Hacer un análisis donde se describa cuál es el curso de acción que sigue el país en el terreno internacional puede parecer una tarea fácil, si tomamos como referencia los titulares que en las últimas décadas se han hilado en los medios de comunicación masiva, pero un análisis con un enfoque más depurado nos devela que en el plano supranacional existen variables en constante movimiento que nos afectan, las cuales corresponden a una lucha de poder donde no existe un recurso dominante que pueda condicionar a todas las partes, porque en el extremo de la violencia legítima de los Estados; la llamada disuasión nuclear cada día se percibe menos efectiva que en su apogeo.
De ello que, para entender como premisa base cuáles son los ejes donde se produce la competencia por el poder internacional, es preciso desglosar los ítems que a la fecha son objeto de disputa por medio de vertientes del poder del Soft Power o del Hard Power. Porque el mundo hoy en día no pondera como su máximo bien cárceles para delincuentes, solo las redes sociales alimentan la ignorancia estratégica cuya presa es la ciudadanía, de tal manera que los temas en disputa internacional van de la mano con los microchip tan necesarios para soportar los algoritmos que moverán el futuro en construcción, de igual forma, las llamadas tierras raras cuyas propiedades son la base del desarrollo tecnológico; donde Asia y el pacifico juegan un rol preponderante en la actualidad.
En esa línea de ideas, también se puede sumar la guerra de divisas que los países denominados como economías emergentes “BRICS” ya comienzan a delinear contra la hegemonía del dólar americano. A todo ello podemos sumar los hidrocarburos como motor energético, donde quizás Venezuela pueda adherirse al tablero internacional, pero las materias primas sin capacidad de transformación sucumben ante la tecnología de los países más avanzados, cuyos escenarios son para el corto, mediano y largo plazo, donde quizás en décadas nuestro petróleo sirva a los intereses de un mundo posmoderno; que va por el dominio de la inteligencia asistida mientras aquí las ideas de la primera revolución industrial guían el pensamiento político.
En conclusión, la enfermedad holandesa padecida por Venezuela y agudizada al punto de cuidados paliativos de la actualidad, solo hace del territorio nacional una presa fácil que no puede contrarrestar la influencia de sus vecinos más débiles, porque el Esequibo parece un recuerdo cada vez más nostálgico de los mapas dibujados en primaria. La gran verdad es que hoy Trinidad y Tobago posee una capacidad instalada en materia de gas natural que puede condicionar el rol del país ante su vecino del mar caribe. Por esta razón las propuestas de país alternativas al vacío actual; deben ser capaces de generar sueños a todos sus ciudadanos que añoran el sentir un gran orgullo por su sola nacionalidad.
Finalmente, se puede resaltar sobre cómo los dados que se han lanzado y nos son desfavorables en el ahora también son rotativos, y solo permanecen a la espera de unas manos más diestras que puedan competir a primer nivel con los países del mundo, como ya se hizo en la época de la creación de la OPEP. Por esta razón la política debe ser un bien colectivo de sumo mantenimiento, para que así la humanidad pueda beneficiarse de grandes avances donde los criollos den sus aportes al mundo; porque sus decisores políticos supieron posicionar sus fichas para un porvenir soñado por todos.
Eduin Adjunta
@adjunta90