El pasado mayo 10 de 2023, un grupo de respetables personalidades convocó, a la representación de quienes participaran en las llamadas elecciones primarias, dentro de la nomenclatura “G4” donde uno de sus promotores, el Emérito Magistrado Jorge Rosell, quien tiene más que perder en la politiquería de estos tiempos, intervino para alentar la participación ciudadana con sentido constructivo solo que sorprendió a la audiencia con una palabras suyas, más o menos – Pienso que hoy, voy a tener menos amigos — ¡Por Dios! ¿Qué dijo? Acaso la verdad, de la pérdida de credibilidad de los partidos políticos, todos sin excepciones ¿o es mentira? A nuestro modo de ver, no son las organizaciones sino cierta dirigencia, lo que han llevado a esa desconfianza desde el primer momento en que comenzaron a negociar con Chávez, después sería no votar y votar, no dejar espacios libre, y lo último pasar agachados ante la realidad nacional es decir, evadir el debate con el régimen. Lo cierto es, qué las palabras del doctor Rosell irritaron la epidermis de alguien desdibujando el acto y peor aún, al percatarse la ausencia de la representación de María Corina Machado, delante de la “Comisión Electoral de Primarias”, por lo demás reconocida por la honorabilidad y capacidad de quienes la integran y que debieron haberse quedado exhaustos, porque esos detalles así lo reflejaron.
Con el precedente juicio no pretendo descalificar las intenciones de los promotores a un acuerdo moral, para la participación de esas primarias pero ¿si así fue el comienzo de buena fe, como será el final? que me corroboran las reservas de esas primarias entre otras cosas, porque conozco como dice una trova cubana “el agua en la batea” Por 23 años, nunca se había visto entenderse la política larense al ritmo meteorológico, o como, “Por esta calles” “como van viniendo, vamos viendo” y no es cuestión de matarse, pero ¡por favor! al menos con un mínimo de escrúpulo. No fuimos nosotros quienes acusamos al alcalde y gobernador Henri Falcón de hechos de corrupción, solo en esas administraciones, donde se señalaron irregularidades, ante la fiscalía y allí están, para terminar haciendo del acusado el líder. En las demás “ni con el pétalo de una rosa” porque así se entiende la política larense, lo demás no le interesa al pueblo.
Ya en Lara, estos últimos años, estaba prohibido hacerle oposición al régimen, menos auscultar, salvo las denuncias del diputado Guillermo Palacio. En ese sentido, el discurso político larense de estas últimas décadas es hueco, no ha pasado de “Yacambú”, el gran engaño a los barquisimetano, porque sus aguas siempre serán para irrigar los Valles de Quibor, con un nuevo ingrediente, querer revivir y estamos enterados que las empresas con las que se ha conversado, de inmediato dicen que necesitan 30 años más para concluirlo, ¿Ello tiene sentido? ¿No pueden buscarse alternativas posibles, hasta que no paremos en un desierto?
Vistas así las cosas, ¿de qué sirven unas primarias, donde todo debe pasar por un “termómetro discursivo” y los aspirantes no se van presentar con un discurso interpretativo, de la realidad nacional y regional viable, del porqué salir del régimen y que hacer inmediatamente, porque no nos conviene decir verdades? Si no hay discurso, que ponga en su sitio al régimen ¿para que salir de él?
Jorge Ramos Guerra