BAYLY: Confieso sin ningún problema mi afición por el programa que conduce Jaime Bayly desde Miami. Es un periodista talentoso que juega como quiere con una audiencia que le es fiel y acepta con facilidad sus temas regularmente dedicados a la política no solamente la relacionada con los Estados Unidos, sino también las latinoamericanas donde se siente a gusto con ácidas críticas a los líderes, no siempre de su simpatía personal. Tengo la sospecha que Bayly no tiene en sus charlas la aceptación de los dictadores y otros enemigos jurados de las democracias a quienes ataca sin ningún disimulo ganándose de esa manera el respaldo absoluto de los que sufren de los atropellos de las dictaduras. Bayly, entonces, un aliado importante de los que estamos convencidos de la importancia de las luchas de los pueblos y del libre ejercicio del derecho a pensar sin ataduras ni reclamos impositivos que coarten las libertades. Dicho esto, como suele decir Jaime, confieso mi desaliento por esta feroz campaña con la cual visualiza una tragedia si el Presidente Joe Biden gana las elecciones presidenciales de los Estados Unidos y por otra parte opina muy suavemente sobre Donald Trump, sin dejar, no obstante, de cuestionarlo, con menos rigor periodístico como lo hace con el resto de los candidatos. Si contamos en tiempo, Jaime le concede un número de minutos más a Biden para intentar convencer a su numerosa audiencia.
II
SALARIO: Con Los crespos hechos, como suele decirse, han quedado los venezolanos con la llegada del Primero de mayo, una fecha en la cual, y en el pasado, los gobiernos se preocupan de aumentar los sueldos de los trabajadores que conmemoraban en su día. evitaban de esa manera que en los desfiles las pancartas reclamaban sus derechos con frases poco amables para quienes tenían la obligación de ayudarlos en sus necesidades, que en muchas comparativamente con los problemas de los más vulnerables. Esta vez hubo los desfiles, pero no el dinero que esperaban en un día como estos. Se imaginaron que la gente de PDVSA había asaltado impunemente la caja y se habían llevado la plata correspondiente a los nuevos salarios, por lo cual en esta oportunidad no tendrían ni medio partido por la mitad. En algunos medios de comunicación publicaban que había la posibilidad de aumento salarial, pero ese rumor quedó atrapado en las columnas de periodistas confundidos. El Día del Trabajador se fue al pozo y el día fue diluyendo en blanco. Llegó el lunes y desde Miraflores apagaron la luz para impedir que los pedilones de nuevos salarios tuvieran el atrevimiento de ir hasta allí para preguntar dónde está el dinero que esperaban los que rinden culto al trabajo.
III
El sábado tendremos fiesta, pero en Londres, cuando asuma el trono de inglaterra Carlos III, el hijo mayor de la Reina Isabel II, quien falleciera después de casi el centenario, Una soberana simpatiquísima a quien le gustaban las carreras de caballos. Con el nuevo Rey estará Camila, convertida de Reina Consorte a Reina soberana. Tal vez a ella le ha perjudicado mucho, no el noviazgo con Carlos, pero no tanto como la aparición en su vida de Diana, que terminó siendo solamente la Reina de Corazones y todo bicho viviente no solamente de Inglaterra, sino de todo el mundo que se enamoró de su frágil figura, Carlos III no ha sido muy afortunado en asuntos del amor a juzgar por su corta incursión en ese terreno. Al perder a Diana regresó a sus viejas alegrías y casándose con Camila con quien compartirá el resto de su vida, ojalá le vaya bonito, como dicen los mexicanos en esa unión y que los británicos, sus súbditos, sean muy contentos con su nuevo Rey en el futuro.
LRM