“Al que le van a dar
…le guardan”
G. Pampino (Amor Secreto)
Lo que sea que sea…
…y no que no, que no sea”
R. Robles (Jezebel)
“Oh, the lonely days are gone
I’m coming home
My baby she wrote me a letter”
Joe Cocker (Letter)
“A fuerza de construir bien
…se llega a buen Arquitecto”
Aristóteles
“La Arquitectura empieza…
…donde termina la Ingeniería”
Arq. Walter Gropins
“Los Arquitectos no inventan nada…
…solo transforman la realidad”
Arq. Álvaro Siza
“La Arquitectura es básicamente un contenedor de algo…
Espero que disfruten no tanto la taza, sino el té”
Arq. Yoshío Taniguchi
- La América de Américo
Mucho tiempo atrás cuando los mangos florecidos colmaban las calles de folios verdes y las frondas sonaban con trinos de pájaros pintados, la plaza Alfredo Sadel predecía el camino a la casa de la nona Carmen, la misma que construyó Zío Américo a su mamá y a la que los fines de semana sin falta íbamos a saludar a la abuela Carmen como parte de una costumbre familiar que duró años y desde entonces tanto ha pasado y tanto, que a cualquiera le haría improbable escoger entre infinitos memorándums o reseñas de imponente significado que nadie pudo pronosticar.
Pero de buena manera, era una prerrogativa compartida con muchas familias de entonces que tenían como sagrado el día que dios escogió para el descanso y la familiaridad. Nosotros no fuimos la excepción de la regla. A pesar de ser un pueblo devoto, las tradiciones eran tan básicas como la convicción. Pues bien, los pájaros coloreados y la arboleda de bocado con la hojarasca como alfombra de pavimento daba la sensación de túnel del tiempo a la dimensión desconocida o a un dimensión conocida que con el pasar de las décadas dejan de serlo aunque esencialmente no cambien nunca o cambien muy poco.
Allí vamos los tres Mosqueteros [Charlie (Athos), Nelinho (Aramis) y yo (Porthos)], papá Peppino (Dartagñan) y Doña Carminella del Toboso [como la denominó a mamá su hermana Rosita, por Dulcinea del Toboso del hombre de “Lanza en ristre, adarga antigua” o “La Historia Admirable de Don Quijote (Quichotte) de la Mancha (Manche)] en el mercedes negro rumbo a la casa de la nona Carmen, madre de Peppino, Teresina, Américo y Venecia. Los mosqueteros de la generación precedente por parte de padre. Solo queda entre los despiertos Zío Américo, lei motiv de este pequeño homenaje al personaje “historia viva” en un intento de honrarlo. Esa memoria es impredecible y joropea cual Yolanda Moreno y hasta berrea como niño chiquito cambiando el contexto natural y anímico del lector y por supuesto del propio autor.
Abuela Paula, la Sancho Panza de la nona, quien estuviera de por vida atada a mi nona era un ángel que nos daba amor como si fuera emisaria del cielo. Su historia es corta y muy triste, pues quedó para vestir santos cuando el prometido de Papa (como le decíamos) se voló la cabeza en un accidente de caza en el llano criollo y nunca pregunté qué tan llano era el lugar o el muerto.
Llegábamos a eso del mediodía y Paula nos paralizaba con una arepa de maíz rebosada en fécula de trigo y frita en una mini cazuela que creo era la misma siempre y de ser así era como matusalén, la cacerola minúscula resistió añales. Paula cocinaba también en el mismo distrito de la cocina siempre, y siempre a un lado de la portilla que accedía al tendedero y a la artesa donde ocupaba la lavadora su rincón de alarde. No recuerdo haber visto secadora. Pero si ropa guindada.
La arepa, es ese orden iterativo, iba rellena de queso blanco y no miento si digo que sabía a Paula si eso tenía algún sentido. Doy por seguro que Paula jamás comía esa vaina pero gozaba dándonos colesterol del bueno a los mosqueteros que no pelábamos el boche ni de broma. Todos se creían el favorito de Paula. Por los Morales, Ingrid lo afirmaba y por la casa Faillace, Charlie decía lo mismo. Los serafines no especulamos en rangos. Jurábamos ser los preferidos de todos.
