#OPINIÓN Entrevista a Chuchín, el mayordomo ladrón del coronel psicópata #12Abr

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«Maldito el varón que confía en el hombre,

y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová».

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Jeremías 17:5

Es menester indicar que los insumos para el desarrollo de esta entrevista son aportes de la gente honesta de la institución, la poca decencia que aún queda. Veamos pues como la corrupción y la oportunidad de obtener riquezas fácilmente en bofetada a la compostura moral y en violación a las leyes, deforma las almas y las conductas, que encuentran justificación en la calentura del pecado y la apología del delito. Comencemos.

Preliminares y contexto de la entrevista. Recuerdan los trabajadores al recién llegado Chuchín, quien al incorporarse a la institución se identificó como un cristiano protestante, un estudioso de la Biblia, un hombre temeroso de Dios. Que lloraba en las oficinas porque no tenía recursos para alimentar y sostener a sus hijos y a su andrógina pareja. Mostraba desesperación que luego al pasar de los años se manifestó en impaciencia por robar y delinquir de cualquier manera. De modo que por su estampa humilde y además menuda, por tener esas peculiares características todos lo acogieron y fue favorecido para anidarse en los corazones de la gente que ahora ligeramente lo estaban conociendo, y que se atrevieron a confiar en él. Los apenas nuevos compañeros de labores lo socorrieron porque Chuchín aparentaba tener un corazón bueno y sano, además por su precariedad económica, incluso hacían colectas para impulsarlo inicialmente y surtir su despensa. Fueron pues actos de bondad de gente que sin declararse cristianos, hicieron gestos de hermandad cristiana a un pequeño hombre que para engañar, blandía estandartes de cristiandad. Mutatis mutandi, Chuchín se alzó con la mayordomía de la institución y desde ese momento comenzó a aflorar el delincuente que tiene dentro, dejando verse como el sátrapa capaz de apoderarse de lo que no le pertenece en tanto esa rapiña a la que somete a la institución es el regalo o la alcahuetería que le permiten los jefes para hacer ellos lo propio. Así, la delincuencia se institucionalizó con la complicidad de sus coroneles. El pequeño Chuchín, se hizo encubridor de  un remedo de Mariscal que fungía como el circunstancial Jefe y quien le permitió prostituirse a su vez en las mañas de la corrupción.  De un fingimiento de humildad y decencia, luego Chuchín se deja ver cual déspota y engreído mayordomo. Un hombrecillo cuyas agallas disimula con su aparente inocua estampa y que en manos del coronel psicópata quien lo ha perfeccionado y adiestrado por ser un corrupto experimentado, Chuchín es una lepra, un azote para la empresa. Se hizo entonces alumno aventajado del doctor fraude un criminal con postgrado en mafias y redes delictivas,  quien lo graduó y lo hizo visible en el mundo de la corrupción, la extorsión, el robo y en la adjudicación de títulos valores estafa. El aparentemente insignificante Chuchín, es una trampa uniformada que esconde un hampón dentro de sí. Ha sido y es Chuchín el coautor del robo de las reses y de la comida de la institución, de la venta de la flota de vehículos y de partes de ellos, de los escáneres, las fotocopiadoras, los enrutadores para el wifi,  los teléfonos, las computadoras de escritorio y portátiles, y un sinfín de etcéteras que a nadie que le ve la insignificante estampa a Chuchín podría imaginarse que es capaz de cagar una llave de cruz. Sus desórdenes morales y espirituales en la traición a Dios a quien mintió haciéndose pasar por uno de sus siervos, es este menudo hombre una descomunal perversidad. Los manejos dolosos de las partidas asignadas por distintos conceptos a la institución, se las saben tragar y  son como quienes mandan a llenar los cartuchos de thinner para las impresoras y registran los gastos como cartuchos nuevos y exhiben las cajas anteriores para engañar y en el proceso se apropian de esos dineros que han dejado de erogar, que se va para los bolsillos de él y del coronel. Este insignificante ejemplo es una “pendejada”, de todo cuando traman y ejecutan complejamente en corrupción y se creen que los clientes internos son tontos. Pero para muestra un botón. Por otra parte, en la bisexualidad del coronel psicópata, Chuchín se muestra como aventajado protagonista, pues es su pequeño consentido.

¿Cómo prefieres que te llamen Chuchín o Chulito?

