Se dice que es de bien nacido ser agradecido, esto viene como anillo al dedo en el momento de producir en nuestra nación da la impresión que la ingratitud es la recompensa y se castiga a quien desea trabajar, producir y compartir decentemente, para nadie es un secreto que la primera economía del planeta fue la agricultura y la cría; por casi nueve mil años fue la manutención del mundo o sea la única riqueza que noblemente pudo suplir todas las necesidades con dignidad y pureza; si esto lo sabemos todos entonces ¿Por qué el Estado hace todo lo contrario? En vez de poner obstáculos a quienes desean producir alimentos deberían ver como debe ser una grata y beneficiosa alianza entre agricultores y ganaderos, darle un voto de confianza a quienes sí saben producir a tiempo completo en nuestra nación de tierras fértiles de primera productividad; este sector como muchos están abandonados por el estado con una carencia aguda de lo más mínimo en estímulo como si tuviesen pagando errores ajenos o sometidos a la desesperación, al desencanto o cansancio; que lamentable el estado no se dé cuenta del potencial existente de los productores agrícolas y ganaderos y quienes sí saben los sacrificios del campo, que un sembradío, un rebaño de ganado es a tiempo completo, estos no saben lo que son vacaciones y requieren de mucho amor por quienes aman el campo y su sembradío.
Mi deseo y solidaridad, deseando ánimo y fe sin perder las esperanza a mis amigos y colegas campesinos y lo hago con mucho cariño y respeto sufriendo también esos obstáculos porque he sido y seré un pequeño productor de los que años atrás espera compasión, una buena cosecha que nunca llega pero así es la vida del campo, pero aun así fue y será siempre prioritario para nuestra existencia; a mis respetados agricultores y ganaderos llego el momento de tomar muy en serio y con el orgullo de un productor de manos encallecidas y botas con barro, rostro surcado por el sol, el mensaje que nos dejó dicho José Luis San Pedro fue “que las batallas hay que darlas se ganen o se pierdan” por el hecho hay que darlas; algún día quienes ponen trabas serán convencidos de que el campo es la solución y con un bendito aval que nos estimula a no perder el ánimo porque estamos conscientes y convencidos de que aún sigue siendo único, virgen y el más rico del planeta, necesitando con urgencia de gente que se identifique con nuestros sentimientos e idiosincrasia que construye y se destruye y que no se deshaga de lo que Dios nos regaló; un ruego al Espíritu Santo que nos envié del cielo un rayo de su luz, que nos ilumine la idea de acabar con la pobreza extrema de casi el setenta (70) por ciento de niños pasando hambre por desnutrición, que sea corregido, ellos no tienen la culpa, ¡ que pecado tan grande hemos cometido los venezolanos, perdónalos señor!
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Durán