La inmensa y colorida cultura popular caroreña y venezolana tiene en Víctor Verde una de sus mayores eminencias musicales y bailables. Nació hace 74 años en el tradicional y melódico Barrio Nuevo de Carora, Estado Lara, el mismo arrabal que vio nacer al guitarrista mundial Rodrigo Riera, al folklórico Negro Tino Carrasco, al Maestro Juancho Querales y a Min Suárez, La Alondra de El Morere, que bautiza de tal manera Chío Zubillaga. Acá vive desde siempre Nilo Verde, a tal punto que la Plaza Juan José Bracho ha sido rebautizada Plaza Los Verdes. “Carora sin Barrio Nuevo es una guitarra sin cuerdas”, musita Nilo mientras lo entrevisto en mi Oficina del Cronista de Carora unos días antes de la Semana Mayor del catolicismo romano.
Un acordeón barato
Sorprendente será constatar que su grupo musical, el muy popular Nilo y sus Estrellas, está cumpliendo 55 años de haber sido fundado y que todo comenzó cuando un italiano le vende a su padre, el bandolinista Jesús Verde, un acordeón por 70 bolívares. “Un Hohner 120 bajo que papá le compra al dueño de la Heladería La Mariucha, planta baja del Teatro Salamanca”. Tenía apenas 15 años cuando comienza a ejecutar aquel instrumento alemán y europeo, centro melódico del vallenato colombiano, que lo catapultará a la fama y el reconocimiento en Venezuela y fuera de ella.
Lo conocí en la Escuela de Municipal de Música de Carora, allá en la década lejana ya de 1960, cuando la dirigía el profesor Joaquín Pérez Zavarce en su sede de la calle Lara, sector El Trasandino. Con este extraordinario pedagogo y trompetista duaqueño ejecuta el piano y aprende solfeo musical. “Fue él, dice Nilo, quien le da el nombre al grupo musical el 10 de enero de 1968”, el que por entonces daba sus primeros pininos ensayando en la Escuela de Música. Allí enseñaba también otro músico popular y docente de inglés en el Liceo Egidio Montesinos: Silvio Gaona. Era el sitio de reunión de los aspirantes a músicos: Armando Oropeza, el de Los Antaños de Carora, Ricardo Díaz “Vaya Vaya”, charrasquero del grupo Central Boys, el bolerista Félix Rojas, William Ávila, el de la batería, entre otros destacados músicos.
El estreno
El primer baile que anima Nilo Verde, con acordeón en manos, ocurre el 12 de febrero de 1968. Fue en el Club de Desempleados, calle Carabobo con Camacaro, en la época que lo dirigía el recordado sindicalista adeco y ciclista Pablo Guerra.
Su tránsito del acordeón al órgano de teclados se produce cuando adquirió un órgano eléctrico Yamaha YC30 a la Orquesta Siboney. Un cambio notable experimenta desde entonces el grupo musical de Nilo, quien populariza piezas como Pajarito Montañero, su mayor éxito vocalizado por Edgar Rodríguez.
Siempre han cuidado de su indumentaria, sacos coloridos y trajes de gala para sus numerosas presentaciones. Me cuenta Nilo Verde en tono afable y cordial que ellos salían de las mágicas tijeras y agujas del magnífico sastre don Teodoro Lameda, de su taller en la calle Comercio antes de la gran inundación de 1973: la Sastrería Imperial.
Su pegajosa y reconocible música tiene antecedentes claros en las conocidas piezas bailables El Cable y El Atlántico, un 45 rpm del ítalo maracucho Mario Carniello que se baila demasiado en la Carora de fines de la década de 1960, Tulio Enrique León, Damirón y su banda, la Billo´s Caracas Boys, en los grupos musicales de Maracaibo Los Masters, Los Imperials. La rivalidad no se hizo esperar y el grupo Los Masters intentó demanda por plagio contra Nilo y sus Estrellas sin lograrlo.
Me dice entusiasmado que sus mayores llenos ocurrieron en los bulevares plenos de la Avenida Miranda de Carora, en tiempos del primer quinquenio del presidente Rafael Caldera y el liderazgo construido al enfrentar a los godos de Carora del diputado socialcristiano y nativo del Estado Falcón Jesús Morillo Gómez. Otros éxitos notables se produjeron el Centro Lara, dirigido por mi padre Expedito Cortés, la Sociedad de Artesanos San José, la Casa del Educador. “Morillo Gómez -me comenta Nilo- tenía planes de llevarnos al Palacio de Miraflores cuando gobernaba Caldera.” Acto seguido me cuenta que su grupo fue el primero en tener un Club de Fans, que se ha instalado recientemente en Instagram y YouTube. Ha grabado seis largas duraciones (LP), cuatro Compact Disc (CD), unas 80 canciones, todos éxitos grandes.