Chulito, llámeme Chulito, me gusta ese nombre porque me siento como el hijo sodomizado del coronel psicópata, tal cual en diminutivo. Al fin y al cabo yo soy un chulo; el chulo de la institución, que junto al coronel y a Chabela somos los mayores parásitos de esta empresa, le chupamos maleficamente  la sangre a esta organización. Pero puede decirme Chuchín, así también me conocen todos, como la mascota del doctor fraude. Estoy consciente que el uniforme me queda oversize, que soy un garabato, como el forro de un colchón sin goma espuma, que no me cala la túnica, porque es que el puesto me queda grande, pues tengo la brújula dañada y me he tomado en serio ser el sirviente del coronel y no el mayordomo de la institución. De lo que sí estoy seguro, yo pienso así, es que el coronel psicópata me ama porque yo le sirvo la corrupción en bandeja de plata y me entrego todo a él. Soy para el doctor fraude la mano siniestra que le permite burlarse de las leyes, de la moral, de la ética y de las partidas de la institución. No creo como otros dicen, que él me deja robar y desfalcar, llenando mis expectativas de constituirme en un corrupto consumado, si ya lo soy. Ni es para que yo le sirva de encubridor, de aliado de los crímenes que comete en la institución con ella y en ocasión de ella.  No, claro que no, jajaja , aunque Chabela, Sussana y yo somos la versión malvada de los ángeles de Charlie, perdón del coronel psicópata. En efecto, somos los ángeles del coronel psicópata. ¡Ay me encanta ser el ángel siniestro del coronel!, aunque aquí hay otros ángeles tan locos y locas como yo.

Con esa formación cristiana por la que se esperaba algo mejor de ti  y los supuestos principios y valores del hogar donde creciste. ¿Por qué eres servil a alguien con tan deplorable moral, como el coronel psicópata?

Es que mi moral también es muy sucia. En realidad el coronel me permitió descubrir en mí, el delincuente que llevo por dentro. Yo admiro al doctor fraude, por  su habilidad para mentir, es un mitómano, peculiarmente tiene una afección mental que es su patrón prolongado de manipulación, explotación y violación de los derechos de otros sin ningún remordimiento y yo soy su émulo. Estoy consciente que este comportamiento causa problemas en las relaciones y en el trabajo y que a menudo es delictivo. Pero cada día me parezco más a él, es mi héroe. No había conocido a alguien con tantos trastornos de conducta que me permitiera exteriorizar los desórdenes de mi personalidad. El coronel me hizo salir del closet en todos los sentidos y eso se lo agradezco. Además me hago el huevón para obtener lo que quiero sin reclamos ni sanciones de este militar psicópata. También soy practicante de la “guía para ser un perfecto huevón y huevona”, de Suzanne Cane y Olvera. Pero cuando a Chabela, a Sussana, a Marión  y a mí, entre otros; nos toque ser perseguidos por la justicia, tal como está ocurriendo en la trama de corrupción petrolera; entonces instrospeccionaré que soy un huevón consumado, que he sido un huevón, al enlodar mi reputación y poner en peligro mi libertad personal solo para adular y permitir que se hagan de grandes fortunas el coronel y su barragana la etílica Isabel. Y me harán preso por huevón, por escudar a un corrupto psicópata como el doctor fraude, pero también me harán reo penal por mis propios delitos, todos los que he cometido motu proprio, pero asimismo  con el permiso, la ayuda y el asesoramiento de este militar que por su negro expediente  nunca más  será ascendido.  Y él dirá que no asciende porque se le pasó el tiempo, pero la verdad es que no ascendió a general porque descubrieron que es un criminal y una deshonra para el cuerpo castrense, su voluminoso expediente sancionatorio lo describe a la perfección. Al coronel le diagnosticaron desde la infancia el trastorno de la conducta, que es un trastorno mental en el que no demuestra discernimiento entre bien y mal e ignora y viola los derechos y sentimientos de los demás, pisoteando los estándares y reglas sociales, y a mí me gusta ser así, por eso soy su jalabolas, su leal y servil mono volador. Debo decir que al Dios a quien yo decía servirle, no es nada comparado con el coronel psicópata, él si es un Dios, además de que él está convencido de eso por su narcisismo, en realidad, la religión a la que finjo pertenecer, allí solo están los perdedores, los que no han conseguido el triunfo que se obtiene con los recursos que nos deja la corrupción y la criminalidad. Por eso le doy al coronel psicópata lo que usted se debe imaginar, y  no solo mi dignidad, sino también mi alma.

