SpaceX canceló el primer intento de lanzamiento de su cohete gigante el lunes por un problema durante el abastecimiento de combustible.
Elon Musk y su compañía habían planeado lanzar el cohete Starship de casi 122 metros (400 pies) desde el extremo sur de Texas, cerca de la frontera con México.
La cuenta regresiva se detuvo en la marca de 40 segundos debido a una válvula atascada en el propulsor de la primera etapa. Los controladores de lanzamiento no pudieron reparar la válvula congelada a tiempo y cancelaron el intento. La cuenta regresiva continuó y se completó el abastecimiento de combustible, a manera de ensayo general.
Para este intento no hubo personas ni satélites a bordo y no se intentará otro despegue al menos hasta el miércoles.
La compañía planea usar el cohete Starship para enviar astronautas y carga a la Luna y, en última instancia, a Marte.
En la víspera del lanzamiento, automóviles, casas rodantes e incluso bicicletas y caballos abarrotaron el único camino que conducía a la plataforma de lanzamiento, donde el cohete de acero inoxidable se elevaba entre matorrales y la pradera. Los entusiastas posaron frente a las letras gigantes que deletrean Starbase en la entrada del complejo SpaceX, y frente al cohete a 3,2 kilómetros (dos millas) de distancia del camino, que termina en el golfo.
El lunes, se prohibió la entrada de espectadores al área y, en cambio, saturaron una playa a unos 9,6 kilómetros (6 millas) de distancia, en South Padre Island.
Ernesto y María Carreón condujeron dos horas desde Mission, Texas, con sus dos hijas, de 5 y 7 años, para observar el despegue.
“Me puse triste. Se pusieron tristes”, cuando se canceló el lanzamiento, dijo María Carreón.
No podrán regresar para el próximo intento, pero planean pasar el lunes en la playa.