Trabajo de: www.runrun.es
Las autoridades confirmaron el pasado 9 de marzo tres casos de difteria en Venezuela, específicamente en el estado Bolívar en el Municipio Sifontes de esa entidad, el mismo en el que reapareció la enfermedad en el año 2016 después de 24 años sin reporte.
La difteria es una enfermedad prevenible con vacunación. Pero, tal y como pasó siete años atrás, las bajas coberturas en Venezuela vuelven a incidir en su resurgimiento.
En 2016, la cobertura de vacunación para la tercera dosis de difteria, tétanos y pertussis (DTP3) era de 84%. Ahora es mucho menor.
«Actualmente, tenemos peores coberturas en Venezuela, con 56 % para DTP3 en el 2021, la cual es la más baja del continente después de Haití, que tiene 51 %», advirtió la Sociedad Venezolana de Infectología en un comunicado.
El presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, filial Aragua, Alejandro Crespo Freyes, precisó que en nuestro país apenas 56% de los niños tienen tres dosis de la vacuna contra la difteria cuando cumplen un año.
En Venezuela se usa, por lo general, la vacuna pentavalente (difteria, tétanos, pertussis, H. influenzae tipo b y Hepatitis B) para niños y niñas menores de siete años y la vacuna de toxoide diftérico-tetánico (dT) en mayores de siete años y adultos.
El presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Figuera, explicó que la vacuna que se usa usualmente para pacientes pediátricos se puede emplear solo en menores de siete años, por su alta cantidad de componente de difteria, por lo que no debería utilizarse en adultos.
«La vacuna que se coloca usualmente en pacientes pediátricos, y más en su composición de pentavalente, es exclusiva para esos pacientes. En los adultos, la que debe colocarse es la dT (con d minúscula) que tiene el componente de difteria y tétanos. Esa «d» en minúscula implica que tiene de tres a cinco veces menos componente de toxoide diftérico. La otra que podría colocarse en adultos, sobre todo en mujeres embarazadas, es la dTpa (difteria, tétanos y pertussis acelular). Esta vacuna formulada produce menos reacciones y efectos adversos y se recomienda poner en la embarazada una dosis para proteger al niño contra el tétanos y pertussis hasta que se puedan vacunar a los dos meses de nacidos. También, protege a la madre contra la difteria, amplió.
Lo ideal es que los niños sean vacunados contra la enfermedad a los 2, 4 y 6 meses de edad y reciban refuerzos a los 18 meses y entre los 4 y 6 años.
Entre los 11 y 12 años deberían ser vacunados con la dTpa (que protege contra tétanos y la difteria, además de la tosferina), mientras que los adultos deberían vacunarse cada diez años con la vacuna dT (toxoide tetánico y diftérico).
Riesgo aumentado de diseminación
En conversación con Runrun.es el pediatra y epidemiólogo Alejandro Rísquez recordó que la epidemia de difteria en 2016 también inició en Bolívar, luego se diseminó al país, pasó a Brasil y se extendió a América del Sur.
Consideró que en la actualidad, el riesgo de diseminación definitivamente ha aumentado.
«A pesar de los esfuerzos que se hicieron entre 2017 y 2019, con la llegada de la pandemia, se restringió aún más la logística, transporte y aplicación de vacunas en poblaciones indígenas, rurales y más pobres», añadió.
Comentó el hecho de que la difteria vuelva a resurgir entre adultos que hacen vida en la zona minera. Dijo que se debería garantizar que las personas que acudan a la zona estén previamente vacunadas, independientemente de que sean niños o adultos.
«Tenemos una gran población de mujeres que van a esas zonas, ya no son solo hombres adultos, sino familias completas que se instalan en la zona, y eso hace más complejo abordar el problema de la difteria, pues estas familias se movilizan en todo el país, lo que aumenta el riesgo de que los casos pasen a otros estados», advierte.
