La crisis política ha afectado seriamente a Alianza del Lápiz, que surgió en el 2013 como expresión política de la Fundación Arturo Uslar Pietri y, como tal, se arrogaba el pensamiento de intelectuales venezolanos que han dado a la educación el papel fundamental para el desarrollo del país.
Hoy ese movimiento se ha desintegrado por las actuaciones de su principal dirigente, Antonio Ecarri Angola, quien ha mostrado un acercamiento hacia el régimen de Nicolás Maduro, al punto de haber estado en Miraflores y antes tener también un encuentro con José Luis Rodríguez Zapatero, exjefe del gobierno español y quien está vinculado al chavismo.
De fuente fidedigna, El Impulso ha logrado conocer la realidad de la situación que se ha vivido en Alianza del Lápiz. Todo comenzó cuando Ecarri empezó a tomar iniciativas que no compartía con el equipo de la dirección nacional.
Una vez que las tomaba, junto con el secretario general, las daba a conocer vía chat o de repente hacía una reunión para suministrar la información de lo que había hecho. Sus compañeros le habían planteado que una organización que tenga propósitos bien definidos debe contar con una estructura o una coordinación general e intercambio de criterios para escuchar las diversas opciones a los planteamientos que se hagan a la distancia que la organización tiene. De igual modo era conveniente que en materia de trascendencia se abrieran espacios de conversación y se ponderaran razones, se expusieran los criterios y se construyeran acuerdos.
Aún más, quienes hacían la función de consejeros le decían que las direcciones partidistas debían hacer reuniones semanales, atender los planteamientos, se votan propuestas y se acatan los criterios de la mayoría que están más cercanos a los conceptos. Esa es una conducta que se debe asumir para que la organización tenga dinamismo y característica democrática.