La Unión Europea acordó este sábado imponer nuevas sanciones a Rusia, en particular a funcionarios y organizaciones acusados de apoyar la guerra, difundir propaganda o proveer drones. Además, impuso limitaciones al comercio de productos que pudieran ser útiles a las fuerzas armadas.
La presidencia sueca de la UE dijo que las sanciones “están dirigidas a los que toman las decisiones militares y políticas, las empresas que apoyan o trabajan dentro de la industria militar rusa y los comandantes del Grupo Wagner. También se prohíben las transacciones con los bancos más grandes de Rusia”.
Se congelaron los bienes de tres bancos rusos y siete “entidades” iraníes —empresas, agencias, partidos políticos u otras organizaciones— que fabrican drones militares, que la UE sospecha que Rusia ha utilizado durante la guerra.
Las nuevas medidas, propuestas por el ejecutivo de la UE hace tres semanas, fueron aprobadas luego de arduas discusiones internas sobre su formulación precisa, y hechas públicas al día siguiente del primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, la fecha prevista.
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La demora, menor pero simbólicamente importante, es una nueva prueba de lo difícil que le ha resultado al bloque de 27 naciones identificar nuevos blancos para medidas restrictivas que resulten aceptables para todos los países miembros.
Las sanciones, cuyo propósito es socavar la economía rusa y quitarle fondos para la guerra, causan penurias a unas economías europeas ya aquejadas por la alta inflación y los precios de combustibles, así como los efectos de la pandemia de COVID-19.
La UE ya había aplicado sanciones a casi 1.4000 funcionarios rusos, incluido el presidente Vladimir Putin, ministros, legisladores y oligarcas considerados leales al Kremlin, así como a militares considerados responsables de crímenes de guerra o ataques a la infraestructura civil.
El bloque también había congelado los bienes de más de 170 organizaciones, desde partidos políticos y grupos paramilitares hasta bancos, empresas privadas y medios de prensa acusados de difundir propaganda a favor del Kremlin.
El sector energético ruso —el carbón y el petróleo en particular— también fue blanco de sanciones, y la UE, a través de sus propias medidas y decisiones combinadas con las represalias de Moscú, perdió su dependencia del gas natural ruso.