En esa misma línea, la Sociedad Venezolana de Infectología destacó que la minería «ecocida» en Bolívar, además de irreversibles daños ambientales, sociales y culturales, también ha contribuido con el resurgimiento y diseminación de la difteria, pero también de malaria y sarampión.
Entre 2016 a 2020, se cuantificaron 3.114 casos «sospechosos» de difteria en Venezuela, con 294 defunciones. Mientras que los casos confirmados entre 2016 y 2020 fueron 1.790: 58 en 2016 con 17 defunciones; 786 en 2017, con 103 defunciones; 775 en 2018 con 151 defunciones; 166 en 2019 con 21 defunciones y 5 casos en 2020, con dos muertes.
Un brote anticipado
La Organización Panamericana de la Salud había advertido en su documento «Evaluación de riesgos sobre enfermedades prevenibles por vacunación», del 28 de febrero de 2023, que Venezuela figuraba en una lista de 15 países que tenían una cobertura inferior a 80%. en lo que respecta a la vacunación contra difteria.
Estos datos ubicaban a nuestro país como el de la peor cobertura de vacunación con la tercera dosis de esta vacuna en la región, solo por detrás de Guyana (51 %).
La OPS advirtió entonces que “el riesgo de ocurrencia de brotes de enfermedades prevenibles por vacunas está en su punto más alto en los últimos 30 años” en toda la región.
Y como las bajas coberturas de vacunación también se repiten en Venezuela con el sarampión, la polio y la fiebre amarilla, el país no está exento de presentar brotes de estas enfermedades.
En una comunicación del 27 de febrero, el Ministerio de Salud emitió una alerta epidemiológica por difteria a las direcciones de epidemiología, programas de inmunización y de salud.
En el documento, se establecían lineamientos de vacunación y se instaba a buscar activamente casos a nivel comunitario e institucional, además de seguir los casos y sus contactos y capacitar al personal de salud, entre otras orientaciones.
Difteria: contagio, síntomas y cómo actuar ante un casos sospechoso
La difteria es una enfermedad aguda de origen bacteriano y potencialmente mortal en un 5 a 10 % de los casos, en especial en menores de 5 años y en mayores de 50 años.
La infección es causada por las cepas de una bacteria (Corynebacterium diphtheriae) Se contagia de persona a persona, principalmente por gotitas respiratorias al toser o estornudar o contacto directo con úlceras infectadas o heridas abiertas en la piel.
La difteria se incuba de 2 a 5 días y los pacientes no tratados pueden transmitir la infección de dos a tres semanas, en algunos casos ese período puede ser mayor.
Los síntomas son dolor de garganta, fiebre, debilidad e inflamación de los ganglios del cuello. Explica la Sociedad Venezolana de Infectología que el elemento clínico más característico es esto último, así como la aparición de una pseudomembrana en faringe principalmente, que puede en algunos casos obstruir la vía respiratoria.
La enfermedad puede generar complicaciones graves a nivel cardiaco, renal y neurológico, que se relacionan con la producción de toxina diftérica por parte de la bacteria que afecta a otros órganos del cuerpo.
Es importante indicar que la infección no confiere inmunidad, por lo que es necesaria la vacunación para prevenirla.
La Organización Mundial de la Salud informa que el diagnóstico clínico se basa en la presencia de la membrana grisácea que recubre la garganta, aunque recomienda confirmarlo con un estudio de laboratorio. En los casos sospechosos, la sugerencia es iniciar el tratamiento de inmediato.
Los casos positivos de difteria ameritan aislamiento estricto. Se deben tratar oportunamente con antitoxina diftérica «ajustando la dosis según el grado de severidad, y de manera secundaria, con antibióticos», recalca la Sociedad Venezolana de Infectología.
¿Hay vacunas suficientes para todos ?
El presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, filial Aragua, Alejandro Crespo Freytes comentó a Runrun.es que mujeres embarazadas que asisten a su consulta han narrado que no consiguen en los ambulatorios la vacuna dTpa (difteria, tétantos y pertussis acelular), por lo que tienen que aplicársela en centros privados.