 ¿Pero Chuchín, eso que dices es blasfemo e irrespetuoso para con Dios, es pecado mortal y te has convertido en un criminal?

No lo tomo así, es que desde que el coronel psicópata llegó a mí, he tenido mejor calidad de vida. Eso creo, pero no puedo negar que la vida espiritual se me ha complicado. Y cuando no obstante  le hablaré en presente, ha sido en pretérito mi vida conyugal, pues la perdí, por mis desacertadas decisiones. De modo que debe usted entender los tiempos en los que le responderé, para que no se confunda, que pueden ser presentes, pero también pasados. Con la corrupción tengo una camioneta que nunca pensé llegar a tener y mi andrógina mujer también tiene otra. Además somos dueños de una casa que ahora es mansión, mis hijos tienen celulares de alta gama, disponemos diariamente de muchos dólares, adquirimos bienes patrimoniales que escondemos, somos unos nuevos ricos, gracias a la corrupción, las extorsiones y las estafas en las que incurro o  que cometo para el coronel psicópata y que él me solapa porque le conviene tenerme como su lame suelas y yo gustoso me como su mierda, porque sufro de coprofragia. Pero, creo que sí, que por tanta pudrición de mi alma, mi matrimonio si puede llamarse así,  también se acabó; a pesar de la abundancia de bienes materiales obtenidos a través de delitos y mucha corrupción. Por eso, la casa, la camioneta, los celulares, los dólares, etc., han sido solo espejismos de mi alma pervertida. Muchas aparentes bendiciones no son tales sino maldiciones y las riquezas que pretendo atesorar y la gente que amo se me van como el agua entre los dedos.

Y tengo una oficina con numerosas asistentes, personal que según el coronel psicópata solo puede tener él y no el jefe de otra dependencia, así le sabotea sus gestiones a los gerentes a quienes envidia aludiendo que “solo yo el doctor fraude puedo tener asistente”. Es que a mi jefe le sabe a mierda el organigrama de la empresa  y el diagrama de flujo del personal es un asco, entre tanto él no sea venerado e idolatrado como un Dios. Pero como yo me entrego todo a él. Entonces me permite lo que a otros no. ¿Usted me entiende? En este sentido debo decirle que no me he convertido en criminal, siempre lo he sido, solo que era un botón de criminal, un criminal en ciernes, pero al juntarme con el coronel psicópata logré aflorar toda la vastedad de mi descompostura criminal que estaba solamente dormida esperando al príncipe que la besara para despertarla y este militar pudo ver en mi todo el talento delincuencial que tengo. Él me descubrió como quien descubre a una futura artista de cine, además me había recomendado Bonaparte. El doctor fraude visualizó mi genotipo delictivo y dio en el clavo conmigo, detectó la madera que tengo de ladrón y de corrupto, jajajaj y para mayor pena de la decencia, tengo autoridad y finjo ser un inocente. Pero soy tan letal a los valores y a los principios, como el veneno de una mamba negra.   

¿Cuál es el desangradero de esta institución?

Estoy totalmente seguro que a través y por medio de mi mayordomía, que junto a las columnas de la corrupción, conocidas como las notas musicales y control o gestión de extorsiones en manos de Chabela la etílica; mi dependencia es el más grande lupanar por el cual se degüella y se desangra a esta institución. Es este el triunvirato de la corrupción y no son dos columnas en las que reposa toda la delincuencia de la red de esta organización criminal liderada por el coronel psicópata, sino que en realidad son tres columnas vertebrales las que sostienen esta mafia encubierta tras la fachada de una empresa que nació como legal pero que sus tentáculos de perversión son inimaginables. Tal cual la trama de corrupción petrolera en este momento en el tapete. En el que el hijo de inmigrantes italianos y cinco para las doce han echado raíces corrosivas y letales para la decencia y la honestidad en la administración pública de esta empresa que ha tenido la desgracia de que el coronel psicópata se haya atravesado en su destino.   

Sí, yo soy un corrupto y me he prestado y me presto  para todo tipo de delitos a pedimento y a sugerencia del coronel psicópata, en el mal uso de mi autoridad como funcionario público, abuso de las prerrogativas que se me han confiado, así como de la autoridad relacionada con mi ejercicio  oficial, por las que me hago de oportunidades y de conexiones para beneficio personal, contrariando a las leyes y a los principios morales. De aquí de la institución me robé los aparatos de aire acondicionado integral que aclimatan la vivienda que fuera mi hogar. Y lo que me reclaman frecuentemente, es que cometo además peculado doloso con los bienes de la institución y los vehículos que nos auto asignamos el coronel y yo, los usamos para cualquier cosa, menos para asuntos oficiales. Sé que hay compilación de material audiovisual que en su oportunidad usarán en nuestra contra.

