El papa Francisco ofreció este domingo 9 de abril la bendición «Urbi et Orbi», correspondiente al Domingo de Resurrección, donde la guerra en Ucrania fue parte de su mensaje central al pedir «ayuda al amado pueblo ucraniano» y «luz» sobre el pueblo ruso, al tiempo que se mostró «preocupado» por el recrudecimiento de la violencia entre Israel y Palestina.
El pontífice de 86 años completó la cita con un discurso tradicional sobre conflictos mundiales. Pidió “confianza entre personas, pueblos y naciones” y dijo que el júbilo de la Pascua “ilumine la oscuridad y el pesar en el que, con demasiada frecuencia, se ve envuelto nuestro mundo”.
El mensaje de Pascua del papa se conoce por su nombre en latín, “Urbi et Orbi”, o “para la ciudad y para el mundo”.
Desde que Rusia invadió la vecina Ucrania en febrero de 2022, Francisco ha llamado varias veces al fin de los combates y pedido oraciones por el “martirizado” pueblo ucraniano.
Diplomáticos ucranianos se han quejado de que el pontífice no ha sido lo bastante duro en sus declaraciones sobre Rusia y en particular sobre el presidente Vladímir Putin, mientras el Vaticano trata de evitar un choque con Moscú.
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“Ayuda al amado pueblo ucraniano en su viaje hacia la paz, y lleva la luz de Pascua sobre la el pueblo de Rusia”, imploró Francisco a Dios en su mensaje desde una silla en el balcón central de la Basílica de San Pedro con vistas a la plaza. “Consuela a los heridos y a todos aquellos que han perdido seres queridos por la guerra, y permite que los prisioneros puedan regresar sanos y salvos a sus familias”.
Instó a la comunidad internacional a trabajar para poner fin a la guerra en Ucrania y a “todo conflicto y derramamiento de sangre en el mundo, empezando por Siria, que sigue esperando a la paz”. Francisco también oró por los que perdieron seres queridos en un sismo que golpeó Siria y Turquía hace dos meses, y que mató a decenas de miles de personas.
Tras la renovación de la violencia mortal que afecta a israelíes y palestinos en los últimos días, Francisco pidió una “reanudación del diálogo, en un clima de confianza y respeto recíproco, entre israelíes y palestinos, para que esa paz pueda reinar en la Ciudad Santa y en toda la región”, en una referencia a Jerusalén.
Pero Francisco también señaló a progresos en algunos frentes.
“Regocijémonos con los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando por los que ofrecen asistencia y bienvenida a todos los que huyen de la guerra y la pobreza”, dijo, sin mencionar a ningún país concreto.
El debate sobre cómo atender a los solicitantes de asilo, migrantes y refugiados y sobre si permitirles la entrada es un candente tema político y social en buena parte de Europa, Estados Unidos y otros lugares.
Los violentos conflictos citados por Francisco contrastaban con el festival de alegres colores, con tulipanes naranjas y rojos, destellos amarillos de forstythias y narcisos, jacintos y otras flores de temporada que decoraban la Plaza de San Pedro. Las flores llegaron en camiones desde Holanda antes de colocarse en la plaza.
Unas 45.000 personas se habían congregado en el lugar para cuando comenzó la misa a media mañana, según los servicios de seguridad del Vaticano, aunque la multitud llegó a unos 100.000 antes de la cita a mediodía para ver el mensaje del papa.
Un palio al borde de las escaleras en la plaza protegía al pontífice durante la misa, 12 horas después de una vigilia de más de dos horas en la Basílica de San Pedro la noche anterior.
Francisco, de 86 años y que se está recuperando de una bronquitis, se saltó la procesión tradicional del Viernes Santo en el Coliseo de Roma debido a una temperatura inusualmente fría por la noche.
En general, Francisco se ha recuperado tras pasar tres días hospitalizado en Roma la semana pasada, cuando recibió antibióticos por vía intravenosa para combatir una bronquitis. Recibió el alta el 1 de abril.
Pero hacia el final de más de dos horas de actos del Domingo de Pascua, Francisco empezó a parecer cansado. Su voz se tornó ronca y en un momento dado interrumpió su discurso para toser.