Cuando el 17 de noviembre de 1954 es fundado el Hospital Central Universitario Antonio María Pineda la ciudad de Barquisimeto se llena de regocijo. El centro hospitalario era único en la región centroccidental, pues había sido concebido para brindar atención a los restantes estados de la misma.
Al caer la dictadura perezjimenista en enero de 1958, Venezuela era considerado un país modelo en materia de salud por la Organización Panamericana de la Salud.
Afortunadamente, la democracia liberal, que sustituye a la dictadura del perezjimanato, tuvo sentido de continuidad administrativa al no descuidarlo. Se mantuvo el ritmo de máxima operatividad.
Es por ello que resulta inexplicable lo que ocurre actualmente con el Hospital Central Universitario Antonio María Pineda. Está sumido en una pavorosa crisis por la falta de insumos, medicamentos, equipos y otros recursos.
Hoy se registra una deplorable situación en varios de los servicios del que fuera un modelo en el sector salud. Actualmente los pacientes que ingresan al mismo deben aportar todo desde insumos, medicinas, exámenes y alimentos. Lo único que le ofrecen es la cama y la atención de los médicos, por cierto dotados de una altruista vocación de servicio digna de reconocimiento. Es decir, que allí el personal trabaja con las uñas.
Así pues, en cuanto a las medicinas el mismo no está dotado de las mismas como ocurría anteriormente debiendo comprarlo todo los pacientes desde algodón por decir lo menos. Incluso en el pasado funcionó una fundación conformada por personas motivadas por una manifiesta vocación de servicio principalmente con la gente de menos recursos económicos. Pero inexplicablemente el nuevo régimen instaurado a partir de 1999 la eliminó. Era mucha la gente de los bajos estratos sociales que se beneficiaban con su loable labor.
En lo logístico ocurre que el principal centro de salud del estado Lara no tiene ni siquiera una ambulancia disponible para los pacientes que allí acuden. Por lo que deben cancelar hasta 70 dólares a entes privados cuando la necesiten. Que la logística falle en un hospital es algo sumamente grave que solo ocurre en un país donde domina un desgobierno desprovisto de las herramientas elementales de una eficiente gerencia pública.
El Servicio de Radioterapia para pacientes oncológicos fue una referencia pero inexplicablemente desapareció durante la pésima gestión de la exgobernadora Carmen Meléndez. En la práctica está inoperante. Su personal es excelente pero está atado de manos por la falta de recursos para laborar.
Igualmente el HCAMP no tiene Servicio de Tomógrafo dejando en el limbo a quienes lo requieren. Los pacientes que lo necesitan pasan por un verdadero calvario por su situación vulnerable.
El Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga disponía de un personal médico y enfermería altamente calificado académicamente. Pero ha registrado un éxodo en su personal por los bajos salarios lo que hace mella en la buena atención que venía ofreciendo. Incluso en una ocasión protestaron por esa causa madres, padres y representantes de los infantes.
El Servicio de Fisiatría y Rehabilitación (FLAI) Doctor Régulo Carpio L. increíblemente está sin sanitarios. A éste diariamente acuden unas 150 personas en búsqueda de atención médica que al momento de una necesidad fisiológica deben hacerlo en otra parte.
Se recuerda que en el mismo se llegaron a construir sillas de ruedas, andaderas y bastones para personas con discapacidad física. Eso desapareció paulatinamente a partir de 1999.
No obstante, es admirable la mística de trabajo de los miembros de su personal empeñados en ayudar al prójimo a los que exhortan a tener mucha fe en los tratamientos que reciben. Eso también es digno de un reconocimiento. Pero tampoco escapan a los pírricos salarios haciendo de tripas corazones. Durante su horario de trabajo estos se abstienen de ingerir agua para así no ir al sanitario.
Los laboratorios funcionan a la mínima capacidad con apenas un diez por ciento, según denuncia hecha por el Colegio de Bioanalistas del estado Lara. En el pasado los mismos ofrecían un servicio integral a los pacientes.
Es apenas una parte de este dantesco panorama por el cual atraviesa nuestro primer centro hospitalario. Por ende, urge meterle la mano de forma integral acorde con una adecuada y eficaz gerencia pública. Los paños tibios con jornadas de corto alcance apenas benefician a pocas personas y solo sirven para hacer propaganda política. Es necesaria la fusión de esfuerzos y recursos de los entes gubernamentales a los diversos niveles de la administración pública, lo cual no admite más demoras.
Así las cosas, el HCUAMP está en la más completa carraplana como consecuencia de las torcidas concepciones políticas del régimen en su empeño de destruirlo todo, en lugar de construir para bien desde lo ya existente. Una eficiente y conjunta gerencia de salud es lo que se requiere y menos populismo, demagogia y politiquería con los problemas que afectan al colectivo.
La culebra se mata por la cabeza y en este caso mediante el impulso de planes, programas y proyectos conjuntos con propósitos masivos y de larga proyección en el tiempo.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11