Para distraer la atención, juzgo a los demás por mi condición. Le explico. A quienes me han descubierto in fraganti en los hurtos y manejos dolosos que hago de los bienes y recursos que el estado por confianza ha puesto  bajo mi custodia, yo los anulo y les digo. ¿Si usted tuviera la oportunidad de desviar estas partidas, de robar, hurtar y depredar estos recursos, esta comida, estos neumáticos, estos suministros, ésta papelería y artículos de oficina, de hurtar estos uniformes, acaso no lo haría igual como yo lo hago?  Y a lo que me escuchan ya no  argumentan nada más porque logro que se identifiquen con su lado malvado o al menos eso pretendo o creo conseguirlo, que se confronte cada cual con su lado corrupto y miserable,  que se enfrenten con “su yo ladrón” y con “su yo corrupto” y jajajajaj los paralizo, porque es que yo soy muy astuto, muy hábil y muy inteligente. No pueden conmigo ni con mis argumentaciones, que son innatas en mí y las he perfeccionado con el ejemplo que me da el coronel. Él me enseña y me dice cómo responder ante circunstancias como estas. Además he aprendido mucho del trastorno de la personalidad histriónica del coronel psicópata y entonces me hago el serio, hablo fuerte, grito y finjo estar ofendido, como si en realidad yo fuera un angelito o un hombre correcto y decente,  y entonces quienes me han encontrado haciendo cosas malas que parecen malas y en efecto son malas, o me atrapan  haciendo cosas malas que parecen buenas ya no me vuelven a reclamar. Es que yo no hago cosas buenas que parecen malas, sino que para aparentar y distraer la atención solo hago cosas malas que parecen buenas y todos caen en el embaucamiento. Es que las cosas malas que hago que parecen buenas, son malas para la institución pero buenas para mí bolsillo y para el del coronel psicópata, pues nos lucramos ilícitamente de todo ese entramado y negociado de corrupción que hasta ahora nos ha dado resultados provechosos, porque  pocos se atreven a dudar de nosotros y el miedo los paraliza al no  atreverse a denunciar a la fiscalía, a las contralorías y  los órganos de control , porque sería inútil ya que desde arriba nos protegen los generales cómplices del coronel. ¿Verdad que soy muy listo? Me las sé, de todas, todas. 

De tu bisexualidad no te haré preguntas, pero habiendo estudiado tú las sagradas escrituras, sabes al respecto y del pecado de adulterio. ¿Dime con cuáles principios has mantenido aquí en la institución a una barragana notoria, dando mal ejemplo e irrespetando y haciendo también adúltera  a la mujer de tu juventud, a la madre de tus hijos? ¿Crees que ese es un modelo cristiano?.  

Debo disipar cualquier sospecha de la relación que mantengo con el coronel psicópata, pero también disfruto de los placeres de ambos mundos. Él tiene a su esposa y tiene a Chabela, entonces no transgredo ninguna supuesta fidelidad al tener a otra mujer como pareja, al fin cada cual tiene su “frao“ y su “frinchi”.  Y ahora hay permiso para todo, los tiempos no son los mismos aquellos en que se escribió la Biblia. Ese es mi pensar. Prefiero olvidarme de lo que es abominable ante los ojos de Dios y le doy rienda suelta a mi erotopatía. Es que la vida es una sola y no sé qué hay detrás de la muerte. Pero si me encuentro con calderas en las que mi alma arderá por toda la eternidad, será una sanción justa por mis blasfemias y afrentas al Dios todopoderoso. He aprendido del coronel psicópata a traficar con la hipocresía y hasta soy un cristiano hipócrita, o sea, soy detestable ante los ojos de Dios. Tal vez estos hayan sido los motivos por los cuales ahora vivo solo, para tener total libertad de hacer lo que quiera con mi cuerpo, mis decisiones y con mi libre albedrío  y eso es del conocimiento público. 

«Ay de los hijos rebeldes que ejecutan planes,

pero no los míos, y hacen alianza,

pero no según mi Espíritu, para añadir pecado sobre pecado».

Isaías 30:1-3.

Crisanto Gregorio León

[email protected]

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