El ministro de Transporte de Grecia renunció el miércoles, después que un choque frontal entre un tren de pasajeros y otro de carga, dejara al menos 36 personas muertas y decenas de heridos.
El ministro Kostas Karamanlis dijo que se sentía “obligado” a renunciar “como una muestra de respeto a las personas que murieron tan injustamente”.
Poco antes, la policía detuvo al jefe de estación de trenes de la ciudad de Larissa. En un comunicado policial sólo identifican al sospechoso como un hombre de 59 años. Otras dos personas fueron detenidas para ser interrogadas. La causa del siniestro no estaba clara en un primer momento pero ERT informó que el tren iba a más de 140 kilómetros por hora (87 millas).
Los rescatistas buscaban sobrevivientes entre los restos retorcidos y humeantes antes del amanecer del miércoles. Lo que parecía ser el tercer vagón del tren de pasajeros se veía sobre los restos destruidos de los dos primeros.
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Varios vagones se descarrilaron y al menos tres se incendiaron tras la colisión ocurrida antes de la medianoche del martes cerca de la localidad de Tempe.
Muchos de los aproximadamente 350 pasajeros eran estudiantes que regresaban a casa después de los festejos del Carnaval. Este año era la primera vez que Grecia celebraba con normalidad el festival de tres días, que precede a la Cuaresma, desde el inicio de la pandemia en el año 2020.
“Esta es una tragedia terrible que resulta difícil de comprender”, dijo la viceministra griega de Salud, Mina Gaga. “Lo lamento muchísimo por los padres de estos chicos”.
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El gobierno declaró tres días de luto nacional. “Es una tragedia indescriptible”, dijo el vocero del gobierno, Giannis Oikonomou. Unos 500 trabajadores de emergencias se habían desplegado en el lugar, añadió.
Con la llegada del día, los rescatistas empezaron a utilizar maquinaria pesada llevada hasta el lugar para mover fragmentos grandes del tren, lo que reveló más cuerpos y restos desmembrados. Funcionarios del gobierno dijeron que se había llamado al ejército para que ayudara en el rescate.