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Para María Corina Machado, precandidata a las primarias opositoras por el partido Vente Venezuela, por el hecho de ser mujer ha tenido que trabajar más duro y nadar contra la corriente. Aunque tildada de liberal y muy radical, no ha desistido del proyecto que se trazó desde que incursionó en la política: acabar con el llamado socialismo del siglo XXI.
Pese a las críticas, en entrevista para Correo del Caroní, sostiene que parte de la recuperación económica pasa por un proceso transparente y organizado de privatización. Además, en esta oportunidad enfatiza su mensaje en la reunificación familiar como fuerza en una lucha que va más allá de lo electoral.
– Considerando que nunca ha habido una presidenta en el país, ¿Cuál sería la prioridad de una mujer que llegue a Miraflores en un país totalmente destruido y con un alto índice de violencia contra la mujer?
– Yo creo que la prioridad debe ser la protección de la familia, porque con eso estamos yendo a la raíz de la debacle de lo que está ocurriendo a nivel moral, con la sociedad y las instituciones, como a nivel económico y libertades e igualdades. El bienestar de las familias implica volver a unirlas, porque ha sido separada y desmembrada de manera intencional por el sistema.
En segundo lugar, tenemos que darle oportunidades de crecimiento y desarrollo a cada uno de sus miembros. Eso implica la nutrición, educación, entrenamiento y formación para el empleo y la posibilidad de conseguir oportunidades de emprendimiento en un país devastado. Tenemos que trabajar en la emergencia al mismo tiempo que trabajamos en lo estructural y las instituciones que hagan transformaciones sostenibles a largo plazo.
– ¿Se puede hacer eso en un país sin recursos?
– Recursos hay. En primer lugar, el recurso más importante somos nosotros, los venezolanos. Ahora tenemos que hacer unos cambios como nunca los hemos hecho.
Solo hemos conocido el socialismo, y el socialismo es esto: miseria. Debemos dejar atrás y para siempre el socialismo, para que podamos aprovechar los recursos que tiene el país y atraer enormes inversiones, pero eso implica transformaciones muy importantes en la forma como ha sido la relación Estado-ciudadano. Y el venezolano está ávido de que eso ocurra.
– ¿Cuál es el papel de la mujer en la política venezolana, cuando todavía existe ese patrón machista de desestimar a la mujer, más por el hecho de ser mujer que por sus capacidades o cualidades para asumir un cargo importante?
– Yo creo que los espacios se ganan, no podemos esperar que no los regalen. Se ganan y hay que trabajar duro, y de eso se trata lo que estamos haciendo. Yo creo que el hecho de ser mujer me representó que tenía que luchar más duro. Siento que de alguna manera mi vida ha sido nadar contra la corriente, y me decían mucho: “tú no vas a poder, jamás vas a poder, porque eres mujer, porque eres liberal, porque tienes una familia de empresarios y eso genera una serie de prejuicios, o porque eres divorciada”.
La Constitución no dice que por ser mujer tienes límites, pero nos lo han puesto. Mi vida ha sido nadar contra la corriente y confiar. Creo que en eso mi mamá dio un buen ejemplo. Somos cuatro mujeres y nos decía que no había límites y que llegaríamos hasta donde nos propusimos llegar. Cuando a mí me dicen “tú tienes un techo”, yo digo: no hay nada que a mí me guste más que romper un techo.
– Sobre ese techo hay una inhabilitación política que, aunque ya se venció hace mucho, sigue siendo una sombra porque la Contraloría no ha hecho la debida notificación al CNE. El Gobierno puede jugar con ello para que, en caso de que gane las primarias, lo usen como excusa para no poder participar en las presidenciales.
– ¿A quién le interesa eso? Esa es la gran pregunta. ¿Quién está regando eso? ¿Quién tiene miedo? De lado y lado. Aquí tenemos que concentrarnos en lo nuestro. Quien sembró este tema es porque tiene miedo. Nosotros sabemos para dónde vamos. Esto es un proceso de construcción de fuerza, y cuando una sociedad decide cambiar y toma una decisión, no hay quien la pare, y eso es lo que estamos sembrando, estimulando y construyendo.
“Si queremos que Guayana vuelva a ser el emporio industrial hay que tener muchísimo dinero, muchísima tecnología y muchísima gente, gente que se ha ido y que hay que traerla de regreso, y gente que está aquí que hay que formarla”
La fuerza que está surgiendo en la sociedad venezolana es inédita. La gente entendió con más claridad que esto no es una lucha electoral o política, esta es una lucha existencial y espiritual. Quien el pueblo de Venezuela decida en la primaria que es, tendrá el respaldo de la sociedad venezolana. El 22 de octubre es la decisión más importante porque de allí dependerá todo lo que ocurra después.