Era tema de broma los desayunos espléndidos que nona Carmen servía al hombre historia. Y que al estilo del hermano mayor {y con eso de que del carácter arrecho se hereda} en broma se chismeaba que Zío Américo se encabronaba cuando veía en la mesa aquél festín de alimento mañanero como para sustentar a una perrería de sabuesos chavistas. Por ley desayunaba un tercio de lo que servían en la mesa y del tipo escuálido, a diferencia de Peppino, se conservaba enjuto y de airosa figura. Esa batalla de engordar a su hijo, la abuela la perdió de por vida y murió sin que el querubín aumentara ni una mísera libra. Desde siempre pesa lo mismo y en eso eran gemelos mamá y él, amén de contemporáneos. La diferencia es que tío matriculó, pero mamá Carminella del Toboso, no lo logró. Sin embargo mamá lucho más de lo necesario, pienso que no quería dejarme a mi suerte. Al fin que toda mamá da su vida por la de sus hijos, sin pensarlo ni un poco. Mamá era una amazona cuando se trataba de defendernos de lo que fuera, y ante quien fuese. No hay en el mundo mayor fiereza que una madre defendiendo a su cría. Si no pregunten a los osos.
Carminella era la Osa del linaje y la conductora de la familia. Papá era como un adlátere proveedor de recursos e imagen de probidad y decencia amen del mal humor que se le desarrolló por las crianzas rigurosas que papa Nicolás aplicó siendo un mocoso. Además el papa de mi papa cuando murió en Europa tratando de resolver un impasse con sus hermanos, se quedó cabeza de familia. Si bien mostró una capacidad fuera de serie para encargarse de los suyos, era apenas un jovencito con todo el miedo del mundo que lo aguadaba. Pero las dudas no lo acobardaron pero sí lo encolerizó a la larga. Y a cualquiera con o sin mal carácter, le haría exactamente lo mismo.
He de decir que el futuro cambia las memorias al compás de las edades, y al modo en que lo manipulen sus impulsos y la salud mental incluida el carácter y el humor, excepto el humor negro, que es el único humor que humea blanco. Así que luego de pasar el propedéutico de Paula y sus arepitas rebosadas pasábamos al salón donde Américo tenía colgado sobre un muro a modo de atril sobre la silla ergonómica como espada de Damocles, el Guernica gris de Pablo Picasso.
Las tertulias no fueron para nosotros los menores y no recuerdo de qué se hablaba pero sí recuerdo cuando llegaba la Zía Venecia con el Zío Antonio en su silla de ruedas quien sufría mal de Parkinson. Si había un beato en la tierra Tío Antonio era lo más similar a uno.
Tía Venecia se describía por su carácter brioso y algo escandalosa pero de subida magia, pues estaba tocada con la demencia del gentío que le mete al loco sin serlo. Cada locura que dijo fue sublime y con doble sentido. Era astuta y por lo general reía con muchas ganas y eso jamás lo podremos olvidar ninguno en la familia. Se nos fue hace un par de semanas como van los buenos, solos y sin joder la paciencia mundial que ya la tiene inquietada por tanto humano sin humanidad, y por tanta humanidad deshumanizada. Su muerte fue sentida y hermosa como debieran ser las exequias para el deudo. Así que mi hermano Charlie escribió en homenaje a la Pequeña Venecia a la que nadie le quita lo bailao…
- La Pequeña Venecia en América
Aquellos que hayan conocido bien a la tía Venezia dirían, como mínimo, que fue un personaje excepcional y, no se estaría equivocando. Ese pequeño y grande ser, cuyo nombre era un homenaje tanto a su tierra natal como a la de sus padres, quien con sus ojos azul celeste, muy hermosos nos hablaba del cielo despejado de nuestra Calabria ancestral; será recordada por todos como la personificación más certera del significado de su apellido: Faillace, el cual según los entendidos, tiene un origen remoto y proviene del vocablo griego medieval fabrilakès, que significa chispeante o fogoso, así como agudo o ingenioso, vocablos que remiten al personaje mismo en sus dos facetas más reconocidas: la humanista y la visceral. Cielo y Tierra reunidos en constante pleito como pocos, elocuencia veloz y procacidad sibilina en un mismo cuerpecito magro; pero, sobre todo bondad, vivacidad y presencia ineludible, por momentos arrolladora. No exagero nada al afirmar