los títulos valores que venden en el mercado negro a altas sumas de dólares y que constituyen la joya de la corona en eso de la corrupción institucional. La venta de estos documentos tan preciados  que son la forma más verosímil de certificar lo que es falso.

Estos departamentos o gallinas ponedoras de altas corrupciones, generadoras de muchísimos dólares ilícitos  que no se declaran al fisco, están en préstamo temporal a sus gerentes o jefes, que crédulos e ingenuamente piensan  que tendrán la misma impunidad que el coronel psicópata y sienten el sabor embriagador del poder de la corrupción y cuando el colombiano narcisista atisba que se están acostumbrando y sus agallas están infladísimas, los deja colgados de la brocha, los manda a destituir y se lava las manos como Pilatos, para quedar bien con quienes ha entregado, entrampado y traicionado. Porque los antiguos amigos son nuevos enemigos, y quiere deshacerse de ellos, pero que se vayan contentos. Entonces hace la pantomima de que otros los denunciaron y que se escapa de sus manos mantenerlos en la mina de dólares. Así ha sido el caso de Melina, que extorsionó todo cuanto le dio la gana, hasta que igual el coronel le dio la gana de patearlo porque no soporta competencia en corrupción.

 Excepcional gente ética. Distinto es el caso que dista éticamente del anterior, es el de la  decente profesional, noble y talentosa Maggie la Perla, una mujer intachable y a carta cabal, que por su inquebrantable rectitud, el psicópata coronel Séptimo decidió sustituirla por una mariposa corrupta. Es que Séptimo el coronel psicópata solo quiere en su equipo a delincuentes. También podemos mencionar al héroe institucional Barry quien descubrió y denunció todo el entramado de corrupción de Lesbia Carlota, pero inocentemente lo hizo ante el jefe de la banda, que por desgracia es el propio psicópata coronel Séptimo. De modo que no iba a obtener del coronel, ninguna promoción de la decencia, ni que este  sentara ejemplarizantes sanciones,  porque Lesbia Carlota es una de sus cómplices  y coautora de delitos.  De tal manera que Séptimo al saberse descubierto movió todo su engranaje de corrupción y de colaboradores en los delitos   y se deshizo de Barry,  porque no le conviene tener en la institución a personas como este héroe virtuoso, ético, respetuoso de las leyes y verdadero ciudadano, que no le sonríe a la corrupción. Que tiene muy claro lo que es y debe ser un funcionario público. Pero la verdad, estuvo y está en las denuncias de Barry.

La gente moralmente íntegra y correcta que no comulga con las prácticas delictivas que pululan en la institución, por la crispación que produce en el espíritu de los hombres y mujeres decentes, han optado por irse para no estigmatizarse ni el prestigio ni el buen nombre, pues permanecer en las actuales condiciones que ha instaurado Séptimo el coronel psicópata,  es literalmente mancharse el alma y la reputación, ante los delitos que ahí se perpetran y el maldito ambiente laboral que impone el licántropo doctor fraude. Porque trabajar en esa empresa es como coexistir o convivir con la delincuencia y respaldarla, de modo que la gente de honor y de valía no puede avalar con su presencia, una gestión corrupta y en extremo delictiva, que es un hervidero del crimen, de  maldad, de mierda y de sumisión a un pervertido hombre, a un megalómano militar. Circunstancias estas  que nada bueno dejan ni al currículum vitae , ni al alma ni a la psiquis, entonces han decidido  abandonar el lugar, sacudir sus sandalias y no mirar hacia atrás, ante el lupanar o antro en que el psicópata coronel Séptimo ha convertido a la institución. Así fue el caso de un caballero, por cuyo pedimento no menciono su nombre, pero se trata de un hombre de férreos principios morales, con una formación profesional de altura y una cultura familiar llena de valores, que no le galantea a las almas miserables, con hidalguía se retiró de esa cueva de hampones, con la dignidad muy en alto le dio la espalda a esa casa de perversión y delitos, reafirmando con su actitud los excelentes ejemplos recibidos en su hogar al no cortejar ni al crimen ni a la hipocresía. Y como diría José Luis Perales…y se marchó, y a su barco le llamó libertad, y en el cielo descubrió gaviotas, y pintó, estelas en el mar…