El 22 de octubre Maduro va a saber si está cómodo o si hay un país que a partir de ese día lo va a enfrentar para sacarlo, porque sabemos muy bien que en las primarias se van a medir dos fuerzas: aquellos que creen que es posible convivir y cohabitar con la tiranía, y aquellos que decimos que esto hay que hacerlo ya y hay que hacerlo bien, que a estos tipos hay que sacarlos y para eso cuenten conmigo.
– ¿De verdad hay un respeto y unión por los resultados de las primarias? ¿Han conversado? ¿Está segura de que si gana las primarias se lo van a respetar?
– Lo importante es que lo reconozca la gente. El que no lo haga, el país le va a pasar por encima.
– ¿Cuál es el reto de la oposición? Ya el país ha pasado factura, en cuanto a votaciones, por errores cometidos, y en otra oportunidad también mencionó que cuando la sacaron de la Asamblea Nacional, diputados opositores también participaron. Todavía existe esa desconfianza por esos antecedentes que no se olvidan.
– Y es que no se pueden olvidar porque si nos traicionaron, tenemos que haber aprendido. El reto fundamental en este momento es cómo construir confianza. Una persona en Guayabal me dijo hace unos meses: María Corina, a mí no me traicionó el chavismo porque del chavismo nunca esperé nada, pero a mí sí me traicionó esa oposición.
Hay que entender que es una decepción que hay, con razón, en muchos venezolanos. Por eso buscamos un cambio, y no es un cambio solamente del régimen, sino del sistema, que incluye a muchos actores que se llaman opositores pero que han sido cómplices de este sistema. Ese cuento de que lo que es igual no es trampa, que si estos roban pero roban poquito; no, yo quiero un país donde no haya trampa y nadie robe, por eso hay que sacarlos.
– ¿Cómo capitalizar el voto entre las nuevas generaciones y las pasadas?
– Yo siento que está pasando una cosa impresionante y es que la familia se está metiendo junta. Distintas generaciones y distintos lugares. Todas las familias tenemos a alguien afuera, pero cómo estamos organizándonos, esto se está convirtiendo en una gran causa familiar. Es emocionante pensar que este régimen que buscó separar a las familias, la lucha contra el régimen, y que va a terminar con la derrota del sistema, ha unido a las familias.
– En el ámbito regional, hablaba de que sí hay recursos para recuperar a Venezuela. ¿Es posible recuperar las empresas básicas que están en su peor momento y combatir las grandes mafias en torno al Arco Minero del Orinoco?
– En Guayana están mis raíces y mi papá le dedicó muchos años de su vida al desarrollo industrial de Guayana, y el primer lugar donde trabajé fue acá en Guayana. Había un gran amigo de mi papá que trabajó en la CVG que decía que podía haber un país sin petróleo pero no sin electricidad. Y Guayana es eso, el centro del desarrollo energético, y eso dio pie al desarrollo de las empresas básicas, además de los minerales.
Hoy vemos este gran emporio de desarrollo industrial arruinado porque esto es el socialismo, esto es lo que logra el socialismo. Es recuperable, sí, y absolutamente sí, si vamos a un proceso transparente y ordenado de privatización porque hay que meterle muchísimo dinero, y el Estado venezolano ya no lo tiene, y si lo tuviera hay que invertirlo en educación, alimentación.
Si queremos que Guayana vuelva a ser el emporio industrial hay que tener muchísimo dinero, muchísima tecnología y muchísima gente, gente que se ha ido y que hay que traerla de regreso, y gente que está aquí que hay que formarla. Al final es lo que va a permitir resarcir el daño a los trabajadores, porque la deuda laboral es monumental.
No van a venir esos recursos si están unos criminales y socialistas en el poder, pero con nosotros sí.
– Con respecto a las detenciones por corrupción, ¿considera que es un pase de factura entre el mismo gobierno o tratan de lavar su imagen por tema electoral?
– Es la dinámica de las mafias, que al final quieren todo eso, seguir en el poder para siempre. Pero que a mí no me vengan a hablar de la corrupción en Pdvsa nada más, en el sector eléctrico se robaron más de 100 mil millones de dólares y hoy hay luz en Venezuela gracias a Guri, pero Guri está guindando de un hilo, literalmente, con las líneas de transmisión.
La gente quiere justicia. Por eso estamos planteando tres cosas: orden y justicia, aquí el malandro va preso, y el corrupto enfrenta la justicia. Si se demuestra que es culpable, va preso también. Aquí tiene que haber justicia, todos somos iguales ante la ley, pero aquí se acabó el matraqueo. La gente quiere saber si sus bienes y derechos están salvaguardados por el Estado.
Lo segundo es que la gente quiere tener plata en su bolsillo y que valga, en lo que puedas salir y comprar lo que necesitas. No quiere más esa humillación de las cajas CLAP. Y en tercer lugar, unir a las familias. Por eso decimos: orden, plata y familia.
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