Un problema de salud pública suficiente para ser declarado por el municipio de emergencia sanitaria lo constituye una laguna de excrementos por cloaca colapsada en la calle Contreras entre calles Monagas y Sucre, a una cuadra de la Zona Colonial de Carora.
Quizás quienes leen esta nota periodística pasan desapercibido lo que a diario soportan decenas de familias que obligadas cohabitan en medio de la pudrición y arrastre de todo tipo de bacterias que nadan en excrementos flotando sobre las aguas negras que brotan de una alcantarilla que ya llegó a su tiempo de vida útil.
La indiferencia gubernamental ha quedado de manifiesto desde la gobernación de Lara a través de Hidrolara con este problema, cuya reparación se prolonga en el tiempo ante la nula respuesta del órgano competente con su cuadrilla de obreros que no aparece, pese a la urgencia de su presencia para arreglar la cloaca y detener cuánto antes toda su descarga nauseabunda y piche.
Basta con pasar cerca de este lugar para entrar en un peligroso estado de desesperación por querer retirarse, debido al penetrante hedor que ni los pulmones pueden filtrar; ahora es de entender a las familias atrapadas en este infierno que lo tienen en sus narices.
Otro elemento negativo acarreó el colapso de esta cloaca, el cierre de la calle Contreras por parte de los mismos vecinos para evitar su hundimiento al paso de los vehículos.
El tramo comprendido de la calle Contreras entre calles Monagas y Sucre quedó cerrado para los carros que se dirigen de la Zona Colonial hasta el centro de Carora, una vía clave de salida para llegar al área comercial de la ciudad.
Los perjudicados piden tanto a la comisión de Servicios Públicos de la Cámara Municipal cómo al prefecto gestionar ante la gobernación la reparación de esta cloaca.
Vecinos dijeron que agradecen a la alcaldía de Torres el aporte de un lote de tubería necesaria para la acometida de la obra, en tanto, Hidrolara debe, por competencia, terminar el trabajo.