Residenciado en España, el periodista y escritor Javier Conde, establece una marcada diferencia entre el periodismo nacional y el de la madre patria, donde, a su juicio, es permitido expresar “hasta lo desagradable”, mientras que en Venezuela se impone el ideal de los “héroes” de la patria.
–Dicen que las escuelas de Comunicación Social cercenan el talento natural del futuro comunicador…
–Me hice periodista a pesar de la escuela de comunicación en la que estudié.
–¿Excluiría alguna materia del pensum?
–Teatro.
–¿Agregaría otra?
–Venezuela política y petróleo.
–¿Adeco o betancourista?
–Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario.
–Residenciado en España, ¿la diferencia entre los medios de allá
y los venezolanos?
–Aquí hay libertad de expresión que permite decir incluso lo que es basura y desagradable.
–¿Terminarán las redes sociales desplazando a los medios
tradicionales?
–Espero que no. Trabajo para que sobreviva el periodismo que aprendí en las salas de redacción.
–Luego del cierre de más de 200 emisoras de radio durante este
año en Venezuela, ¿qué vislumbra?
–Que cierren la 201.
–En la radio, ¿el pez muere por la boca?
–En la radio, el pez muere por la boca de Conatel.
–¿Extrañaría palpar el papel periódico?
–Lo extraño y me sorprende que aún lo palpe.
En boca cerrada…
–De haber seguido en Venezuela, ¿cómo hubiese enfrentado la
autocensura?
–No puedo decirlo. Es secreto profesional.
–¿La hay en España?
–Se habla de libertad de expresión porque escasea.
–¿Un consejo a los colegas venezolanos para torear la censura?
–La palabra “colega” es una de las pocas que odio. Cero consejos para los colegas.
–¿Qué es más fulminante: la censura o la autocensura?
–La censura debería prohibirse, pero está contenida en ese articulito constitucional que dice que usted se pude expresar salvo que la ley diga lo contrario. La autocensura puede ser un mecanismo de defensa.
–Y la regulación, ¿es una censura solapada?
–Regular en periodismo siempre es limitar. Hay gente que antes de llegar al Gobierno lo veían así y luego se olvidaron de eso.
–¿Una recomendación para garantizar la subsistencia de los
medios independientes?
–Ser independientes de verdad. Lo que supone producir los recursos para sostener la independencia.
–¿El lector ideal?
–El que lee y no se asusta con un texto largo. Eso de poner en los artículos de la red cuanto te demoras en leerlo es un insulto al lector. Ahora se hace periodismo para gente que no quiere leer, que solo haga click.
–¿Una autocrítica como periodista?
–¿Una sola? No haber convertido un “caliche” en un texto decente.
–¿El receptor frustrado?
–¿Un cátcher? Ahora abundan los “receptores” insatisfechos, a los que les ofrecen una aventura y no hay sustancia, ni diversión, ni carne.
–Una sociedad sin medios libres…
–Venezuela: el ideal de los “héroes” de la patria.
–Si el medio es el mensaje, ¿por qué la audiencia de la hegemonía oficialista venezolana no llega a 5%?
–No conozco el dato, pero me parece que la “hegemonía oficial” es muy aburrida.
–¿El sensacionalismo más estridente?
–La cruzada anticorrupción de Maduro.
Regulación ilimitada
–¿Requieren los medios privados cierta dosis de regulación?
–Los medios ya están privados de todo. Parodiando a Kotepa Delgado, regula para que nada quede.
–¿Qué es la verdad periodística?
–Una pregunta jodida. Para mí la verdad es reportear hasta llegar al hueso.
–¿La incomunicación de la comunicación más frecuente?
–Cualquier mensaje del régimen.
–¿Chequera mata ética?
–Siempre hay alguna excepción. A veces no hay chequera lo suficientemente grande.
–¿Cómo podría defender el usuario a sus medios?
–En una sociedad normal, leyéndolos.
–¿Y viceversa?
–Teniendo cabeza propia.
–¿Lo han demandaron alguna vez?
–No en lo personal; sí como parte de Tal Cual con el célebre caso “Querida niña”.
–¿Y amenazado?
–En El Salvador, en 1980. Desde la oficina del gobierno militar me preguntaron cuándo regresaba a mi país. “Mañana”, les dije. Y me
fui con el miedo en el cuerpo.
–¿Qué demandaría del Estado-Gobierno venezolano?
–Que renuncie.
–¿En cuál medio es más difícil ejercer sin presiones?
–Ejercer en un medio, cualquiera, es soportar presiones internas y externas.
–¿Una nostalgia periodística?
–Que la jornada de trabajo acababa con el cierre de la edición. Mañana será otro día. Ahora el día no acaba.
–Con el Twitter, ¿desaparece la primicia?
–Hay más primicias. Al gusto de cada quien. No importa llegar primero, quizás saber llegar.
–¿El aliado más fidedigno entre todas las redes?
–El que tenga la respuesta, lo escucho. Importa el emisor, como siempre. Que haya ganado credibilidad, sensatez. Mucha gente no la está buscando.
Falsas especies
–¿Cómo reconocer una noticia falsa en medios digitales?
–Hay páginas especializadas en detectar noticias falsas y desnudarlas. Pero cada quien en su campo tendrá sus propias herramientas.
–¿Y una especie del G2 cubano?
–Solo hay que seguir lo que pasa en Venezuela.
–¿Qué ha perdido el reporterismo?
–Calle, ir a los sitios, ver las cosas, olerlas y contarlas.
–¿La noticia que lo hizo llorar?
–Lloré una sola vez, cuando los sandinistas fueron derrotados por Violeta Chamorro. Lágrimas pérdidas. El consuelo lo encontré en el libro de Sergio Ramírez Adios Muchachos,
–¿Quién debe ser la estrella: el periodista o la noticia?
–La estrella debe ser la información. Pero quizás venda más lo otro: el empaque, el adorno, la figuración. Cada quien puede ser dueño de su propio canal.
–¿Qué opina del vedetismo en el periodismo?
–Hay que convivir con el vedetismo y cambiar de canal o emisora.
–¿Un consejo de colega para ejercer y no morir en el intento?
–Si le quitas la palabra colega, diría que lo esencial es mantener la ilusión por contar una buena historia.
–¿A los estudiantes de Comunicación Social, para que luego no se decepcionen?
–La verdad, no estoy para dar consejos. Solo diría que el periodismo es una cosa y la comunicación social otra.
–¿El futuro de los medios comunitarios en Venezuela?
–Paso.
–¿Participaría en alguno de ellos?
–Vuelvo a pasar.
–¿Ha llorado por la situación de Venezuela?
–No, me da rabia y tecleo más. Espero que mejor.
–¿La hora de cierre de todo esto?
–No hay hora de cierre.