Otro espacio para la corrupción. La oficina de “no te fíes”.  El psicópata coronel Séptimo se las ha ingeniado criminalmente para a través de las amiguitas de Chabela su psicópata suplemento narcisista, garantizarse las mayores entradas de dinero negro y manejar toda la corrupción para su beneficio. Chabela la barragana etílica del psicópata coronel Séptimo controla a sus “amiguitas”, a aquella leal funcionaria, a And la Reina peliteñida, y ahora a la jefa de “no te fíes”, donde Mara la vieja camandulera quedó frustrada en sus aspiraciones de tomar esa oficina luego de haber traicionado a su antigua benefactora. Y le rinden honores, pleitesía y tributos al colombiano, al psicópata coronel Séptimo  que está al frente de la institución. Poco a poco con una elaborada estrategia criminal, las gerencias o departamentos clave en materia de corrupción para la captación de todos los dólares de las extorsiones u otros delitos que producen dinero ilegal, se han acumulado en las siniestras manos del psicópata coronel Séptimo. La oficina de gestión de las extorsiones, la oficina de las notas musicales, la mayordomía en manos de la lepra de Chuchín el novio de Séptimo y ahora la nueva Jefa Sátrapa de “no te fíes”, que es insegura, poco inteligente y con dificultades para socializar, pero es corruptísima y su mejor credencial es ser la amiguita de Chabela, la que puso en su casa el minimarket con los alimentos robados de la institución, la que estrena todos los días ropa nueva, como signos exteriores de riquezas mal habidas.     

Ríanse y complázcanse en dejarse joder, pues sois peones de un juego sucio.  De tal suerte que si el psicópata coronel Séptimo recluta monos voladores o monos jalabolas o aláteres o correveidiles, como cómplices, coautores o delincuentes en su negocio  de corrupción y extorsión ; todos ellos son realmente sus esclavos y deben mantenerse pisoteados, genuflexos y humillados pero con sonrisas de satisfacción. Todos ellos deben darle altas tributaciones de todas las corrupciones y demás delitos que reporten ganancias ilícitas, porque el psicópata coronel Séptimo es el amo y señor de la institución, a quien hay que responderle su silogismo mortal. “Si no me das las ganancias que estás obteniendo, dentro de mi corral, pero mucho, bastante;  entonces te mando a destituir”. Porque en realidad soy yo quien decido si te vas o te quedas porque el negocio es mío;  pero te miento diciéndote que es una orden que vino del Distrito y se escapa de mis manos, pero igual debes seguir siendo mi amigo”. Así dice el Judas, coronel psicópata que nació en Colombia. Y no queremos jamás significar que la corrupción deba tolerarse. No, absolutamente no debe tolerarse ni permitirse la corrupción, pero trabajar para el psicópata coronel Séptimo no te garantiza la permanencia en tu puesto ni la impunidad que él se procura para sí, porque tributa a manos llenas muchísimos dólares a su superior. Esto es el negocio de los de arriba y los de abajo son usados como piezas descartables hasta que ellos decidan que ya no les sirven más.   

Para mal y no para bien, no para desenvolverse como un buen padre de familia, ni para dar ejemplos de moral y de ética; sino para  comportarse como un déspota corrupto; siendo una empresa pública que pertenece al estado, Séptimo el coronel psicópata se cree realmente el verus dominus de la institución y que los negocios ilícitos que ha implantado y que se mueven en ocasión al giro de las actividades que en ella se certifican, son de su particular peculio. De modo que si el psicópata coronel Séptimo contrata a alguien para trabajar en la institución en altos cargos, no es en realidad para beneficio de la institución que trabajará , sino para  el militar nunca más ascendido y para su red de delincuentes; y le debe dar al colombiano grandes porcentajes de sus también ganancias ilícitas, sino es que todas.  “Estás trabajado aquí por mí, por mi gracia, para mi exclusividad, de modo que todas las riquezas que por extorsiones y otros delitos  obtengas en esta institución, me las debes tributar a mí y yo decido los  porcentajes de tus ganancias, porque esto es un contrato delictivo leonino”. Así dice el coronel psicópata. Tal cual el Alcalde o Alcaldesa que se colude con empresarios para robarse los dineros de las obras, bajo la premisa de que por ser el burgomaestre entonces todos los dineros del municipio le pertenecen y por tanto le es lícito quedarse con grandes tajadas o con todo el dinero, aunque haya menor obra, menor calidad de obra, y materiales de tercera.  Melina, uno de los adláteres del coronel psicópata, cometió errores de cálculos. Melina montó su propia choza de extorsiones dentro de la institución, pero las ganancias eran de su exclusividad y consumó el fatal error de no tributar al psicópata.

