#OPINIÓN Se busca un Emprendedor: Los hábitos #28Feb

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“Una vez que sabes que existe un hábito, tienes la responsabilidad de cambiarlo… otros lo han hecho. Tal vez un asesino sonámbulo pueda argumentar plausiblemente que no era consciente de su hábito y, por lo tanto, no es responsable de su crimen, sino de casi todos los demás patrones que existen en la vida de la mayoría de las personas: cómo comemos y dormimos. y hablar con nuestros hijos, cómo gastamos nuestro tiempo, atención y dinero sin pensar: esos son hábitos que sabemos que existen. Y una vez que comprendes que los hábitos pueden cambiar, tienes la libertad y la responsabilidad de rehacerlos. Una vez que comprende que los hábitos se pueden reconstruir, el poder del hábito se vuelve más fácil de comprender y la única opción que queda es ponerse a trabajar”.

Charles Duhigg

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Para cambiar nuestros hábitos, lo primero que hay que hacer es evaluar los que tienes ahora, mirándolos de forma desapasionada y haciendo una especie de clasificación: así entenderás si son positivos, negativos o neutros para ti.

Para entender si lo que haces durante la jornada laboral tiene valor o es simplemente una pérdida de tiempo, haz una lista de las actividades con las que ocupas tu día, tratando de evaluarla como si fuera la jornada laboral de otra persona. De esta manera, tomarás conciencia de la forma en que estás utilizando tu tiempo y podrás comenzar a comprender si hay algo que cambiar en tu rutina de trabajo.

Charles Duhigg autor del libro «El poder de los hábitos«, en el que describe los tres componentes de un hábito: la señal, la rutina y la gratificación.

La señal es el interruptor que enciende el cerebro para que realice una acción automáticamente;

La rutina es acción real, repetida en el hábito; Finalmente, la gratificación es la recompensa que, gracias a la rutina, llega al cerebro.

Un ejemplo de este círculo podría ser este: llegas a la oficina y sabes que tienes mil cosas por hacer (señal), elaboras una lista de pendientes (rutina), a partir de la cual vas cancelando los compromisos que has cumplido (gratificación).

Para empezar a salir de este patrón, es importante evaluar si lo que estás haciendo son hábitos positivos o negativos, captando la señal e intentando averiguar si has activado el piloto automático. Por ejemplo, si la gratificación es liberarse de los compromisos de la lista, quizás esto te aleje de los objetivos más importantes para tu negocio (por ejemplo, encontrar el tiempo para proponer un nuevo servicio a sus clientes).

Saber cómo se forman los hábitos es importante porque no son patrones a los que estás condenado para siempre: puedes cambiarlos, y puedes elegir (de nuevo siguiendo las palabras de Duhigg) los llamados hábitos «clave».

Son los que, una vez que aprendes a activarlos, desencadenan un efecto dominó positivo. Por ejemplo, si quieres dedicarte a tu bienestar y empezar a hacer deporte (un hábito clave), empiezas a sentirte mejor y luego empiezas a cambiar tus hábitos alimenticios, reducir el tiempo frente a tu smartphone… en un círculo virtuoso. que te lleva a ser siempre mejor.

Para implementar realmente un cambio, debes confiar en la motivación interna, sentirse responsable de tus acciones: la clave para lograr el cambio es la disciplina, no la motivación.

Reducir las expectativas y trabajar en pequeños cambios incrementales es la forma en que entrenamos la disciplina, que es la fuerza que nos impulsa a alcanzar la meta que nos proponemos.

Reflexionar de inmediato sobre las prioridades del día te ayuda a tener una brújula que te guíe incluso cuando estás abrumado por los compromisos. Durante el día tienes que repetirte y recordarte qué es lo más importante que debes lograr. Si cada actividad que planeas tiene ese objetivo específico, solo lograrás hacer cosas de valor.

Si solemos tener la tendencia a llenarnos de tareas pendientes, prueba este ejercicio: Eliminalas. No todas las actividades son igualmente importantes y debes empezar a dedicar tu tiempo solo a las valiosas.

Definitivamente, la disciplina significa control de uno mismo, de las propias acciones y estímulos. Introducir un nuevo hábito significa hacer que nuestro cerebro aprenda algo nuevo, pero para aprenderlo hay que repetirlo una y otra vez!

Italo Olivo

www.iolivo.com

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