Comenzó el combo de Nilo con siete integrantes, hogaño serán 14, la mayoría tan barrionovenses como el Buenos Aires BBC, El Rinconcito Arrabalero, el sector Lomo e´ Perro. La mayoría lee música aprendida en la Casa de la Cultura de Carora en la época del Dr. Juan Martínez Herrera. En ese recinto ejecuta Nilo el elegante y augusto piano Steinway con el padre del Maestro Felipe, el mexicano Eduardo Izcaray.
Ha alternado en las presentaciones, como manda la ley, con el sonero Oscar D’ León, el tachirense Orlando y su combo, Los Masters de Maracaibo, Los Mundiales de Cabimas, Tonino y su combo. Sus vocalistas han sido muchos, destacándose su hermano Simón Verde, Edgar Piña, Edgar Túa. Sus éxitos más sonados serán Pajarito montañero, El relajao, Deseos de un borracho, de don Pío Alvarado,
Me dice que en la actualidad cobra 500 dólares por presentación, que nunca ha salido a presentarse fuera del país y que también ha incursionado en la Gaita zuliana, que grabó junto al malogrado baladista Roberto Lutti en Maracaibo.
El Raspacanillas
A mi pregunta de quién le da nombre al popularísimo ritmo del Raspacanillas, tan interpretado como bailado en el occidente de Venezuela, me responde Nilo Verde que se lo debemos al inclasificable y genial locutor Carlos José González, propietario de la emisora am Radio Carora. “Fue él, dice Nilo, quien por las ondas hertzianas decía al colocar música bailable: “A raspar canillas y a pulir hebillas.”
Según me dice William “Tuister” Piña, el agregado de “Canillas”, quien sumado al original “raspa” del ítalo maracucho Carniello dio lugar al interesante nuevo vocablo “raspacanillas”, se le dio en los estudios de Radio Carora, en Venezuela, teniéndose como protagonista de tal ingenio semántico al propio “Tuister” Piña, locutor de esta vieja emisora del estado Lara. En esta ciudad del semiárido venezolano han destacado diversos grupos raspacanillas, tales como Nilo y sus Estrellas fundado en 1968 y Rafa y sus Diamantes, quien se inicia en 1974. Nilo o Danilo Verde, grabará el Raspacanillas Número 1, un LP en compañía de otros grupos, tales como el Microcombo Dabajuro y Los Continentales. La historia del ritmo Raspacanillas está por hacerse, digo yo.
Nilo comerciante
Nilo Verde se ha distinguido también como próspero comerciante. El Taller Mi Casa de la década de los años 1970 llegó a vender a crédito hasta dos motocicletas diarias durante muchos años. Era concesionario exclusivo para el Distrito Torres de la afamadas casas japonesas Yamaha, Suzuki, Honda. Este negocio ubicado enfrente a la Plaza Independencia fue producto de una “vaca” familiar de los ocho hermanos y los padres de Nilo. Tenía sucursales en Quebrada Arriba y El Venado. Seguía Nilo dictando clases de órgano musical en su negocio con los teclados Yamaha. Pero llegó a su final por efectos del terrible “Viernes Negro” de 1983, tiempos del presidente Dr. Luis Herrera Campins. “El diputado copeyano Jesús Morillo Gómez intentó ayudarnos, pero fue inútil -me dice con cierta congoja- pues la crisis económica fue muy profunda en esos días.”
Antes del fatídico año 1983, para ser más exactos en 1980, tiempos del “Tá barato, dame dos”, nuestro amigo Nilo Verde trajo, asociado al malogrado locutor César Mejías, a la ciudad de Carora al por entonces sensacional Grupo Menudo de la isla de Puerto Rico, pero el aforo en el Estadio Antonio Herrera Oropeza no dio buenos resultados. “Hubo que sacar plata de mi negocio para pagarles a Los Menudos.”
Hogaño es Nilo Verde hermano cristiano desde hace tres lustros, no conduce automóviles y no ha tenido vicios, no pronuncia groserías. Proviene de una familia de tradición musical barrionovense. Es propietario de unas fincas en Aguas Calientes, Montevideo, parcelas en Villa Araure. Sus hijas estudian órgano, una es ingeniera química y la otra ingeniera electrónica. Sus nietas también llevan fibra musical. Son estas muchachas quienes lo han animado abrazar el Señor Jesucristo. Su residencia-que es lugar de ensayos también- no se ha movido de su casa paterna en Barrio Nuevo.
Nilo Verde es un genuino representante de la cultura popular venezolana, lo cual es obligante decirlo y aclamarlo como tal, pues no toda la música tendrá que ser por obligación académica.
Luis Eduardo Cortés Riera