Es una raza de burros originaria de Venezuela que ha sido criada en el país durante siglos. Estos animales han sido parte de la cultura rural y la historia de Venezuela.
Su nombre científico Equus africanus asinus deriva de «Equus» el género al que pertenecen los caballos, burros y cebras. «Africanus» que hace referencia a África, continente de donde provienen los ancestros de la especie a la que pertenece el criollo venezolano y «Asinus» término latino para burro o asno, y se refiere a la especie específica de burro doméstico.
Este burro es pequeño y robusto, con un pelaje generalmente gris o marrón claro. Muy dócil y tranquilo, con fácil adaptabilidad a las duras condiciones climáticas y geográficas del país.
La hembra tiene un período de gestación de aproximadamente 12 meses. Puede tener una cría por parto.
Se ha utilizado tradicionalmente como medio de transporte y carga en zonas rurales porque puede soportar temperaturas extremas y condiciones climáticas adversas y tiene un fuerte sentido de orientación y memoria, lo que le permite recordar senderos y caminos.
A pesar de su importancia cultural y su papel en la economía rural, la población de burros criollos venezolanos ha disminuido drásticamente en las últimas décadas. La falta de programas de conservación y el abandono de los animales por parte de los dueños han llevado a la disminución de su población.
Además, este animal también es asociado con la Semana Santa en Venezuela. Durante esta celebración, se utilizan burros para llevar las imágenes religiosas y representar momentos claves sobre la Pasión de Cristo, y en procesiones en varias ciudades y pueblos del país. Es considerado como una parte importante de la tradición religiosa en Venezuela simbolizando el animal que montó Jesús para su entrada triunfal en Jerusalén.