El rey Carlos III fue coronado este sábado en la Abadía de Westminster, en una ceremonia basada en tradiciones antiguas en un momento en que la monarquía británica enfrenta un futuro incierto.
Las trompetas sonaron dentro de la abadía medieval y la congregación proclamó “Dios salve al rey Carlos” cuando comenzó la ceremonia frente a más de 2.000 invitados, incluidos líderes mundiales, aristócratas y celebridades. Afuera, miles de militares, decenas de miles de espectadores y algunos manifestantes convergieron a lo largo de una ruta que el rey recorrió desde el Palacio de Buckingham en un carruaje tirado por caballos con adornos dorados.
Fue la última milla de un viaje de siete décadas para Carlos de heredero al trono hasta convertirse en monarca.
Para la familia real y el gobierno, la ocasión, cuyo nombre en código es Operación Orbe Dorado, es una exhibición de patrimonio, tradición y espectáculo sin igual en todo el mundo.
Se esperaba que el rito fuera visto por millones, aunque la reverencia para la cual está diseñada la ceremonia han desaparecido en gran medida, y muchos recibieron el día con apatía.
Algunos incluso lo recibieron con desdén. Los manifestantes republicanos se reunieron afuera para gritar “No es mi rey” en una celebración de una institución que, según dicen, representa el privilegio y la desigualdad, en un país con una pobreza cada vez más profunda y lazos sociales desgastados. Algunos de ellos fueron arrestados.
La iglesia bullía de emoción y estaba llena de flores fragantes y coloridos sombreros cuando los invitados comenzaron a llegar. Entre ellos estaba la primera dama de Estados Unidos Jill Biden, el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro australiano Anthony Albanese, el líder canadiense Justin Trudeau, ocho primeros ministros británicos actuales y anteriores, así como Judi Dench, Emma Thompson y Lionel Richie.
Miles de personas de todo el Reino Unido y de otras partes del mundo acamparon durante la noche a lo largo de una ruta de 2 kilómetros (1,3 millas) para ver al monarca mientras viaja desde el Palacio de Buckingham hasta la abadía medieval.
En una misa tradicional anglicada, ligeramente cambiada para los tiempos modernos, Carlos, con mantos carmesí y crema juró ante la Biblia que es un “verdadero protestante”.
Por primera vez, se agregó un prefacio al juramento de coronación para decir que la Iglesia de Inglaterra “buscará fomentar un ambiente donde las personas de todas las religiones y creencias puedan vivir libremente”, y la epístola de la Biblia del Rey Jaime fue leída por el primer ministro Rishi Sunak, el primer líder hindú de Gran Bretaña.
Un coro de gospel interpretó un “Aleluya” recién compuesto y, por primera vez, el clero femenino participó en la ceremonia.
Por más de 1.000 años, los monarcas británicos han sido coronados en grandiosas ceremonias que confirman su derecho a gobernar.