Es que el coronel narcisista controla y manipula a sus serviles y quien de ninguna manera le muestra sumisión, pleitesía  y genuflexión, entonces está acabado. Es vergonzoso y paradójico como tantos profesionales se le arrastran a Séptimo el coronel psicópata. Este coronel es un tipejo que se da al odio de los buenos y de los malos. Nadie lo quiere  pero él vive en su masturbación mental de que realmente lo aman y en sus fantasmagorías psicológicas está convencido que deben amarlo, respetarlo y adularlo en extremo porque no se sacia con poco. Recordemos que este coronel delincuente, considera que la institución es su patrimonio  y que es el único depositario de toda la corrupción que se maneje intramuros y extramuros en ocasión a la actividad o giro del negocio de la empresa. De las extorsiones en las que Melina incurría, éste no tributaba al psicópata,  no le entregaba porcentaje a Séptimo,  no le daba de lo que recogía al pasar raqueta a los usuarios. El psicópata tenía noticias diarias de las acciones delictivas de Melina, pero estaba esperando que este funcionario espontáneamente se reportara en la taquilla con altos porcentajes de ganancias para compartirlas con él. Pero Melina se hacía el huevón. Hasta que el psicópata decidió relevarlo. Un emisario de especial jerarquía vino del Distrito y lo depuso por órdenes de “cinco para las doce”.  

¿Pero por qué no deponen al coronel psicópata si su superior recibe las novedades diarias mediante las denuncias e incluso pruebas de sus delitos y corruptelas? Es que el coronel psicópata “se baja de la mula”, tributa a cinco para las doce semanalmente, le entrega su mascada y su bola de billetes verdes, suficiente dinero negro para que se haga el Willie Mays.  En tal sentido, su superior no solo recibe las denuncias en contra de su coronel, sino que recibe mucho dinero ilícito de parte de su coronel para mantenerlo sembrado en el puesto. Porque es que “cinco para las doce” es quien lo tiene facturando en el cargo, como desde su infortunio para la institución lo mantuvo jefaturando el hijo de inmigrantes italianos, el propio Al Capone. Este cordobés colombiano, es tratado por su superior como un estratega del delito, que incurre en crímenes sin hacer ruido – creen ellos – , y el coronel psicópata es resarcido con permanecer timoneando la institución  y su superior le da infinitos besos negros.

Con un Directorio desprestigiado y confabulaciones internas, la institución es una organización criminal. ¡Despierten que se trata de un pranato! Y mientras estos tipejos como el coronel cordobés o el psicópata coronel Séptimo se mantengan al frente, ningún producto decente saldrá de ella. La sustitución de Melina, que ciertamente se la merecía y que debió ir preso; fue una retaliación del Pran mayor, tal cual se cobran las deudas entre criminales. Aun cuando con la sustitución de Melina se hizo medianamente justicia, no fue un acto de justicia en puridad, sino de envidia, de venganza, porque para el psicópata coronel Séptimo nadie puede tener pretensiones superiores a las de él. Mientras que Lesbia Carlota la enamorada de Chabela, que hacía mancuerna con Melina; por su astucia y arrodillamiento permanece en la institución junto a sus tribadas chupando de la corrupción y sobre todo a las usuarias.

«En el análisis psicológico de las grandes traiciones,

encontraréis siempre la mentecatez de Judas Iscariote».

Antonio Machado

Crisanto Gregorio León

[email protected]

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