que Venezia Faillace Russo (25/04/1925, San Casimiro, Estado Aragua, 30/03/2023) fue buena en todo lo que hizo: buena hija, buena hermana, buena sobrina, buena prima, buena madrina, buena esposa, buena madre, buena nuera, buena maestra, buena tía, , buena escritora de tv, buena declamadora, buena danzarina y sobremanera buena amiga de muchos. Y eso, ya sería bastante a los ojos de propios y extraños. Quisiera pensar que si de veras el Paraíso existe, la tía Venezia está de seguro allá, reunida con su Antonio, disfrutándolo con amor, con su papá Nicola y su otro padre/hermano Peppino, escuchando atentamente sus sabios consejos, con su hermanas Teresina y Marietta, en pura complicidad risueña, con su cuñada y h e r m a n a d e l a l m a C a r m e n c i t a , c u i d á n d o s e mutuamente. También la veo asistiendo con máximo goce a las estupendas clases de cocina fusión ítalovenezolana, impartidas magistralmente por su adorada madre Misia Carmen y su madre putativa abuela Paula, acompañada festivamente por el resto de todos sus familiares y amigos. Y, en su ahora eterno tiempo libre, se dedicará con total fruición y entrega a dar lecciones de baile afrocubano y de Zumba, a todos los santos, arcángeles, ángeles, querubines y público en general; ¡puesto que, después de todo, nadie jamás le va quitar lo bailao!
Descansa en PAZ amadísima tía Venezia.
Tu siempre amantísimo sobrino, Carlos José Faillace Carreño.
- Américo en América
Abuela Carmen tenía acento envasado por la lengua calabresa de la que mis 2 hermanos desenrollaron un caló que de cuando en vez empleábamos: Hermano es hermuen y cosas así. Per moruir es algo cool, como para morirse de la buena vaina, y mucho más en ese orden de ideas. Al tío Américo no le hacía gracia que nos burláramos de su mamá. Tenía toda la razón. Pero qué diablos sabe un niño de conducta y modales. Al caer la tarde ya nos volvíamos al apartamento a esperar el inicio de actividades semanales. Es increíble recordar las veces que estaban los primos Morales que eran 7. La abuela adoraba a la primera bisnieta la hija de Moravia, Moravia Cristina. Y Misia Carmen le decía la pildorita que en caló artificial pildoruim…¡ah,ah,ah… la pildoruim!
Papa siempre nos recordaba de su hermano que en 1975 se llevó a cabo la tercera y más ambiciosa ampliación del hotel Del Lago según proyecto del Arq. Américo Faillace: torre de 14 pisos (que contrapone armoniosamente su verticalidad con la horizontalidad del edificio original) 128 habitaciones, salones y piscina, abierta en 1980 y luego de 5 años de trabajo aprovechándose la ocasión para remodelar totalmente la parte original del hotel. Faillace había realizado en 1967 junto a Manuel Corao la ampliación del hotel Tamanaco Intercontinental en Caracas lo que lo calificaba con creces para el trabajo que tocó enfrentar en Maracaibo.
La cara de inmodestia de Peppino resistía una luz que no siempre se veía en el semblante. Su hermano era no solo un buen profesional, sino de los mejores. Hoy con el premio, no solo se hace justicia a una labor de 70 años, y tres períodos Decano de la Facultad de Arquitectura de la UCV, entre tantas otras menudencias…un orgullo nacional y por supuesto nuestro. Sus hermanos Peppino y Teresina con Venezia recién llegada al paraíso todo unido celebrando orgullosos el premio del brillante joven hoy decano, desde donde sea que el cielo de los nuestros exista.
- Notas del Autor
A mí me hincha el pecho y me pongo a llorar de la gran alegría que me significa lo del tío Américo. También nos los ganamos nosotros porque cuando se tiene un logro familiar se tienen todos los logros del mundo. A veces quisiera abrazarlo tan duro que podría asfixiarlo o hacerle daño, pues hay amores que matan. Pero la que más me mata es que tío y yo tenemos lazos únicos donde yo vuelo con el lapicero y él monta mi alfombra mágica hasta llegarle a los auditóriums donde descansan los inmortales y nos susurran al oído los misterios y la energía de la sangre y la heredad, de esos valores sagrados de la eternidad del sapiens perdido en un multiverso oscuro, desconocido, frio, raro, infinito y en vías de extinción. La providencia nos tome confesados y se apiade de nuestros destinos…
MAFC