La herencia no son determinantes en la aparición de trastornos neurocognitivos, que son enfermedades que ocurren cuando las células del sistema nervioso central dejan de funcionar. Sin embargo, en algunos casos, las mutaciones genéticas serían la causa directa. En otros, estas condiciones podrían manifestarse como resultado del alcoholismo, un tumor o un evento cerebrovascular, entre otras causas.
La neuropsicólogo de Hogar La Ponderosa, Katherine Vergara, señaló que, en el Alzhéimer, “hay un conjunto de factores de riesgo que podrían conducir a padecer esta enfermedad, uno de ellos podría ser el haber llevado un estilo de vida poco saludable con mala alimentación, falta de ejercicio, generando poca reserva cognitiva y altos niveles de estrés”.
Indicó que “es muy normal la preocupación en los familiares de pacientes con Alzhéimer, por si esto se debe a la presencia de algún gen en particular. Lo cierto es que, si el gen está presente en ambos alelos, hay una mayor probabilidad de presentar la enfermedad. Sin embargo, en ningún caso es determinante y esta incidencia hereditaria es muy baja”. La enfermedad normalmente se manifiesta luego de los 65 años aunque hay casos de presentación temprana y los síntomas iniciales de la enfermedad de Alzheimer clásica es la dificultad en memoria reciente: olvidar lo que acaba de hacer o decir y por eso se ponen más repetitivos, conservando la memoria remota hasta fases más avanzadas de la enfermedad; dificultad para manejar actividades que antes hacía automáticamente como cocinar o hacer las compras, dificultad para orientarse en zonas conocidas, por ejemplo no saber hacia dónde hay que cruzar para llegar a una dirección que antes manejaban. Los cambios en el estado de ánimo pueden ser otra alerta, pero la pérdida de las inhibiciones no es común en la fase inicial del Alzheimer y más bien habla de otra enfermedad que puede estar produciendo esas señales.
Explicó que el Huntington “sí tiene un origen genético o hereditario, que provoca el desgaste de algunas células nerviosas del cerebro. Las personas nacen con el gen, pero los síntomas no aparecen hasta pasados los 30 o 40 años de edad”. Al comienzo pueden presentarse movimientos espasmódicos o de contorsión llamados corea, alteración de la marcha y el equilibrio, problemas como rigidez o contracturas musculares, y progresivamente se pueden agregar otros síntomas.
En cuanto al Parkinson la información médica indica que la mayoría de las veces no parece darse entre miembros de una misma familia. “Este es un tipo de trastorno del movimiento que ocurre cuando no se produce suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina”. Con el tiempo la persona puede presentar algunos síntomas similares a otros padecimientos, comienza con lentitud motora, temblores en una de las manos que progresivamente se van propagando al otro lado del cuerpo, y poco a poco se agravan los síntomas motores y se agregan otras dificultades como las cognitivas. No todos los síntomas se controlan con un buen tratamiento farmacológico, se enlentece el progreso de la enfermedad para mejorar la calidad de vida del paciente y la familia.
Adoptar desde joven un estilo de vida saludable es lo que recomienda Katherine Vergara, para prevenir en la medida de lo posible estos padecimientos. Aseguró que, “al estar sano se logra cuidar el cerebro” y, además, “hay que prevenir y controlar la hipertensión, la diabetes, colesterol, y las enfermedades vasculares”, así, aun cuando la persona pueda tener algún componente genético, posiblemente pueda vivir sin presentar los síntomas.
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