Cada hora se deforesta el equivalente a 310 canchas de fútbol, con lo cual con un valor incalculable en biodiversidad, el extenso bosque tropical de la Amazonía disminuye aceleradamente, con los riesgos que representa uno de los principales pulmones de la humanidad.
La información fue dada a conocer por la Red Amazónica Socioambiental Georreferenciada (RAISG) e Info Amazonía en el StoryMap Deforestación en la Amazonía: pasado, presente y futuro (infoamazonia.org/deforestacion-tendencias). Advirtiendo que dentro de cinco años, a este ritmo se podría perder 23,7 millones de hectáreas de bosque, un territorio equivalente a todo Ecuador.
Advierten que el cambio de uso de la tierra y la infraestructura vial crecen constantemente, para expandir y aumentar las tierras agropecuarias, lo que ejerce una gran presión sobre el bosque y los pueblos amazónicos. Por ejemplo, más de la mitad de la Amazonía se ve afectada de alguna manera por la infraestructura vial, lo que genera más presión sobre Territorios Indígenas y Áreas Protegidas.
El común de la destrucción en cada país amazónico se relaciona con la accesibilidad al bosque por vías (terrestre y fluvial) y sus condiciones de terreno (áreas planas o de pendiente), así como por la cercanía a áreas de ocupación, mayormente desordenada, y la expansión de actividades ilegales.
Revelan que entre los años 2001 y 2020 la Amazonía perdió el 9% de sus bosques. Mediante un modelo de probabilidad, RAISG predice el futuro de la deforestación considerando tres escenarios, y estima que para el 2025 la pérdida de bosque será un 130% más alta que la ocurrida en las primeras dos décadas del siglo.
Para detener el avance de la deforestación, los Territorios Indígenas y las Áreas Protegidas son barreras importantes, juntos cubren casi la mitad de la Amazonía. Pese a constituir las reservas más importantes de carbono, biodiversidad, agua y legado cultural de la Amazonía, el compromiso gubernamental en la mayoría de los países es insuficiente para defender estas áreas. Cada año que transcurre, estas áreas se hacen más vulnerables por lo que sucede en su entorno y experimentan una presión constante, situación que debe llamar a la reflexión.