Con sus excepciones los seres humanos somos consecuencia de la formación recibida desde la infancia. Lo que somos es el resultado de la arcilla con que nuestros padres nos forjaron el alma.
Según la teoría del filósofo Lao-Tse “Las experiencias externas sirven para sentir, el mundo y experiencias internas para comprenderlo”
Ni la vida ni los mismos tratos con los demás, llámense familia, sociedad, condominios, mundo etc., son para nada materia fácil de mantener sin roces ni desacuerdos.
Estando la vida sumergida entre tantos tabúes, mentiras, egoísmos, apariencias, mitos, arrogancias y codicias, será difícil que saquemos tiempo para escuchar el mensaje de las fallas y advertencias que día a día nos envía el hombre del espejo, ese que nos ve tal cual somos sin hipocresías ni fachadas…
El hombre mantiene un montón de esperanzas aferradas a su piel, lleva adherido al alma el fantasma de sus miedos y reclamos de su conciencia. Por encima de su propia lucha y de su fe pone sus pesimismos, desperdicia su vida buscando fuera la felicidad, porque el hombre es un ser inconforme, nunca es suficiente lo que tiene, razón por la que siempre está buscando su satisfacción personal. Tal vez sea, dice un sabio “más feliz un gusano en su terrón que un rey en su palacio”. Lo tiene todo pero nada le es suficiente para sentirse feliz. De paradojas como esta el mundo está lleno.
Existir no es un mito, es una realidad tangible, única, es más que la más encumbrada belleza. La vida es esa teoría en la que todo figura y está a nuestro alcance para ser felices.
Así son las cosas, hay días de preocupaciones, de enfermedades, de gastos excesivos, de temores infinitos, de pasiones desmedidas, de alegrías increíbles, días de grandes frustraciones, de tristezas, también hay aquellos en los que las mismas penas nos hacen sonreír y hay aquellos otros días en los que como escribe Barba Jacob en su poema “la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal”
Son breves los momentos de alegría y la cúspide de los mejores años y de gloria, limitados. Un solo momento de enmienda y cambio de rumbo, traerán al alma la luz que fue abolida. Solo quien es capaz de vivir feliz sin dañar a otros es quien podrá salvar su velero de las tormentas de la vida y de la cruel humanidad.
Saber vivir es aprender a aceptar a aquellos que piensan distinto, que son diferentes a nosotros, es saber que todos somos ciertos no un espejismo… Un poquito de ensueño nos ayudará a sonreír, nos guiará la luz del cielo en cada abismo, un poquito de ensueño nos liberará de cosas tristes, porque la vida la teje y hace feliz cada uno. Vivir no es un imposible, es por aquí que la vida nos espera conducir por el mejor camino…
Amanda N. de Victoria