Los precios de la vacuna contra la difteria pueden oscilar en centros privados entre $50 a $120, dependiendo de la cantidad de componentes que tengan (dos, tres y seis).
Crespo Freytes compartió un gráfico de elaboración personal, pero a partir de datos del comité de inmunizaciones de la OMS, que muestra el marcado descenso de inversión en vacunas del Estado venezolano desde el año 2014.
«El 75% del dinero de inversión en vacunas se consigue a través de donaciones, regalos, Unicef, OPS y algunos Estados. Eso explica por qué no hay suficientes vacunas«, opinó.
Desde el año 2018 el Estado venezolano no compra vacunas al fondo rotatorio de la OPS, recordó el presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología, Manuel Figuera.
«Las vacunas disponibles en el programa ampliado de inmunizaciones han sido por donaciones de la Unicef y OPS. Entre 2018 y 2020 se vacunaron más de 9 millones de niños entre 6 meses a 15 años y eso permitió en esa época controlar el problema de la difteria y el sarampión», precisó el médico.
Sobre la disponibilidad actual de las vacunas, remarcó que esa información debería suministrarla abiertamente el Estado.
«Deberían retomar las ruedas de prensa para anunciar esa información necesaria ante este tipo de situaciones, al igual que volver a publicar el boletín epidemiológico semanal que, desde 2016, no lo hace abiertamente. Esa es la forma para conocer qué está sucediendo desde el punto de vista de enfermedades de notificación obligatoria», sumó.
Por su parte, el epidemiólogo Rísquez manifestó desconocer la situación de abastecimiento de vacunas contra la difteria en el Ministerio, pero insistió en el punto de que hoy en día son suministradas por la Organización Panamericana de la Salud, Unicef y otros entes internacionales.
«Es Muy Probable Que Haya Limitaciones, Y Por Eso Los Servicios De Salud No Cuenten Con La Vacuna DT, Difteria Y Tétanos, Que Es La Que Usamos Con Los Adultos», Indicó.
Recomendaciones de vacunación de la Sociedad Venezolana de Infectología
La SVI instó a las autoridades a garantizar los recursos diagnósticos y terapéuticos, de protección personal en los distintos centros de salud y regiones, así como activar las medidas de bloqueo epidemiológico, más los protocolos adicionales de manejo en triaje y áreas de aislamiento en los centros centinelas.
Estas disposiciones, según recordaron, están establecidas en el “Manual de normas para el Manejo clínico e epidemiológico de la Difteria” del 2018 del Ministerio del Poder Popular para la Salud, que fue elaborado en conjunto con la SVI y que está disponible en el portal de OPS: https://iris.paho.orglhandle/10665.2/51093
Con respecto a la vacunación contra la difteria tras la notificación de nuevos casos, la SVI recomienda
- Niños menores de 6 años: se debe cumplir con el esquema de vacunación de la pentavalente (que incluye DTP), y corresponde a tres dosis: a los 2, 4 y 6 meses de edad, más dos refuerzos entre los 15 a 18 meses y entre los 4 a 6 años.
- Adolescentes: si cumplieron con esquema completo se indica dosis de refuerzo entre los 11 y 12 años (preferente dTpa).
- Niños de 7 a 9 años, adolescentes y adultos no inmunizados: deben recibir tres dosis (una dTpa y dos dT) y con esquema incompleto, al menos una debe ser dTpa y las otras con dT.
- En adultos con vacunación completa: sugieren refuerzos cada 10 años de dT o dTpa.
- Embarazadas: en cada embarazo, recomiendan una dosis de dTpa entre las 27 a 36 semanas.
- Personal de salud: deben cumplir con una dosis de dT en circunstancias de brotes.
- Los pacientes recuperados de difteria deben vacunarse igualmente.
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