Muchos se preguntan ¿qué hacen o para qué sirven las casetas telefónicas públicas? pues lejos de prestar servicio, estas piezas del mobiliario urbano se han convertido en estorbos que solo sirven para afear la ciudad.
Muchas de las mismas han sido despojadas de los aparatos telefónicos que otrora servían para hacer llamadas, pero la dinámica del tiempo y la aparición de nuevas tecnologías terminó por volverlas obsoletas y hoy no prestan servicio.
Más que eso, muchas han sido dañadas, derribadas o dejadas ahí como símbolo de otros tiempos ocupando un espacio que bien podría utilizarse para algo más productivo o beneficioso a la colectividad.
Nadie da razón y mientras tanto las viejas casetas telefónicas siguen allí, deteriorándose a la vista de todos y siendo blanco de las acciones vandálicas que las convierten en feos parapetos que en nada contribuyen a mejorar el aspecto de la ciudad.