En reciente entrevista que hicimos a Juan Bautistas Jiménez recordó que la hazaña ganadera de su padre Don Saúl se inicia con la compra de Pancho, un toro hijo del semental Coronel Francés. Por ello vamos a recordar un poco lo que significó este toro para la raza Carora.
En toda historia de razas animales siempre hay nombres emblemáticos a quienes se les atribuyen virtudes especiales como mejoradores genéticos de la estirpe. En la historia de la raza bovina Carora existen nombres de toros muy recordados y cada quien según su época, afectos y vinculaciones telúricas tiene su propia lista de sementales más importantes.
Mario José Oropeza encabeza su lista con Don Luis, un toro de Sicarigua que esta de primero en las estadísticas generales, no obstante no aparecer en el renglón de toros con más hijas, lo mismo sucede con Camburito, un toro de Montevideo de alto linaje pero que tampoco aparece como uno de los más fecundos.
Por su parte Julio Cesar Álvarez tiene entre sus preferidos a El Chalanero y Don Manuel, por haber lidiado con ellos durante muchos años y observar sus números positivos a lo largo de varios lustros, sentimiento que comparte con el doctor Leonardo Borregini, expresidente del CIAC y con la doctora Lourdes Tibisay Vilanova, Coordinadora del Departamento de Reproducción animal de la Facultad de Veterinaria de la UCLA, instancia comprometida raigalmente con la consolidación y crecimiento de esta raza bovina. Por su parte el doctor Ernesto Jiménez y el licenciado José Gregorio Gutiérrez citan como buena referencia al toro Don Federico.
Pero todos estos juicios de clasificación jerárquica de los sementales Carora pudiéramos ubicarlas dentro de una óptica signada esencialmente por el baremo técnico y profesional de las personas citadas anteriormente, algo perfectamente explicable debido a que los sementales líderes tienen un periodo relativamente corto de aprovechamiento genético y al cumplirlo son inmortalizados mediante semen congelado pero sin su presencia física en los corrales, lo cual obliga a un sentimiento planificado de desapego.
Quienes recuerdan con emoción a uno de los grandes sementales Carora, como si de una mascota se tratara, son Alejandro Riera Zubillaga y su hijo José Alejandro Riera Coronel, quienes hablan de Coronel Francés como el toro que marca un hito en la evolución de esta raza debido a que le reconstituye la rusticidad que progresivamente se había perdido a consecuencia de un incremento incontrolado del componente pardo suizo.
Debemos recordar que el Carora es básicamente un cruce de dos Bos Taurus, el criollo andaluz (amarillo) de Quebrada Arriba con el Pardo suizo, un mestizaje que inicia Teodoro Herrera Zubillaga con la asistencia técnica de Jacob Strauble que tenía como principal objetivo mejorar el rendimiento lechero de las vacas y así poder hacer frente a los crecientes costos de producción, empujados por la siembra y mantenimiento de pastos artificiales.
En la medida que los ganaderos caroreños fueron elevando su nivel productivo y perfeccionando sus técnicas de manejo incrementaron el componente pardosuizo de sus vacas para así lograr más leche por animal, para ello también contaban con la posibilidad de suministrar alimentos concentrados para suplementar la ingesta de pastos y forrajes de su rebaño. Con esto se convirtió el Municipio Torres (antes Distrito) en una referencia lechera de primer orden a nivel nacional.
Pero todo este sistema productivo colapso debido a los embates inflacionarios que produjo el Viernes Negro, cuando el dólar se dispara y como consecuencia todos los insumos importados para el manejo del ganado lechero se colocan a precios prohibitivos. Frente a este reto el ganado Carora tenía que afincarse en sus raíces criollas para reinsertarse en los modelos de producción anterior, donde el pastoreo y la supresión de alimentos importados requerían de un nivel de rusticidad adecuado y exitoso. La Raza Carora lo pudo hacer y según José Alejandro Riera uno de los grandes héroes de estas jornadas de supervivencia fue el toro Coronel Francés, quien nació en 1978 y para los años de crisis se convirtió en un semental que caracterizaba perfectamente la morfología que necesitaba la raza para recuperar su rusticidad.
Coronel Francés era un animal rojizo y por ello levantaba sospechas sobre su pureza como Carora, no obstante quienes fueron sus propietarios sostienen que este semental era absolutamente legítimo y que su color corresponde perfectamente a los patrones originales del criollo andaluz que se adaptó en Quebrada Arriba. Lo cierto es que impetrado de su condición de salvador de la raza, Coronel Francés se convirtió en un infatigable semental que procreó más de 500 hijas y obtuvo casi dos mil periodos de lactancia. Sus índices genéticos no son los mejores pero su capacidad reproductiva lo coloca como el toro con más progenie en la historia de la raza Carora.
Eso es la Raza Carora, una historia de perseverancia humana que tiene su expresión en unos animales que producen mucha leche bajo un clima implacable. Son muy importantes los animales, como en este caso el toro Coronel Francés y por citar una vaca, Santa Cruz, pero en verdad lo relevante es el esfuerzo humano, un esfuerzo que tiene más de cien años y que ahora es reto de muchos ganaderos a lo largo y ancho de Venezuela.
Jorge Euclides Ramírez